Las obras de refacción que se desarrollan en la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR permitieron descubrir en el patio del edificio hallazgos arqueológicos que se remontan a la ocupación del predio durante el siglo XIX.

El hundimiento del piso que produjo la filtración de una cañería generó un pozo de mayor profundidad de lo que estaba planteado en el plan de obras del proyecto de remodelación del patio. Dada esta inesperada situación, el equipo del Departamento de Arqueología de la Escuela de Antropología solicitó realizar una investigación del suelo para determinar el valor arqueológico de la inesperada revelación.

Hallaron restos de un contrapiso y desagües que pertenecieron a una cervecería que funcionó en el predio desde 1870 a 1899.

Los investigadores esperaban encontrar algún tipo de mini basural o restos de metal y lozas que se utilizaban en las obras edilicias a finales del siglo XIX y principios del XX, y que pudieran ser parte de la edificación del Colegio de la Santa Unión de los Sagrados Corazones, donde actualmente funciona la Facultad de Humanidades y Artes, en Entre Ríos al 700.

Lo que el equipo de arqueología no sospechaba es que había una estructura previa a 1900 y a la construcción del colegio. Hallaron restos de un contrapiso y desagües que pertenecieron a una cervecería que funcionó en el predio desde 1870 a 1899. El contrapiso se había construido con botellas partidas, una práctica bastante habitual en la época, mientras que la estructura sería una cámara de desagües cloacales, que por su estilo de construcción son anteriores a 1890, cuando en el centro de la ciudad se puso en funcionamiento el sistema de agua corriente.

Mariana Algrain, docente de la UNR y miembro del Centro de Estudios Arqueológicos Regionales, destaca que en la excavación pueden detectarse los distintos procesos históricos por los que atravesó el terreno: "Primero encontramos parte de la cerámica del museo arqueológico que fue descartada durante la dictadura, después hubo restos de la construcción del colegio y, más profundo, hallamos cámaras y un contrapiso del Siglo XIX. Acá tenemos un palimpsestos de distintos sucesos que hacen a la historia de Rosario y de la Facultad". La arqueóloga señala que en algunos sectores se va a profundizar la excavación para ver si aparecen piezas de la época colonial.

Para Fernando Oliva, director del Departamento de Arqueología, este tipo de hallazgos tienen un alto valor patrimonial y es muy importante su conservación y socialización. "Estamos dialogando con el área de Infraestructura Universitaria para que se mantenga la mayor parte de esta estructura, se pueda poner en valor y sea aprovechado por la comunidad. Además de estar contentos por el descubrimiento, queremos que este hallazgo se potencie y se le dé un uso académico", señaló Oliva.

El contrapiso se había construido con botellas partidas, una práctica bastante habitual en la época. Esos restos quedarán preservados.

"Que las pesquisas se hicieran en la Universidad Nacional de Rosario fue una gran ventaja porque es un espacio público y de jurisdicción nacional, lo que nos permitió actuar rápidamente. De hecho este descubrimiento ya fue declarado ante el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, pasando a formar parte del patrimonio del país", destacó.

Las tareas arqueológicas en el patio de la Facultad las desarrollan los docentes y estudiantes de antropología, a quienes les permiten participar de una excavación en su mismo ámbito de estudio.

En un extremo del patio se encontraron 135 botellas de cerveza, hechas de cerámica Gres, de fabricación inglesa y escocesa, que ingresaron al país entre 1830 y 1914. Además de un contrapiso fabricados con decenas de botellas que se espera puedan dejarse en el terreno, protegiéndolas con alguna estructura de vidrio para su conservación y exhibición.

"Las botellas de cerámicas Gres entraron por millones al país durante el siglo XIX y cuando se rompían se las empleaba en la construcción", aclara Diana Tamburini, docente e investigadora del área.

Luego de la extracción, los elementos encontrados se analizan en el laboratorio del departamento de arqueología. "Lavamos las botellas con agua destilada, después se separan morfológicamente y se fotografían para su clasificación. Para determinar el año y el origen de las botellas estamos utilizando unos catálogos realizados por investigadores y coleccionistas de Rosario y Buenos Aires. Con esa información vamos a poder construir una base de datos", detalla la investigadora.

Las cervecerías

En la segunda mitad del siglo XIX la calle Entre Ríos era conocida como la calle de los Alemanes debido a la cantidad de cervecerías que había en la zona. Todas las fábricas importaban botellas de cerámica Gres de diferentes formas y tamaños, a las cuales se les ponía una etiqueta de papel o un sello de cerámica de cada fabricante. Estas botellas ingresaron masivamente al país desde 1830, aunque en Europa se fabricaban desde el siglo XVI, y dejaron de ingresar a Argentina en 1914 con la primera guerra mundial, cuando fueron reemplazadas por las botellas de vidrio de fabricación nacional como las que se utilizan actualmente.

De la investigación participa como asesor externo, Soccorso "Nino" Volpe, arqueólogo graduado de la UNR, que realizó un estudio sobre las cervecerías en Rosario. "Por el tipo de ladrillos se ve que la construcción es de aproximadamente 1870, en la época funcionaba la "Cervecería La Nacional". Los primeros dueños tuvieron un problema judicial por lo que pierden la cervecería y cambia de propietario aunque conserva el nombre. En 1889 se vende nuevamente y se convierte en Cervecería Unión, mientras que en 1895 se transforma en Cervecería y Licorería "La Unión", que funcionó hasta 1899. Tanto la historia escrita por Wladimir Mikielievich, uno de los principales archivistas de Rosario, como la del coleccionista Jorge di Fiore, ubican a las cervecerías en Entre Ríos 750, entre Santa Fe y Córdoba", explica el investigador.

Preservación patrimonial

Soccorso Volpe resalta que pocas veces ocurre un hallazgo como este en las obras en construcción y cree que los empresarios no informan si encuentran algo por temor a que se les paralice la obra, o no consideran que el siglo XIX sea importante para la reconstrucción histórica, lo entienden más como una curiosidad sin reconocer su valor histórico y pedagógico.

En la Argentina existe la ley 25743 que protege el patrimonio arqueológico y paleontológico, y que demanda que frente a un posible descubrimiento, se avise a las autoridades. Oliva considera que es en la aplicación de la reglamentación donde hay fallas, ya que no se puede dejar en manos de los empresarios el acto de anunciar un hallazgo, sino que tendría que existir lo que se llama "arqueología de impacto": "Cuando se hagan obras en un terreno del que se sospecha pueda tener alto impacto patrimonial, debería existir un inspector arqueólogo que pueda analizar el valor de lo que se encuentra".

Los arqueólogos sostienen que es el desconocimiento lo que pone a los constructores a la defensiva cuando muchas veces un hallazgo arqueológico puede aumentar el valor de la propiedad. En este sentido, el equipo de arqueología resaltó el compromiso que las autoridades de la Facultad asumieron con la investigación que están realizando y el apoyo obtenido, así como la colaboración de los trabajadores de la empresa constructora que están atentos a cualquier posible descubrimiento.

 

La intención de la institución es que estos descubrimientos puedan ser mostrados al público, así como el resto del material arqueológico, a través de muestras y paseos.