Elisa Carrió cumplió, al menos, con una parte de su anuncio de dejar la política partidaria: le presentó su renuncia al titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. De esta manera, la dirigente -que tenía mandato hasta 2021- dejará su banca el 1º de marzo de 2020. "Ahora, si quieren, la van a poder meter presa. Ella sueña con eso", comentaron en su entorno. Mientras, el senador Miguel Angel Pichetto, que termina su mandato en diciembre, adelantó que “es probable que vuelva a la actividad privada. No estoy pensando en ir a un cargo público. No soy una hoja que vuela en el viento, tengo posiciones y las voy a mantener. Dejo el parlamento”.
Carrió comunicó su salida de la política partidaria en el primer encuentro de la Mesa de Acción Política de Juntos por el Cambio, el día siguiente a la elección. Allí el presidente Mauricio Macri; la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal; el jefe del gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; y el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, entre otros, escucharon cómo ella les informaba que no estaría más en esas reuniones y que, en su lugar, iría Maximiliano Ferraro.
Luego de que Carrió hiciera pública su decisión de dejar la política partidaria (algo que ya dijo que iba a hacer en otras oportunidades), en su entorno indicaron que Carrió podría dejar su banca en enero y febrero. Pero la diputada lo efectivizó con una carta destinada a Monzó. “Solicito se arbitren los medios para que el cuerpo acepte mi renuncia voluntaria al cargo”, indica la carta.
De inmediato, el bloque de diputados de la Coalición Cívica salió a respaldarla y ratificó a Ferraro como presidente de la bancada. Es que parte de la intención que manifestó Carrió es dar lugar a las nuevas generaciones. "Como parte fundamental de Juntos por el Cambio, nos comprometemos a la unidad del espacio y la representación del mandato popular de los más de diez millones de argentinos que nos acompañaron en estas elecciones”, sostuvieron los legisladores. “Acompañamos la decisión de Lilita de retirarse de la política cotidiana, de la actividad partidaria y su renuncia a la banca de diputada de la Nación. Seguirá comprometida, en sentido humanista, ya que esto le va a permitir dedicarse a lo que hoy también le preocupa y sucede en el país y en el mundo: populismos de izquierdas y derechas, migrantes y derechos humanos”, dijeron.
Por su lado, Pichetto deberá dejar su banca no por decisión propia, sino porque se le termina el mandato. El ex candidato a vicepresidente advirtió que probablmente vuelva a trabajar en la actividad privada, aunque no especificó en qué area. También se refirió a la salida de Carrió: “Tengo algunas dudas al respecto. Para Cambiemos fue un soporte anímico para el Presidente después del 11 de agosto. Tiene esa capacidad de resistencia”. El senador se defendió ante las críticas por no haber avalado el desafuero de Cristina Fernández de Kirchner, pedido por el juez Claudio Bonadio. Lejos de una cuestión de principios, pretextó un motivo pragmático: “Algunos no entienden nada, Cristina hubiera sido candidata desde la cárcel, victimizada”.
En la disputa interna que se viene, tanto Carrió como Pichetto eran sostenes de Macri para continuar siendo el líder de Juntos por el Cambio, un lugar que no convence a otros sectores del espacio. Pichetto volvió a insistir en que ese lugar es solo para el Presidente: “Lo otorga la ciudadanía, ha quedado claro que hay un liderazgo consolidado de un Presidente que se reencontró con la gente. Este espacio hay que consolidarlo, yo voy a estar ahí. Una fuerza de centro democrático que sea un espacio permanente”.