Desde Montevideo

En el Parque Batlle, un barrio de casas que se parece al porteño Belgrano, vive el futuro ministro de Interior de Uruguay, si es que el Frente Amplio gana un cuarto mandato. A unos metros de la casa de Gustavo Leal, un pequeño cartel en otra vivienda se dirige a los ladrones: “los vecinos vigilan”. Leal es consciente de que el tema inseguridad es una preocupación de la ciudadanía. La cifra de asesinatos por cada cien mil habitantes es de 11,8, por encima de Argentina (5,5). El sociólogo, que estuvo a cargo de la estrategia de Convivencia del ministerio de Interior, dirigido por Eduardo Bonomi, se muestra crítico del plebiscito sobre seguridad. “Abordar los problemas de seguridad con palo y palo no es la manera. Se deben construir condiciones de igualdad, seguridad y no impunidad”. Y agregó: “Habla bien del Uruguay que ningún candidato apoye esa reforma”

--¿Que haría distinto para disminuir la violencia?

--Presentamos doce medidas de convivencia y seguridad.  Hay que introducir cambios en la política de seguridad y de profundización de lo que se ha hecho. Se avanzó en la profesionalización de la policía e incorporación de tecnología. Hoy la policía es la institución con mayor confianza pública, de acuerdo a Latinobarómetro. Se mejoró salarios y equipamiento. En los cambios y ajustes creemos que hay que apuntar a una sociedad que fue cambiando. Planteamos aumento de video vigilancia con incorporación de 10 mil cámaras en el interior, incorporar la tecnología del registro facial en el espacio público. Ya la usamos de forma exitosa en los estadios. Vamos a perseguir tanto el gran narcotráfico como el microtráfico. El microtráfico altera la convivencia en los barrios. Estamos muy atentos a lo que pasa en la región, por ejemplo en las favelas de Río, donde el Estado negocia su presencia. El Estado tiene que ser el escudo de los débiles y no puede negociar con los narcos. Una de nuestras propuestas es fortalecer la fiscalía en lo que tiene que ver con la corrupción policial. Hubo un proceso de depuramiento, pero el narcotráfico tiene capacidad de presionar con lo económico, generando lazos de colaboración.

--¿Hay nuevas formas de delitos como el sicariato?

--A mi me tocó intervenir en Casa Valle, fue una intervención muy fuerte en 2007 porque había un proceso similar a lo que a ustedes les pasó en Rosario. Se basó en un trabajo de inteligencia y quirúrgico, distinguiendo entre narcos y laburantes, que conviven en un mismo barrio. Estamos en contra de la militarización. El sicariato como modalidad tiene como punto de referencia en 2012, en particular por la muerte por encargo de un narco; la capacidad por emulación es muy alta. Hoy 57 por ciento de los homicidios están relacionados con conflictos entre criminales. Creo que estamos a tiempo de poder revertir y de poder intervenir. De hecho, los homicidios bajaron este año casi un 18 por ciento.

-- Organizaciones humanitarias como Amnistía Internacional denuncian el estado de situación crítico en las cárceles de Uruguay. ¿Qué responde?.

-- Tenemos 11.200 presos. Proponemos que la cárceles salgan de la órbita del Ministerio de Interior, que éste no esté a cargo de los procesos de rehabilitación. Queremos que se ocupe un organismo descentralizado. Planteamos una fuerte apuesta a la reinserción laboral, con seis mil becas de formación laboral para las personas privadas de su libertad.