La foto de un niño que sale del mar con el cuerpo cubierto de petróleo recorrió medios de todo el mundo y se viralizó en las resdes sociales. La escena fue retratada en el Cabo de Santo Agostinho, en Itapuama, al noreste de Brasil, cuando el chico de 13 años colaboraba como voluntario para quitar los residuos de petróleo que invadieron las costas brasileñas.
El lunes pasado, Everton Miguel dos Anjos se sumó junto a sus cuatro hermanos y varios primos a retirar con sus manos los residuos de crudo esparcidos por la arena e incrustados en las rocas.
En un primer momento Everton entró al agua con una remera pero como se manchó completamente de petróleo, se quitó la camiseta y se puso una bolsa de residuos.
El joven contó que su madre, que administra un bar en la costa, le dio permiso para participar de las tareas de limpieza pero que luego al ver la foto lo retó por exponerse al petróleo. "Le había pedido permiso para ayudar a limpiar la playa y ella me lo dio, ¡pero a condición de que no me ensuciara!", explicó Everton.
El ministerio de Salud brasileño recordó que la inhalación de vapores de petróleo o el contacto físico con sus sustancias tóxicas es realmente peligroso.
Luego de que se viralizara la foto, equipos del Ejército emprendieron las tareas de limpieza y se prohibió la participación de niños entre los voluntarios. Según datos de la Marina de Brasil, ya fueron retiradas más mil toneladas de crudo.
El derrame fue identificado por primera vez el 30 de agosto en Paraiba (noreste) y desde entonces se constató la presencia de petróleo a lo largo de unos 2.250 kilómetros, llegando a afectar algunas de las playas consideradas paradisíacas de la región.
En total fueron afectadas unas 200 localidades. Organizaciones ambientalistas denunciaron que el Gobierno tomó cartas en el asunto demasiado tarde y que fueron escasos los medios que se pusieron a disposición de la limpieza. Muchos consideraron que estaban ante la peor catástrofe ambiental del noreste brasileño.