Desde Córdoba
A contraviento de la totalidad del país, Córdoba, igual que la ciudad de Buenos Aires, sigue siendo amarilla. Macri logró un 61,33 % de los votos; seguido por el Frente de Todos con un 29,24 %. La diferencia fue aún mayor para Cambiemos que en las Paso del 12 de agosto pasado, cuando Macri-Pichetto obtuvieron 47,05 %; y Alberto y Cristina Fernández, un 29,78.
El gran perdedor fue el gobernador Juan Schiaretti. Su estrategia de “prescindencia” para apoyar abiertamente a Macri o a Les Fernández, mientras insistía por su “boleta corta”, sólo le alcanzó para un raquítico 16 %. El porcentaje le restó una de las dos bancas de diputados que proyectaba después de las Paso, para Carlos Mario Gutiérrez y Claudia Martínez. La candidata se quedó afuera. “Lo que pasa es que hay falta de cultura política de cortar boleta, los cordobeses no están acostumbrados”, argumentaron desde su bunker ni bien se conoció que los cambiemitas le arrebataron ese escaño, que finalmente será para Luis Juez. Incluso el domingo por la noche se esperanzaban en sumar una sexta banca con el escrutinio definitivo. Así, Negri, Soher El Sukaría, Víctor Hugo Romero, Leonor Martínez Villada, Juez y Adriana Ruarte integrarán el bloque amarillo en la Cámara Baja.
Ya por la mañana, apenas votó –sin su campera roja de la suerte por el intenso calor que ardía en las calles-, Schiaretti se escudó en “el diálogo central para poder avanzar”, y en su “disposición de trabajar con el próximo presidente de la Argentina”, tal cual convino en la reunión que mantuvo con Alberto Fernández en una de sus visitas a Córdoba. Lejos del 57 % de su reelección del 12 de mayo, por la noche se hablaba de un posible sisma pejotista a partir de la actitud funcional al macrismo del gobernador, y el portazo de Carlos Caserio, quien podría formar parte del gabinete de Alberto a partir del 10 de diciembre.
Desde su espacio, siempre abroquelado en su continuidad, Mario Negri, que ostenta el récord de permanencia en puestos públicos desde 1983, abrió el paraguas por otro posible “lunes negro” autoprovocado, cuando se le consultó sobre el comportamiento de los mercados. Engolado, dijo esperar “un lunes a donde (sic) la política y la sociedad no dramaticemos un acto electoral y no trabajemos para profundizar la incertidumbre económica y política”. Un plural que el cordobés debería redirigir hacia el propio Macri, tras la corrida bancaria de la cual el país todavía no se ha recuperado.
El triunfo nacional se respiraba en el bunker local del Frente de Todos. La vuelta de Alberto y Cristina Fernández a la presidencia de la Nación llenó de abrazos y cánticos a una multitud que festejó también las dos bancas que ocuparán los cordobeses Eduardo Fernández y Gabriela Estévez. “¡Presidente, Alberto presidente!, cantaban eufóricos los cientos de militantes que bailaban y se abrazaban eufóricos. “Macri en el poder ha sido una larga larga pesadilla –le dijo a Página/12 Lidia, una mujer de 60 años que se reía y lloraba a la vez. "Hemos pasado la dictadura, cierto. Y fue terrible. No quiero comparar. Pero te aseguro que muchísimos, aún entre la gente que lo votó, no esperábamos atravesar de nuevo una etapa tan oscura, tan miserable como la que hemos vivido. Hambre, hemos pasado hambre. Compramos los medicamentos sueltos… Estos tipos destruyeron casi todo. ¡Nos han endeudado por 100 años! Gracias a Néstor y Cristina ya habíamos probado cómo era vivir mejor. Eso no se olvida. Y eso es lo que hemos votado ahora de nuevo en todo el país. Estoy muy muy emocionada. No voy a poder dormir de la chochera”.