El macrismo gozó de una cobertura mediática pocas veces vista en la historia política democrática argentina. El blindaje periodístico alcanzó su cenit con María Eugenia Vidal. Las entrevistas con la “estrella” del PRO siempre fueron livianas y complacientes. Una excepción fue el reportaje concedido a Ernesto Tenembaum y Maria O´Donnell en julio de este año. Los conductores del programa Corea del Centro no hicieron otra cosa que preguntar cuestiones elementales. Sin embargo, la gobernadora quedó descolocada frente a periodistas que dejaban de tirarle centros. Al salir de su zona de confort, el resultado no fue bueno.
Entre otras fallidas definiciones, Vidal planteó que “hoy los niveles de pobreza son similares a cuando terminó el kirchnerismo y eso no es algo que me enorgullezca. Estamos en 35 por ciento”. Esa afirmación es incorrecta tomando como base cualquier indicador público (el del instituto estadístico de CABA, por ejemplo) o privado.
Como se sabe, los datos del Indec no permiten realizar análisis comparativos por dos cuestiones: 1) el kirchnerismo discontinuó la publicación de la serie sobre pobreza e indigencia y 2) la nueva medición incluyó modificaciones metodológicas que la tornaron incomparable con años anteriores. Los investigadores Daniel Schteingart, Guido Zack, y Federico Favata reconstruyeron la serie con la metodología utilizada por el Indec-Todesca. Los resultados son concluyentes: el índice de pobreza se redujo del 67 por ciento en 2003 al 27 por ciento en 2015. Por el contrario, el indicador subió al 35 por ciento en el primer semestre de 2019. En otras palabras, la pobreza aumentó treinta por ciento en la gestión macrista. Ese porcentaje será aún más elevado cuando se mida el segundo semestre.
A pesar de eso, Maria Eugenia Vidal sostuvo que “han sido años difíciles, claramente no para los más pobres porque ellos fueron los más protegidos”. La gobernadora destacó el funcionamiento de los comedores escolares y sostuvo que “fuimos tratando de corregir con el menor daño posible, sin tocar nunca el gasto social”.
Los datos duros demuestran otra cosa. Por ejemplo, “uno de los programas más grandes de la cartera de Carolina Stanley se llama Abordaje Comunitario, una herramienta de política pública de veinte años de antigüedad. En este momento, el Programa asiste unos 1200 centros en todo el país, 420 centros en AMBA. Esos 420 reciben 86.000 personas por día para una comida. El Estado pagaba por persona 12,5 pesos hasta septiembre de 2018 y ahora paga 18 peso. El dinero hoy a los comedores no les alcanza. Quienes llegan a los lugares están con hambre y el dinero que reciben los centros se les acaba antes de lo que se les acababa hace un año”, explica la periodista Alejandra Dandan en el artículo El hambre (publicado en el sitio el Cohete a la Luna). La creciente e insatisfecha demanda popular en merenderos y comedores es una de las facetas más crueles del programa económico excluyente.
Más allá de la cuestión nacional, la gestión del gobierno provincial culmina con pésimos indicadores económicos, laborales y sociales .
En esa línea, Axel Kicillof sostuvo que “en cuatro años se ha producido una situacion de tierra arrasada. Los indicadores son pésimos”. Los ciudadanos bonaerenses coinciden con esa mirada porque lo consagraron gobernador con el 52 por ciento de los votos.
@diegorubinzal