En 2008, una pequeña serie de televisión se abrió camino hacia la pantalla. En su sólido episodio piloto, un apocado maestro de Química que enfrentaba un diagnóstico de cáncer que le cambiaba la vida empezaba a cocinar metanfetamina para juntar dinero para su familia. Los ratings empezaron bajos, pero cuando las primeras tres temporadas fueron subidas a Netflix el show se convirtió en un éxito global.

Once años después –y seis años después de llegar al final-, Breaking Bad es considerado uno de los mejores dramas en la historia de la televisión estadounidense, frecuentemente mencionada en una misma oración junto a The Sopranos y The Wire. La semana pasada se lanzó una secuela llamada El Camino, que pone el foco en Jesse Pinkman, el lánguido socio cocinero del Walter White que compuso Bryan Cranston. En la temporada final, Jesse se convertía en prisionero de un clan de supremacistas blancos que lo torturaban y forzaban a cocinar más producto. En su escena final se lo veía huir en auto del complejo, liberado por White. El Camino, un epílogo a la historia de Pinkman lleno de cameos, comienza precisamente donde terminó la serie.

Hoy, Aaron Paul –que está sirviéndose té de una tetera que se ve muy cara, en un hotel londinense- está a mundos de distancia de su personaje. Pero es feliz de revisitar los momentos más oscuros de su paso por Breaking Bad, algo de lo que aún no puede creer haber formado parte. “Aún después de hacer el test de cámara, nadie me quería”, dice. “Pero Vince Gilligan jugó su carta fuerte y dijo ‘No voy a hacerlo a menos que esté este tipo’. Me dio una oportunidad cuando fracamente nadie más me la quería dar”. Aquí, el actor revela secretos detrás de la escena más desafiante que filmó en su vida, lo que más deseó para su personaje y lo que espera de su nuevo rol en la tercera temporada de la serie de HBO Westworld.

-¿Qué pensaste cuando te llamaron para hacer El Camino?

-Quedé en shock. Vince me estaba llamando para comentar sus ideas sobre el décimo aniversario de Breaking Bad, y quería ver qué pensaba al respecto. Entonces, de pronto me dijo “Hay algo más de lo que te quería hablar”. Venía jugando jugando con la idea de de contar una historia sobre qué le pasaba a Jesse después de Breaking Bad. Estaba shockeado y entusiasmado, porque Vince es un brillante narrador de historias y no iba a contar algo sin una razón. Es la última persona que va a querer joder el legado de Breaking Bad. Me preguntó si me subía al proyecto y dije “Por supuesto. ¿Cuál es la historia?”. El tenía el arco narrativo del film pero dijo “Si está buena lo hacemos, pero no puedo prometerte que se va a filmar. Si no consigo venderla no la vamos a hacer”. Siete meses después me llamó y me dijo que estaba hecho, y me invitó a su oficina a hacer una lectura.

-Es de imaginar que estabas ansioso por ver lo que había hecho.

-La razón de mi excitación es porque escuché su entusiasmo. No podía esperar a mostrármelo. Entonces, fui a su oficina, me saqué los zapatos y me tiré en su sofá. Estaba solo. Me tomé mi tiempo, y me llevó unas tres horas leerlo, y me pareció hermoso.

-Se dice que el primer guión de El Camino era mucho más largo. ¿Cómo te sentiste cuando hubo que cortar cosas en la filmación?

-Después de la lectura tuve una muy larga conversación telefónica con él y le dije “con muchas cosas ‘menos es más’, pero con esta película en particular me parece que ‘más es más’”. Creo que la gente esperaba esto hace mucho. Lo que teníamos era grandioso, pero definitivamente hubo que cortar algunas cosas. Cosas con las que estaba muy conectado, porque estuve leyendo y releyendo el guión y pasé mucho tiempo con él. Dicho eso, pienso que el producto final que conseguimos es muy especial... y se te termina en un abrir y cerrar de ojos.

-Si Walt hubiese sobrevivido, ¿qué creés que hubiera pasado si Jesse y él volvían a encontrarse?

