Javier Martínez, viejo gladiador del blues criollo, no se corre un segundo de la trinchera. “Vibra bien un ciclo de blues nuestro, con nuestras historias y nuestro idioma”, dice a PáginaI12, ante la inminencia de un paso más en la batalla. Será este miércoles a las 21 cuando Lucille (Gorriti 5520) abra sus puertas al género y las mantenga así, de par en par, todos los miércoles de noviembre. “Hacer blues desde nosotros es aportar a la identidad y al enriquecimiento de nuestra cultura con aportes universales que toman ciudadanía argentina, como lo hizo el vals en el folklore en el siglo XIX”, desarrolla el fundador de Manal, que lucirá sus asperezas y espesuras urbanas junto a Maxi Delli Carpini en guitarra y Charly Miranda en bajo. El baterista cantor será entonces el puntapié inicial de la serie de conciertos que también tendrá como protagonistas a Easy Babies y Nacho Ladisa Blues Club (miércoles 6, 21 horas); Malas personas y Tremebundos (el 13); Sandra Vázquez & Jorgelina Avigliano – Les Pistaches (el 20) y un cierre, el 27, presentado como una noche especial.
“Buenas bandas, buenos momentos y mucho blues… vengan a mover la patita, la vamos a pasar lindo”, vende Gady Pampillón, ex violero de La Torre y actual de Malas Personas, banda que comparte con Gabriel Cabiaglia, Patán Vidal y Claudio Cannavo. “Las Malas Personas tocan música que escuchaban de adolescentes, en vinilo, sin ningún tipo de fronteras, color de piel o idioma”, explica el bajista de la Mississippi. El ciclo es parte del hacer de “Blues en movimiento”, una organización originada en 2006, cuyo fin es difundir y promover el género en la argentina. “Es un gran desafío pensar todo lo trabajado y logrado en estos catorce años de historia. Hemos visto el crecimiento de muchos músicos, el desarrollo de grandes bandas y la popularización de un género que se caracterizó durante mucho tiempo por ser de ´nicho´. Hoy participan mujeres, jóvenes, artistas consagrados y nuevos talentos sin diferencias ni competencia”, señala Lucas Gavin, productor del evento y responsable de este colectivo que, junto a la Escuela de Blues, también trabaja en la formación de músicos, la producción de discos y la apertura de espacios como la Jam de “Blues en movimiento”, que se desarrolla todos los domingos en el Conventillo Cultural Abasto.
“Pensamos que la permanencia del blues trasciende al género, porque representa una cultura de resistencia contra la opresión, además de unidad, alegría y solidaridad. En cada espacio donde haya un mensaje con estas características está el blues, un género siempre vigente”, sostiene Gavin. No le pasa lejos Avigliano cuando habla de la orga blusera como “espacio reivindicador”. “Es un círculo que muestra los numerosos y diversos artistas del estilo en un espacio reivindicador”, asegura la saxofonista que ha sido parte de la banda televisiva del Zorrito Von Quintiero. “En nuestro caso, irrumpiremos con nuestro show femenino a base de dos instrumentos ideales como el saxo y la armónica… la magia de los encuentros entre grandes bandas es una excelente excusa para vibrar al son del estilo negro en Buenos Aires”, señala ella, acerca del dúo que conforma con Vázquez y que garantiza cumplir, de paso, con la ley de cupo femenino en festivales. “En la Argentina existe un abanico amplio de artistas que interpretan desde blues más tradicional y visceral hasta el más influenciado por las nuevas tendencias musicales y sociales”, vuelve Gavin, dando cuenta inclusiva de dos franjas que Javier Martínez –vuelta al principio—prefiere matizar. “Nuestro idioma es bello y fuerte” –insiste él—“y somos nosotros, una expresión nacional que nos representa en el mundo como tantas otras, los que tenemos que defenderla”