Ser el campeón vigente, eliminar a Boca en las semifinales y la probada capacidad del equipo de Marcelo Gallardo en instancias decisivas colocaría a River como favorito para ganar la final de la Copa Libertadores ante casi todos los equipos del continente. Sin embargo, el poderío de Flamengo, su rival en la definición en Chile, con muchos futbolistas que actuaban en Europa hasta hace muy poco tiempo, invita a pensar que el favoritismo para el conjunto argentino no está tan marcado.
Con su goleada 5-0 sobre Gremio, al que ya había superado en la ida pese al 1-1 en el resultado, el conjunto carioca dejó en claro que se trata de un rival de cuidado para las aspiraciones de River. Desde la llegada del técnico portugués Jorge Jesús y el arribo de refuerzos internacionales durante el receso por la Copa América, Flamengo se potenció y se convirtió en un equipo temible.
A 11 fechas del final del Brasileirao, el equipo de Río de Janeiro lidera los posiciones con comodidad, con diez puntos de ventaja sobre el Palmeiras, el único que parece poder pelearle el título. Más atrás aparecen el Santos de Jorge Sampaoli, a 13 puntos, y el San Pablo, a 18. En la tabla de goleadores, la diferencia también es notoria. Gabigol, el delantero que marcó dos tantos en la paliza sobre Gremio, lidera el listado con 18, seguido por su compañero de ataque, Bruno Henrique, con 13. Y después de Gilberto del Bahia, el tercero con 11, aparece con 10 el uruguayo Giorgian De Arrascaeta, el talentoso volante ofensivo que nutre a los dos puntas. Los tres llegaron este año a Flamengo y ya están perfectamente adaptados.
Gabigol, campeón olímpico con Brasil en Río 2016 y con pasado en el Inter y el Benfica, también comanda la tabla de goleadores de la Libertadores con siete tantos. Y Bruno Henrique, ex jugador del Wolfsburgo, está entre los máximos anotadores, con cinco. En total y contando todas las competiciones, la dupla de ataque "rubronegra" lleva 60 goles en el año, una marca temible para cualquier defensa. Junto a ellos también aparece Everton Ribeiro, con pasado en Cruzeiro.
Pero no se trata sólo de delanteros el poderío de Flamengo. Gracias a las ventas de Vinicius Junior al Real Madrid en julio del año pasado y de Lucas Paquetá al Milan en enero de 2019, los cariocas embolsaron 80 millones de euros por lo que armaron un súper equipo, con nueve refuerzos de primer nivel para afrontar la Libertadores y el torneo local.
Más allá de los tres atacantes, los otros nombres pesados que llegaron en el último mercado de pases fueron los laterales Filipe Luis, figura durante muchos años del Atlético de Madrid de Diego Simeone, y Rafinha, que terminó su vínculo con el Bayern Múnich y regresó a Brasil. También pegó la vuelta el mediocampista Gerson, con pasado reciente en la Roma y la Fiorentina, y se sumó el zaguero español Pablo Marí, cuyo pase era del Manchester City, pero Josep Guardiola no llegó a contar con él.
La otra clave para el despegue de Flamengo fue la llegada del entrenador Jorge Jesús, que le cambió la cara al funcionamiento del equipo. Después de pasar con lo justo la fase de grupos y estar cuarto en el Brasileirao a tres puntos de Palmeiras bajo el mando de Abel Braga, la aparición de Jesús modificó todo para este presente arrasador. Tan contundente es el funcionamiento de su "Fla" que el entrenador portugués lo coloca entre los mejores equipos que dirigió.
"Me pregunto si este Flamengo es el mejor equipo que entrené. Puede que no sea el mejor, pero tengo mis dudas. Mi primer año en Benfica tuve un equipo fabuloso con (Oscar Tacuara) Cardozo, (Javier) Saviola, (Ángel) Di María, Ramires y (Pablo) Aimar. Ese equipo era muy creativo, la verdad no sé cuál es mejor", expresó el DT de 64 años tras la clasificación del miércoles.
Por si no le faltaran variantes, Flamengo también puede jactarse de tener un arquero de primer nivel como Diego Alves, el portero con mayor cantidad de penales atajados en la Liga española. Con Lionel Messi, Cristiano Ronaldo y Antoine Griezmann entre sus víctimas, Alves tiene el récord de 24 penales detenidos en su paso por el Almería y el Valencia.
A ese rival deberá vencer River si pretende levantar una nueva Copa Libertadores. Pergaminos no le faltan, aunque los antecedentes marcan que no será sencilla la final del 23 de noviembre en el estadio Nacional de Santiago.