El secretario general de la Juventud PRO nacional, Francisco "Paco" Orell, terminó demorado unas horas el domingo a la noche en la comisaría 12ª por querer impugnar una mesa en la escuela José Ortolani, de Génova al 3200, luego de discutir con el fiscal de Consenso Federal por discrepancias en los números, e inscribir una leyenda en el telegrama. "Nadie puede insertar inscripciones en ningún documento porque puede configurar un delito de adulteración. Además, fue con una actitud muy prepotente pero lo grave fue que dijo que era abogado y no lo es", señaló Eva Calabria, abogada del Frente de Todos, quien fiscalizaba en la escuela de Empalme Graneros y realizó la denuncia en la Justicia Electoral. A Orell lo acompañó en la dependencia policial el presidente del Concejo Municipal, Alejandro Roselló, quien se acercó hasta la escuela al enterarse de la situación. "Lo único que quiso hacer Paco fue dejar constancia en el acta con su firma que había tres sobres de más y lo llevaron detenido. Por eso fui a la comisaría a asistir a un amigo, a un militante", aclaró el edil.

Calabria estaba designada como fiscal electrónica del Frente de Todos en la escuela Ortolani, pero como no llegaron las máquinas, los datos se transmitieron de manera convencional. "Cuando me estaba por ir, faltaba una sola mesa en la que tenían una diferencia de dos votos, con lo cual no se podía solicitar la impugnación y me fui. Pero a los 15 minutos me llaman para contarme que había un abogado del PRO que quería impugnar la mesa, y volví. Este chico (por Orell), que hasta ese momento nadie lo identificaba; en el telegrama, que ya estaba firmado por las autoridades de mesa, hace inscribir una leyenda como fiscal de Juntos por el Cambio manifestando que era plausible de nulidad", relató la abogada.

"Nadie puede insertar inscripciones en ningún documento porque puede configurar un delito de adulteración. Le pregunté si era abogado y me contesta que no. La directora de la escuela, con criterio, nos pidió que tratáramos ese problema para poder conservar la mesa, que era lo que queríamos todos los fiscales, menos este chico. Nos fuimos al patio, y lo único que le pedí a Gendarmería fue que lo identifiquen para poder llevarme el nombre y hacer la denuncia correspondiente en el Tribunal electoral porque el escrutinio pudieron terminarlo", agregó.

A Orell lo acompañó en la dependencia policial el presidente del Concejo Municipal, Alejandro Roselló. "Fui a asistir a un amigo", dijo.

Según Calabria, Gendarmería no quiso intervenir y pidió que llamaran al 911. "En eso llegaron dos policías, y les pedí saber quién era esa persona, que invocó un título e hizo una inscripción, para saber si eso era un delito, y ahí llegó el concejal Roselló. Estaban en la puerta, y el chico quería salir de la escuela. Le digo al policía que se estaba yendo y al final no lo habíamos identificado. Hubo discusiones, Roselló dijo que estaba designado como abogado, y la policía tomó la decisión de trasladar las cosas a la comisaría", relató la abogada.

Como la policía no encontraba a los fiscales, la abogada decidió irse pasadas las 3.15 y volvió para las 8 a que le tomaran la denuncia. "Ratifiqué y llevé los datos del Fiscal Gustavo Onel. Se comunicaron con él para pedirle instrucciones y enviarle las actuaciones. Se trató de un conflicto que fue escalando y que con una simple identificación pudo haberse evitado, pero esto habla de la prepotencia con la que se presentan", consideró Calabria, quien lleva más de 10 años fiscalizando en Empalme Graneros: "Nos conocemos, podemos tener nuestras diferencias, pero trabajamos con respeto. Este chico fue a alterar esa forma de trabajo". Orell dijo que había una irregularidad en la mesa porque en el escrutinio faltaban tres votos en la categoría a Presidente y seis en la de Diputados. "Por eso el fiscal de mesa de Juntos por el Cambio dejó constancia en el acta la irregularidad, para que después la justicia en el escrutinio definitivo le preste atención", explicó.

"Allí apareció la abogada que hace la denuncia, y después llegaron dos patrulleros. La abogada me señala a mí y dice: `A él llevatelo´. Y cuando me estaban llevando llega Alejandro que se presenta como abogado, pero en este caso como amigo y se sube al patrullero conmigo. Estuvimos hasta las 4.30 y me pidieron volver a las 8. Volví con otro abogado, y como no se pudieron comunicar con un fiscal nos fuimos", concluyó.