La familia Lyons tiene una vida tranquila, se llevan bien entre ellos, hacen lo que les gusta y no se plantean demasiado cuáles son los problemas del mundo. Hasta que los años empiezan a pasar y la realidad política, social y tecnológica se vuelve demasiado efervescente para lo que están acostumbrados en el Reino Unido. La vida pública empieza a influenciar y transformar su vida privada, como nunca antes, viven pendiente de la tele, y las decisiones políticas comienzan a meterse en sus vidas hasta afectar cada vínculo y vida laboral.
La serie se llama Years and Years pero podría llamarse “Cuando Europa se parece un poco a la Argentina”. En un futuro cercano suceden cosas impensadas para la realidad europea pero conocidas para los que vivimos de este lado del mundo: bancos que se quedan con el dinero de los ahorristas, gente que era de clase media y tiene que vender su casa y tener tres trabajos para sobrevivir, madres solteras sin empleo, cortes de luz constantes, realidad política y económica en constante revuelo. El ciudadano común está atravesado por la política en su vida cotidiana, todo lo que sucede se muestra por la televisión e impacta directamente en sus vidas.
En este ir y venir constante entre la vida cotidiana privada, de los vínculos afectivos de una familia, y la vida pública política y social, hay dos figuras femeninas que protagonizan la serie y la hacen avanzar. Por un lado, está la abuela matriarca (Anne Reid) que comanda y une a todos los nietos, una mujer que vive en un caserón apartado de la ciudad y que tiene la voz de la sabiduría y del sentido común. Es la que pone orden y no los deja caer en la pantomima de la angustia, les dice lo que está bien y lo que está mal, ayuda económicamente, los congrega por teléfono en una especie de aparato que llama a todos y los hace hablar entre sí y en una mesa familiar les baja línea en un discurso memorable en el que asegura que todos ellos tienen la culpa de la decadencia, por haber sido cómplices y no quejarse nunca de las injusticias, por no haber hecho nada para cambiar las cosas. Cada uno es responsable y tiene que hacerse cargo.
En la esfera pública, el personaje que congrega la trama es el de la nueva política conservadora Vivienne Rook, interpretado por la gran Emma Thompson, en uno de los roles más significativos de su carrera. Desde la televisión, Rook no deja de lanzar barbaridades, de mostrarse insensible, inhumana, discriminadora y brutal en cada una de sus declaraciones. Un personaje que puede tener alguna relación con esta nueva camada de políticos, que dicen ser ciudadanos comunes que van en contra de los políticamente correcto, y terminan largando un batería de medidas en contra del pueblo y de los derechos básicos de las personas, como Donald Trump o Jair Bolsonaro. Dice cosas como: “No me importa el conflicto entre Palestina e Israel, me importa que levanten la basura de mi cuadra. Acaso no puedo ser sincera”. O cuando dan por muerta a Angela Markel señala: “Que se pudra, el mundo ahora es más bello”. Estas declaraciones, supuestamente sinceras y viscerales, terminan convenciendo al electorado y la llevan al poder. Lanza muchas medidas cuestionadas como la Ley del Cuarto Vacío que obliga todo inglés que tenga una habitación sin uso en su hogar a albergar a alguien sin vivienda. Al mismo tiempo, manda a los inmigrantes, refugiados, a campos de concentración para que se “auto exterminen por negligencia”. El tema de los inmigrantes y refugiados se aborda en la serie como esa problemática que vuelve egoísta y discriminador al más progre, algo que todavía Europa no pudo resolver.
Years and Years se plantea como una distopía del futuro, pero las escenas y el guión terminan resultando aplastantes por su realidad tan tremenda y posible, y a pesar de algunas confusiones en la narración, resulta atrapante.