La canasta básica (CBT) que define la línea de pobreza tuvo un aumento del 5,4 por ciento en septiembre en relación al mes anterior, mientras que la canasta alimentaria (CBA), que se utiliza para medir la indigencia, subió un 4,9 por ciento. En tanto, la comparación interanual arroja un alza del 54,2 por ciento en la CBT y del 53,6 por ciento en la CBA. Son alzas que superan muy ampliamiente a la evolución de los ingresos, lo cual implica una desmejora de los indicadores sociales. La pobreza podría acercarse al 40 por ciento para fin de año.

Según el dato correspondiente al primer semestre que emitió el Indec, la pobreza alcanzó al 35,4 por ciento de las personas que habitan la Argentina, el máximo valor desde que asumió Mauricio Macri, mientras que el número de indigencia se ubicó en el 7,7 por ciento. En términos absolutos, hay más de 16 millones de pobres en el país, de los cuales 3,4 millones están en una situación de indigencia.

El deterioro de los indicadores sociales se explica por la altísima inflación en bienes y servicios básicos. En septiembre, un hogar compuesto por dos adultos y dos menores necesitó 34.784 pesos para no ser considerado pobre en términos de ingresos. Se trata de un aumento de 12.226 pesos en términos absolutos frente al mismo mes del año pasado, que equivale a un 54,2 por ciento. En nueve meses, la suba es del 36,4 por ciento. En tanto, la canasta “de indigencia” para el mismo tipo de hogar se ubicó en 13.913 pesos, 4854 pesos por encima del presupuesto de septiembre de 2018, lo que equivale a un 53,6 por ciento. Desde enero, el incremento de la canasta alimentaria también es del 36,4 por ciento.

Según el Indec, la suba interanual de precios minoristas del rubro alimentos y bebidas es del 56,9 por ciento. En leche, productos lácteos y huevos, el alza es del 74,6 por ciento, mientras que en aceites, grasas y manteca, del 62,9 por ciento. Azúcar, dulces y golosinas acumula en doce meses un incremento del 62,9 por ciento y verduras, tubérculos y legumbres, un 56 por ciento. En aguas y gaseosas, la suba es del 58,5 por ciento y en café y yerba, del 55 por ciento. En medicamentos, artefactos y equipos de salud, la inflación minorista de septiembre arrojó un aumento del 87 por ciento, mientras que en electricidad, gas y agua, el incremento es del 56,6 por ciento.

En cambio, la marcha de los ingresos es mucho más moderada. El último informe oficial disponible muestra que hasta julio la suba interanual de los salarios de los trabajadores del sector privado registrado era del 44 por ciento, mientras que los empleados del sector público registran un alza del 46,5 por ciento. Mucho más atrás quedó el sector no registrado, con un incremento estimado en el 34,7 por ciento. Pero además de la suba del salario por debajo de la evolución de los precios, la economía viene destruyendo puestos de trabajo, lo cual se refleja en la desocupación récord en catorce años, del 10,6 por ciento en el segundo trimestre. Son más de dos millones de personas en todo el país que no tienen empleo.