Cambiemos vuelve al llano como oposición y busca mantener unido el interbloque parlamentario que respaldó al gobierno de Mauricio Macri. Será en un Congreso que, a partir del recambio legislativo del 10 de diciembre, tendrá en ambas Cámaras una composición polarizada entre el nuevo oficialismo del Frente de Todos y el ahora Juntos por el Cambio. Las señales que emiten desde todas las bancadas que la integran -PRO, UCR y CC- son las de mantener la coalición parlamentaria ahora identificada con el sello de Juntos por el Cambio, aunque reconocen que habrá debate al interior de ellas tras la derrota presidencial: la UCR y el PRO definirían sus nuevas autoridades nacionales en diciembre, y no se descartan disputas por las conducciones parlamentarias. Elisa Carrió, que renunció ayer a su banca a partir de marzo próximo, envió un audio al interbloque en el que abogó por mantener su unidad.
“Debemos expresar ese 40 por ciento que nos votó el domingo. Es nuestro capital político”, dijo a PáginaI12 una de las actuales espadas parlamentarias de Cambiemos. Con la vista puesta en los números de la nueva composición parlamentaria, confían en sostener la coalición sobre una base “más institucional” y “horizontal” en las decisiones políticas, ya sin tener que responder a la verticalidad que imponía el Gobierno macrista por su condición de bancada oficialista. De mantenerse unidos, Juntos por el Cambio tendrá un interbloque de 119 diputados (PRO 51; UCR 44; CC 15; y 9 aliados), y quedaría apenas por debajo del interbloque que logre armar el Frente de Todos con sus aliados provinciales. En el Senado mantendrá 28 bancas (UCR 15; PRO 8; y 5 aliados).
Una unidad le garantiza a los ahora opositores la discusión por una porción importante del Poder Legislativo. Presidencias y vicepresidencias de comisiones permanentes en ambas Cámaras (Diputados y Senado), así como bicamerales especiales y las sillas que el Congreso designa en el Consejo de la Magistratura y en organismos y entes de control. "Es muy bueno que haya un reparto legislativo equilibrado que obligue a dialogar y consensuar las leyes", agregó otro legislador cambiemita pensando en su nuevo rol opositor.
Como despedida (aunque dejará su banca el día anterior a la primera apertura del año legislativo de Alberto Fernández), Carrió envió un audio a los integrantes del interbloque de Juntos por el Cambio en el que pide mantener la unidad de la coalición en su rol opositor y “aseguró” para ello el “compromiso” de la Coalición Cívica, que tendrá una nueva conducción legislativa pero marcada con la impronta de su líder.
Los legisladores de Juntos por el Cambio sostienen que realizarán “una oposición responsable” –en un reconocimiento implícito a la crítica situación económica-, aunque afirman que el “equilibrio parlamentario” le permitirá “poner freno” a cuestiones que consideran saldadas en el gobierno macrista, como algunas vinculadas a la política internacional y “los posibles intentos populistas de concentración de poder”.
De todas maneras, la UCR y el PRO deberán atravesar aun un proceso de recambios de autoridades antes de empezar la nueva etapa desde el llano. El radicalismo tiene previsto la renovación de autoridades del Comité Nacional el próximo 12 de diciembre, cuando vencen sus mandatos. Algunos barajan adelantarlo a los primeros días de ese mes y hasta existe la posibilidad que se prorroguen los actuales mandatos, para no desatar ahora una disputa interna.
En paralelo deberán definir sus nuevas autoridades legislativas, donde el reelecto cordobés Mario Negri pelearía por su continuidad al frente del bloque radical que le podría disputar el ex gobernador mendocino Alfredo Cornejo, que llega a la Cámara baja manteniendo para el sello partidario el control de su provincia y que se mostró dispuesto a tallar en el ámbito nacional. Una disputa que promete ser áspera.
En tanto, el PRO deberá resolver si Macri se hará cargo del control partidario o serán otros los hombres del macrismo quienes asumirán esa responsabilidad en la que no se descartan disputas, para designar a las autoridades legislativas y definirán el opositor de su bancada. De cómo cada fuerza salde sus conflictos internos, dependerá si la alianza sigue unida o comienza a resquebrajarse.