“Queremos no sólo sumarnos a la exigencia de justicia social que ha llevado al pueblo de Chile a manifestarse con una fuerza inesperada, sino también, y sobre todo, interpelar a ciertos actores cuyo rol, potencialmente significativo, sin duda ellos mismos ignoran”, dice el texto.
En otro pasaje se dirigen “de igual a igual, a los hijos, hijas y familiares del carabinero, del gendarme, del militar que ayer por la tarde u hoy por la mañana salió a la calle a golpear estudiantes; al joven que la semana pasada almorzó con su tío, poco antes de que este último fuera a lanzar gases lacrimógenos dentro del metro, dentro de los vagones mismos, para castigar las ‘evasiones’; a la hija de aquel que volvió a su casa después de haber descargado balas de goma sobre hombres, mujeres y niños que gritaban demasiado fuerte pidiendo condiciones de vida más dignas; al nieto del ‘superior’ que dio la orden de ataque o del funcionario que exigió ‘mano dura’ para mantener el orden público”.
El colectivo define a los destinatarios de la carta como “depositarios de los grandes silencios de nuestra Historia”. Cuentan que “aquí estamos, rompiendo atavismos, y diciendo que los crímenes de lesa humanidad no se habrán cometido en nuestro nombre”. En ese sentido, hacen la invitación “a situarse también, en esta vereda, que no es la del odio ni la rabia sino de la justicia y el respeto fundamental al ser humano”.
Recuerdan que la violencia de los últimos días “trae a la memoria las reminiscencias de la época más sangrienta de la Historia de nuestro país”; y que el uso de términos como “toque de queda” y “estado de emergencia” no hacen otra cosa que reavivar “en nuestro imaginario colectivo las imágenes del golpe de Estado y de la dictadura, con su caga inherente de secuestros, torturas y desapariciones forzadas”.
Por eso, porque “conocemos los signos, y sabemos reconocerlos”, el colectivo hace un “llamado a la desobediencia”. Les recuerdan a los familiares de quienes hoy reprimen que “nadie escoge el lugar donde le toca nacer, pero sí elige el camino que ha de seguir”, y precisan que el camino de ellos es “árido, doloroso” y que está “lleno de contradicciones”. Sin embargo, así y todo, eso ha permitido “disociarnos de un legado de violencia y muerte que no queremos transmitir a las futuras generaciones”.
Por último afirman que “de hermano a hermano, de hermana a hermana, los invitamos a recorrer el camino juntos, en medio de este octubre negro”.