La caída de la demanda interna y el aumento de las importaciones viene poniendo contra las cuerdas a la producción nacional e impacta de manera directa en el nivel de empleo. Ante los conflictos laborales que emergen a diario, el Gobierno adoptó una postura opuesta a lo que sucedía bajo la gestión anterior: en lugar de seguir con el plan de Reconversión Productiva (Repro), un salvavidas para las empresas en crisis que tuvo su auge en 2009, Cambiemos lanzó el Programa de Transformación Productiva (TPT) que subsidia a trabajadores despedidos y busca facilitar su reinserción en empresas con “mayor dinamismo”. La lógica oficial es que la baja del costo de laboral a través del subsidio de una parte del salario estimula la contratación, sin que ella dependa de la expectativa de venta, que por ahora sigue en baja. De todos modos, el programa fue reglamentado el 6 de diciembre y todavía no se concretó ninguna reincorporación. PáginaI12 consultó sobre estos temas a Lucio Castro, secretario de Transformación Productiva del Ministerio de Producción.
–¿Cómo concibe el Gobierno a la industria nacional?
–Nuestro mandato es lograr que seamos más competitivos, sin soltarle la mano a nadie. Para avanzar hacia ese objetivo tenemos un enfoque muy gradual de la integración global. Creemos que no hay sectores inviables, pero sí hay sectores más o menos competitivos.
–Lo que se vio en estos meses es que el Repro, un programa de apoyo a las empresas en crisis, fue prácticamente desactivado en un contexto laboral muy delicado.
–Desde el Ministerio de la Producción lanzamos en diciembre el Programa de Transformación Productiva (TPT) que funciona a demanda de las empresas y que se apoya en la incorporación de nuevas tecnologías y la entrada a nuevos mercados. Y nos permite tener una rápida reinserción de los trabajadores desvinculados.
–¿En qué consiste el TPT?
–Está orientado a las empresas que están creando nuevos puestos de trabajo para llevar adelante proyectos de expansión o ampliación de su capacidad productiva para mejorar su competitividad. Esas empresas pueden acceder a préstamos de hasta 140 millones de pesos a tasa bonificada. Los trabajadores que ingresan al Programa cobran un seguro de desempleo ampliado durante seis meses, equivalente al 50 por ciento del sueldo promedio del último año y acceden a capacitaciones certificadas. Aunque no todos los proyectos de transformación productiva requieren la desvinculación de trabajadores.
–¿No puede leerse como un programa que ofrece una facilidad a determinadas empresas para que despidan personal?
–No, es un programa para que el Estado ayude en esta transición hacia una economía más competitiva. La idea es que un trabajador desvinculado pueda ser reincorporado. Son programas utilizados en las socialdemocracias europeas y también en Europa del Este. El trabajador obtiene un seguro de desempleo ampliado de 6 meses y al mismo tiempo otra empresa con buena inserción competitiva que está en el Programa recibe facilidades por contratar al empleado que se quedó sin trabajo. Es un subsidio al empleo. Si el trabajador es contratado, el Estado afronta durante nueve meses la parte del salario del trabajador correspondiente al salario mínimo vital y móvil y el resto hasta llegar al salario de convenio lo paga el empresario.
–Hay muchas empresas en crisis, especialmente en el sector pyme, que están más concentradas en cómo capear el temporal que en elaborar un plan para reconvertirse.
–Por eso estamos recorriendo todo el país. Este es un programa que es a demanda de las empresas. Aparte está la actividad del Ministerio de Trabajo, que por ejemplo dictó la conciliación obligatoria en el caso de Banghó y así evitó los despidos.
–La empresa se desprendió el año pasado de personal y dijo que todavía no está definida la situación de los suspendidos.
–Lo que eran despidos seguros, por ahora son suspensiones.
–¿Por qué no hay ningún resultado concreto hasta ahora del TPT?
–Estamos analizando varios casos y se van a anunciar reincorporaciones en los próximos días. Por ahora está confirmado lo de Visuar, que es una empresa de línea blanca. Tiene un proyecto de inversión de 960 millones pesos para la producción de heladeras de alta gama. La idea es que contraten trabajadores de Alpargatas y de Informática Fueguina. En las próximas semanas comenzarán las entrevistas de trabajo. Hoy en el programa estudiamos la situación de 20 empresas con una demanda potencial de 1000 puestos de trabajo del sector de la metalmecánica, autopartistas, textil y servicios del conocimiento, entre otros.
–Los empresarios se quejan por el combo de baja del consumo, suba de costos por las tarifas y las importaciones, en lugar de anunciar inversiones.
–Eso no es así. La invasión de importados no se ve en los hechos y en relación a las tarifas, el Ministerio de Energía instauró un régimen especial para aplicar tarifas diferenciales a las empresas con problemas.
–¿Por qué crecen las importaciones de bienes de consumo?
–Tenemos el mandato de hacer de la Argentina una economía más competitiva y más integrada al mundo. Lo hacemos con prudencia y cuidado, más allá de alguna situación puntual. El problema es que el país genera empleo de calidad. Necesitamos más inversión. No vamos a extremos, ni la apertura total que ya experimentamos, ni el cierre total. Queremos ir hacia una economía normal.
–El Gobierno plantea que este año será de crecimiento. ¿En qué factores se basa esa predicción?
–En el crecimiento de la cosecha, el impulso de la obra pública y el correlato en el sector de la construcción y en la mejora de la situación de Brasil, que impacta en la manufactura local, especialmente en autos y el sector químico.