-Él simplemente se hubiera ido. No quería tener nada que ver con él. Es la razón por la que Jane murió, es la razón –al menos en su mente- por la que Andrea y todas esas personas murieron. Todo fue culpa de Walt. Toda su vida quedó patas arriba, sacudida hasta el fondo. Jesse no estaba en un gran lugar cuando se reencontró con Walter White, pero no era un asesino. Jesse terminó siendo un asesino. Fue empujado a un rincón y a hacer cosas horribles por culpa de ese hombre.

-Tanto Vince como Bryan Cranston han hablado de haber quedado tan atrapados por filmar el programa que tuvieron que luchar para desprenderse de él al volver a casa. ¿Tuviste una experiencia similar interpretando a Jesse?

-Sí, un poquito. Especialmente durante las dos primeras temporadas de Breaking Bad, me encontré metido en el personaje y convenciéndome a mí mismo de que era una buena idea encontrar los callejones más oscuros de Albuquerque. Y hay algunos callejones realmente oscuros en Albuquerque. Podía ser Jesse. Podía hacer que la gente a mi alrededor creyera que era este personaje involucrado en las dorgas, tratando de recolectar la mayor cantidad de información posible. Era interesante, pero a la vez aterrador, algo que te abre los ojos. Pero Bryan realmente me enseñó que al final del día se puede ir al trailer de peinado y maquillaje y “lavarse” el personaje, quitarse esa piel, sacarse el vestuario y simplemente volver a ser vos. Es saludable. Y es la manera en la que lo que hago ahora.

-¿Había algo en particular que quisieras para Jesse y que nunca se concretó?

-Me hubiera gustado que Jesse pudiera decirle a los padres de Drew Sharp lo que le había pasado. Porque quería hacer eso. Lo intentó, creo que en el episodio “Blood Money”, en el que Jesse estaba perdiendo toda sensación de realidad, girando fuera de control. Quería ayudar a los padres de Drew Sharp, sí (hace una larga pausa). Me hubiera gustado que al menos pudiera escribirles una carta.

-Hubiera estado bueno ver a Skyler o Marie en El Camino. ¿Se consideró en algún momento que aparecieran?

-Quizás. No lo sé con seguridad. Leí una versión del guión que cambió ligeramente antes de empezar a filmar, pero en la mayor parte era más o menos lo mismo que finalmente hicimos.

-Una vez dijiste que te encantaría aparecer en Better Call Saul. ¿Cómo creés que podría encajar Jesse allí?

-¿Sabés qué? Sempre pensé, al menos al comienzo de Better Call Saul, que había una gran posibilidad de que Jesse apareciera. Pero a medida que fui viendo el show me di cuenta de que sería algo forzado estar allí. Creo que tendría que ser algo pre-Breaking Bad, con una versión más joven de Jesse, lo que simplemente no funcionaría a menos que hicieron algún extraño truco con el aspecto físico... lo que sería interesante. Pero a medida que más veía Better Call Saul, más me parecía que no hay manera de que Pinkman aparezca allí. Pero entonces Vince me llamó y dijo “tengo una idea”. Ahora pienso –especialmente con El Camino- que realmente no puedo imaginar a Jesse apareciendo allí. Pero si Vince y Peter Gould lo quisieran, saltaría sin pensarlo.

-Como espectador, ¿qué personajes de Breaking Bad te gustaría que aparecieran en próximos episodios de Better Call Saul?

-Siempre me siento gratamente sorprendido. Sabía que Gus iba a volver por cierto tiempo, pero me encantó la pista de su regreso al ver los nombres de los episodios. Fue genial. De esa manera encontraron una manera fantástica de ir adelantándole las cosas a los fanáticos.

-¿Cuál fue la escena más difícil de hacer como Jesse?

-Oh, Dios. Hubo unas cuantas. Creo que la escena que tuvo una enorme carga emocional para mí fue cuando está intentando revivir a Jane. Eso fue muy, muy duro para mí. No sé si se sabe, pero a Krysten (Ritter) le hicieron un aparejo especial para que pudiera golpearla tan fuerte como pudiera sin lastimarla. Fue bastante brutal. Ese día fui muy lejos, y fue muy difícil para ella también. Recuerdo una toma en la que gritaron “¡corten!” y yo... estaba tan devastado que no podía salir de eso. Y lo mismo Krysten, que empezó a llorar y pensé que la había lastimado con el aparejo que tenía instalado. Fue emocionalmente muy difícil para ella. Estábamos contando una historia muy dura. Pero a la vez tuvimos un montón de risas durante momentos muy oscuros del show. No fue todo tan tortuoso.

