A un mes y diez días del cambio de gobierno, el ministro Germán Garavano inauguró una nueva sede del Ministerio de Justicia en el predio del Espacio de la Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA). A pesar de las críticas realizadas desde organismos de Derechos Humanos y trabajadores del Espacio, quienes denunciaron el apuro de la mudanza, Garavano celebró la apertura sosteniendo que era “un nuevo paso en la resignificación del sitio donde funcionó uno de los mayores centros clandestinos de detención, tortura y desaparición de la última dictadura militar”.
La nueva sede del ministerio, a la que llamaron "Raúl Alfonsín" en homenaje al ex presidente, funcionará en el edificio del ex Casino de Aspirantes y Cantina. Además de Garavano, participaron en la inauguración el hijo del ex presidente, Ricardo Alfonsín, el sobrino de Carmen Argibay, Romualdo Goyeneche Argibay y la presidenta de la Asociación Internacional de Mujeres Juezas, Susana Medina. Al finalizar la actividad, los ex jueces Ricardo Gil Lavedra, León Carlos Arslanian y Jorge Valerga Araoz encabezaron una conferencia titulada “La importancia de la Conadep y el Nunca Más en el Juicio a las Juntas”.
Los organismos de Derechos Humanos respondieron críticamente el apuro de Garavano a la hora de hacer el traslado cuando, por ejemplo, los trabajos de refacción del edificio aún no están terminados, salvo en la planta baja. En efecto, los obreros debieron trabajar a contrarreloj para terminar las obras que permitieran cortar la cinta antes del 10 de diciembre. Si bien los organismos no se opusieron a que el ministerio de Justicia tuviera una sede en el predio, sí señalaron lo paradójico de hacer este acto (¿o el acting?) como cierre de cuatro años de vaciamiento del sitio, en particular, y de las políticas de Verdad, Memoria y Justicia, en general.
A su vez, según cuentan en la ex ESMA, Garavano habría querido instalar frente al edificio una estatua de Nelson Mandela, pero el directorio del Espacio lo frenó. “Mandela es un ejemplo de amnistía, de no juicio y desmemoria sobre lo sucedido en Sudáfrica que no queremos tomar como referencia para la Argentina con el genocidio”, apuntó Camilo Juárez País, integrante de H.I.J.O.S. y parte del directorio del Espacio, donde tienen representación tanto los organismos como el gobierno porteño y el gobierno nacional.
"La decisión de Germán Garavano de colocar el nombre de Raúl Alfonsín en el edificio del Ministerio me parece trascendente porque nadie como Alfonsín puede encarnar la lucha por la Justicia y de los Derechos Humanos", sostuvo el jurista Ricardo Gil Lavedra durante la inauguración. Juárez País criticó que el gobierno hubiese elegido un contenido ligado al juicio a las Juntas de 1985: “Apelan al nombre de Alfonsín, creo que a otro salón lo llamaron (Ernesto) Sábato… podrían ponerle Obediencia Debida y Punto Final si quisieran. Nosotros no vamos a quedarnos limitados a ese modelo, el de lo que se hizo hace 30 años, cuando sabemos que es posible que la Memoria, Verdad y Justicia sea una política de Estado con la que impulsó Néstor Kirchner a partir 2003 con la reapertura de los juicios por delitos de lesa humanidad, juicios a los represores que este gobierno ha planchado”.
Desde los trabajadores del Espacio, el cuestionamiento es que la gestión de Garavano se basó en el cierre de programas de promoción de los derechos humanos y el ajuste del personal. Ana González, delegada de ATE en el Centro Cultural Conti, sostuvo: “Garavano se quiere ir inaugurando un edificio cuando le deben cuatro millones de pesos a los artistas que actuaron en el Centro. No tenemos personal de limpieza, fueron los primeros que despidieron cuando asumió la gestión. Redujeron con retiros voluntarios la planta, expulsando a compañeros que tenían enormes conocimientos sobre cómo fortalecer las políticas de derechos humanos. Hubo una política de vaciamiento que incluyó el abandono en términos edilicios, porque las oficinas de la secretaría de Derechos Humanos, que fueron inauguradas poco antes de la llegada de Mauricio Macri al gobierno, se caen a pedazos por falta de mantenimiento”. Siguiendo esta línea, el ministerio, a pesar de que había asegurado darles prioridad, incumplió también la promesa de terminar las obras para que todo el predio tuviese cloacas.