En un final sin precedentes en la historia de los premios Oscar, con un papelón que parecía inimaginable en un show de la envergadura de la ceremonia de la Academia de Hollywood, Luz de luna rompió con todos los pronósticos y se quedó con el premio a Mejor Película de la 89° edición de los Premios Oscar, que se entregaron anoche en el Dolby Theatre de Los Ángeles.
En un principio, los presentadores del premio principal, Warren Beatty y Faye Dunaway, anunciaron que la ganadora era La La Land, pero aparentemente les habían dado un sobre equivocado. La confusión reinó en el escenario y las disculpas de todos los involucrados no fueron suficientes. Al cierre de esta edición, se esperaba algún tuit de Donald Trump, quien fue el blanco de críticas y pullas de toda la velada y a quien le quedó servida la venganza en bandeja.
La gran favorita, La La Land, que había cosechado 14 nominaciones, se quedó con el consuelo de haber sido la más ganadora de la noche con un total de seis estatuillas, entre ellas la de Mejor Director y Actriz, contra los tres que acumuló el film de Barry Jenkins (aspiraba a ocho).
Le siguieron Hasta el último hombre y Manchester junto al mar, con dos para cada una. El premio a Luz de luna -con presencia en ocho ternas- sorprendió a absolutamente todos. Incluso a sus responsables, quienes, en uno de los momentos más increíbles de la historia del Oscar, miraban desde las butacas cómo festejaban sus colegas de La La Land. Hasta que uno de ellos, en plena celebración, se percató que en realidad todo se había tratado de una confusión del actor Warren Beatty, quien leyó "La La Land" sin darse cuenta que se trataba del sobre de Mejor Actriz y no del de Mejor Película. El resultado fue una escena cuanto menos curiosa: el mismo productor que hasta ese momento le agradecía al mundo, terminó entregándole el premio a sus pares.
Al margen del blooper de Beatty, durante la ceremonia hubo pocos indicios que permitieran vaticinar el triunfo de Luz de luna. Al fin y al cabo, La La Land, que había tenido un dominio prácticamente monopólico en la temporada de alfombras rojas, venía imponiéndose con holgura llevándose los rubros Diseño de Producción, Efectos visuales, Edición, Fotografía, Música Original, Canción, Dirección y Actriz. Mientras que el film de Barry Jenkins se había llevado apenas dos: Mejor actor de reparto para Maharsala Alí y Guión Original.
El triunfo de Luz de luna, que relata el proceso madurativo de un chico negro homosexual de Miami en los '80, podría entenderse como una rápida respuesta de la Academia ante el escándalo de los #OscarsSoWhite del año pasado, cuando no hubo ningún afroamericano en los rubros actorales. Además del de Mejor Película, el film de Jenkins se quedó con el premio a Actor de Reparto para Maharsala Ali y Guión Adaptado, mientras que Viola Davis se alzó con el femenino por Fences. El tercer intérprete de color con chances serias en los apartados interpretativos era Denzel Washington, pero finalmente Casey Affleck terminó imponiéndose como Mejor Actor por Manchester junto al mar.
La sorpresiva victoria no fue única señal política enviada desde Hollywood. Ya desde el mismo inicio, las referencias críticas a Donald Trump en el discurso del presentador Jimmy Kimmel marcaron la tónica abiertamente opositora de la ceremonia. "Nos están viendo en más de doscientos países que nos odian", dijo Kimmel. También hubo tiempo para una andanada de elogios del presentador y un aplauso generalizado a Meryl Streep, quien había sido catalogada como "mediocre" por el presidente de norteamericano después de criticarlo en la ceremonia de los Globos de Oro. En ese contexto tampoco pareció casual el premio a Mejor Film extranjero para El cliente, de Asghar Farhadi, ausente con aviso (ver nota aparte) a modo de protesta contra las políticas migratorias del Ejecutivo norteamericano.