Queremos tanto a Hebe que –a un año de su muerte
- no alcanza con releer sus seis novelas breves, todos sus cuentos y sus libros de crónicas de viaje. Ese modo de mirar, de ser y de estar en el mundo que ella tenía –como lo enunció una de sus editoras, Julia Saltzmann- demanda algo más. La necesidad de un encuentro para compartir y celebrar una obra luminosa. Las jornadas denominadas Una cierta felicidad: experiencia y escritura en Hebe Uhart se realizarán en el microcine del Multiespacio Cultural de la Universidad Nacional de General Sarmiento (José León Suárez 1751, Los Polvorines) el jueves 31 y en NYU Buenos Aires (Tomás Manuel Anchorena 1314, CABA) el viernes 1°, de 14 a 19, con entrada libre y gratuita. Habrá lecturas performáticas de las actrices Susana Pampín, María Merlino y María Onetto; se proyectará un video delicioso, Así hago yo, filmado por la escritora Leticia Obeid en Temaikén, en noviembre de 2016, con Hebe mirando animales y conversando con Andrea López, de Adriana Hidalgo, ideóloga de estas jornadas coordinadas por los escritores José Fraguas (UNGS), Eduardo Muslip (UNGS) y Pía Bouzas (NYU); se presentarán los materiales del archivo privado de la autora de Guiando la hiedra y también se proyectarán testimonios y recuerdos de escritoras y escritores que han asistido a su taller, como Adriana Márquez, Cora Trillini, Delfina Korn y Ricardo Santoni, entre otros.
“La idea fue generar un espacio de reflexión y de escritura alrededor de la obra de Hebe Uhart, que se materialice en las jornadas, pero también en la publicación por parte de la UNGS de un libro (con artículos críticos y otros materiales) y la realización, de un documental audiovisual el año próximo”, cuenta la escritora Pía Bouzas y agrega que se convocaron a escritores vinculados con Hebe y su obra por los afectos y la estética, como Alejandra Costamagna (Chile), I. Acevedo, Federico Falco, María Sonia Cristoff, Cynthia Rimsky (Chile). Otros participarán mediante videos, como Leila Guerriero, Diego Zúñiga, Martín Kohan, Graciela Speranza, Mariana Enríquez, Tomás Downey, Mercedes Cebrián y Juliana Muñoz Toro, entre otros.
Muslip plantea que pretenden abrir nuevas cuestiones sobre la obra de Hebe y su conexión con la filosofía. “Uno de los organizadores de la UNGS, José Fraguas, además de narrador y asistente a los talleres de Hebe, está revisando su escritura en relación con su formación filosófica muy presente de diversas maneras en literatura: están sus lecturas de adolescencia, a las que llegó por su hermano sacerdote, como Leon Bloy; sus estudios en la universidad de los años cincuenta y sesenta (en su obra se vuelve de distintos modos a los trágicos griegos, filósofos de épocas y líneas diversas como Spinoza, Hume, Simone Weil; Hebe muestra en sus ficciones además la sociabilidad de la facultad de su época de estudiante); su trabajo en la UNLZ (Universidad Nacional de Lomas de Zamora) con Edith Elorza y en la UBA con Tomás Abraham”, cuenta el escritor, autor del libro de cuentos Plaza Irlanda y la novela breve Florentina, entre otros.
“Hay una suerte de teatralidad en la obra de Hebe que estimula a hacer puestas de sus cuentos”, confirma Bouzas y recuerda que además de la obra ¿Cómo vuelvo?, interpretada por María Merlino, Laura Yusem llevó al teatro Querida mamá, y Susana Pampín y María Onetto -ambas asistieron al taller de Hebe- tenían proyectos de adaptar varios de sus cuentos a comienzos de los 2000 y por diferentes razones no se pudo dar hasta ahora. “Probablemente este vínculo esté dado por la construcción de personajes fuertes, que se caracterizan por una manera de hablar, de decir y de mirar el mundo. El personaje aparece y descubrimos su mundo, su historia. Y ese es un concepto de personaje muy teatral, muy dramatúrgico. Peter Brook decía que para que haya teatro solo es necesario un actor o una actriz en un escenario. No está tan lejos de cierta idea de narrativa en Uhart, que trabaja mucho la forma de la narración oral –explica Bouzas-. Por otra parte, está el habla. Los personajes de Uhart no dicen ‘viera cómo titilan las estrellas’, sino ‘viera cómo loquean’. Ese oído tan fino para la invención popular en la lengua y para la sintaxis de la oralidad, creo que la llevó a construir una lengua escrita que parece oral, que es muy fácil de ‘ser dicha’”.
Como cuentista, “Hebe tuvo una enorme virtud que es la de alejarse de la idea de ‘cuento redondo’ o ‘sistema de relojería’, a lo Quiroga y Cortázar, que en la tradición argentina tiene un peso casi dogmático”, advierte Bouzas. “Ella maneja estructuras narrativas que parecen más laxas, que permiten cierta deriva o digresión, y alcanza entonces una complejidad diferente. Pienso en textos como ‘Un día cualquiera’. Confía en la historia que quiere contar y por eso arriesga y corre los parámetros de lo narrable y de cómo narrarlo. Un juego de cartas, un mesa examinadora de Latín, un congreso de escritores, todo puede ser convertido en cuento. Y, por supuesto, está su mirada, de la que siempre se habla, que combina asombro, novedad, distancia, humor, una cierta melancolía”, reflexiona la escritora, autora de libros de cuentos como El mundo era un lugar maravilloso y Una fuga en casa, entre otros.
¿Qué tipo de cronista era Hebe? “En las crónicas se puede perder la secuencia narrativa que siempre sostenía sus relatos, más allá de lo menor que pueda parecer la anécdota o del recurso permanente a la digresión –sugiere Muslip-. Y en esa pérdida a la vez se gana, o al menos se hace notorio, un elemento que acerca los textos de Hebe a lo poético. Leemos sus recorridos por Asunción, por el pueblito de Roque Pérez, o ‘escuchamos’ sus charlas con los descendientes de Catriel o Coliqueo y hacemos un recorrido no lineal por los textos, vamos y venimos, hay ciertos destellos de la misteriosa empatía con la experiencia del otro que nos puede producir una línea de un poema. Esta sutil, inadvertida poetización de la vida cotidiana, de la lengua ordinaria, de los detalles visuales de la naturaleza, de la conducta de los animales, se conecta con la tradición poética que se propone cierta relación ‘transparente’ con el mundo, una transparencia que es en realidad resultado de una trama cuya complejidad nos puede pasar inadvertida. Se dice también que el de sus crónicas es un lenguaje más ‘periodístico’, y hay en efecto una conexión con el periodismo que consigue captar la sustancia de un acontecimiento o de un sujeto de un modo en el que lo fugaz no se pierde sino que se capta en imágenes que pueden quedarnos para siempre, ese obvio y secreto vínculo del periodismo con la poesía”.
*La programación completa en https://www.ungs.edu.ar/evento/una-cierta-felicidad-experiencia-y-escritura-en-hebe-uhart