-¿Tenés algún episodio y escena favoritos de Breaking Bad?

-Honestamente, creo que mi episodio favorito fue “Four Days Out”. Actuar solos con Bryan... fue como una obra de teatro para dos tipos. Pero mi escena favorita fue la de la cena entre Walt, Skyler (Anna Gunn) y Jesse. Fue muy divertida de filmar, y cada vez que decían “¡corten!”, los tres empezábamos a reírnos, porque todo era muy incómodo. Skyler sirviéndose casi una botella entera de vino en su copa y preguntando si Walt había contado de su romance. Jesse usando su vaso de agua casi como una pantalla de seguridad, escondiéndose detrás. Pero hubo muchas escenas...

-Vince dijo que uno de sus mayores arrepentimientos sobre el show fue no haberle dado a Jesse una fea dentadura. ¿Hubieras usado dientes falsos?

-(Risas) Hubiera sido algo muy diferente, pero sí.

-Pongamos que en diez años te llama Vince y te dice que tiene una gran idea para una secuela de El Camino. ¿Lo hacés?

-Por supuesto. Seguiría a Vince a cualquier lado. Cuando se me acercó con esto tuve cero dudas. Sé que fui parte de Breaking Bad, pero soy un gran fan de la serie. Es bueno estar orgulloso de tu trabajo, pero no es porque estaba en el programa; era un show buenísimo en todos sus aspectos. Fue... todas las estrellas quedaron alineadas. Creo que el final fue perfecto. De nuevo: Vince es la última persona que querría joder el legado, con lo que no hay dudas, solo disfrute.

-Ahora formás parte de Westworld. Seguramente no podés decir nada, pero ¿qué se puede esperar de la tercera temporada?

-Bueno, fui muy fan de las primeras dos temporadas. De hecho estaba planeado que estuviera en la primera temporada, pero al mismo tiempo estaba en negociaciones con otro show, y la logística se hizo imposible. Me contactaron de nuevo para la tercera temporada y otra vez estaba en negociaciones con otra serie, ¡con lo que estaba viviendo otra vez el msmo momento de mi vida! Me angustiaba porque ya le había dicho que no a Westworld. Y lo vi de nuevo y dije “mi Dios, este es el show perfecto”, No podía perder una segunda oportunidad. Con lo que me senté con ellos y me presentaron el personaje y el arco amplio de la historia y del resto de la serie. Es una locura. Este show es increíblemente ambicioso, entré a esos sets y mi mandíbula dio contra el piso. Me siento como si fuera un chico otra vez, jugando al poliladron en la escala más grande posible. Es muy divertido, y me encanta la ciencia ficción. Es fabuloso.

-Y un desafío.

-Sí. A veces me tengo que pellizcar, porque es raro. Soy el pibe nuevo de la escuela. Estoy yendo a una escuela que amo y amo a todos en la escuela, y quiero que todos me acepten (risas). Pero interpreto a un personaje realmente interesante, que creo que a la gente de verdad le va a gustar. Soy lo opuesto a todos estos personajes en su vestuario, y tengo una experiencia algo así como extracorporal. Es buenísmo formar parte de algo de lo que sos fan.

-Breaking Bad, Bojack Horseman, Westworld... Es una lista impresionante de créditos para tu nombre en un espacio tan corto de tiempo.

-Tengo que decir que soy el primero en admitir la suerte que tengo. Pero repito que fue Vince Gilligan el que me dio la oportunidad cuando nadie más estaba dispuesto. Tuve muchas alzas y bajas, y en el punto más bajo de mi carrera no tenía con qué pagar las facturas. Pedía plata prestada. Pensaba qué podía hacer. Y entonces Vince me contrató. Si él no hubiera jugado esa carta, no sé si estaríamos aquí hablando.

 

*De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.