La Justicia de Córdoba actualizó el protocolo de atención para los casos de abuso infantil cuando los abusadores fueran algunos de los progenitores o familiares cercanos. Si bien el nuevo protocolo tiene como objetivo acelerar la investigación de estos casos y evitar la revictimización de los niños, psiquiatras, abogadas y madres de chicos víctimas denunciaron que implica un “gravísimo riesgo”. Lo más preocupante para las familias es que el equipo técnico a cargo de la pericia que podría pasar a tener mayor relevancia en la investigación está en manos de una psicóloga señalada por aplicar encubiertamente el Síndrome de Alienación Parental (SAP).
El nuevo protocolo de acción para estos casos de abuso intrafamiliar, que se oficializó mediante el acuerdo del T.S.J. N° 1595/2019, designó al Equipo Técnico de Intervención en Víctimas de Delitos contra la Integridad Sexual (ETIV) como el encargado de realizar la pericia que se conoce como Cámara Gesell. El resultado de esta prueba podría hacerse extensiva, de manera inmediata, para todos los juzgados en los que tramita la causa. Un grupo de madres y abogadas preparan una denuncia contra la directora de este equipo, Laura Beltramino, por considerar que la psicóloga aplica el SAP y tiene una interpretación tendenciosa sobre el testimonio de los niños. “Entrás a la entrevista y ya sentís que no le va a creer al chico”, denuncian las madres
Qué implica el nuevo protocolo
Para la abogada Natalia Carmona, especialista en familia que sigue varios casos de abuso en la justicia de Córdoba, el hecho de que se priorice el testimonio arrojado en Cámara Gesell sobre otras pericias y que se haga extensivo a todos los fueros es verdaderamente preocupante. “El niño habla de muchas maneras, por medio de comportamientos, del juego o en el plano simbólico. La Justicia no puede desestimar la voz del niños en sus otras maneras que tiene de comunicar las situaciones traumáticas”, sostiene.
La abogada explica que en los casos de violencia intrafamiliar, donde hay niños víctimas de abuso, la denuncia suele tramitar por varios fueros: como el penal, el de familia y el de violencia familiar. En cada uno de las causas se piden diferentes informes técnicos para generar la prueba y ordenar las medidas de seguridad. “Familia pone en foco en la cuestión vincular, violencia evalúa la violencia preexistente y penal hace foco en el delito”, sostiene la abogada.
Según Carmona, con el nuevo protocolo la pericia que se haga en Cámara Gesell, mayormente solicitada por el fuero penal, va a tener un peso predominante en el resto de los fueros por lo que podrá invalidar otras medidas de prueba, fundamentales para evitar la revinculación con el integrante de la familia denunciado de cometer el abuso.
“En una causa detectaron que Beltramino tergiversó e incurrió en falsedades con respecto a la Cámara Gesell realizada a un niño. Se hizo una auditoría de calidad y se vieron los videos de las entrevistas y se constató que había inconsistencias, tergiversaciones, solapamientos y omisiones. Concluyeron que la pericia era tendenciosa”, agrega Carmona.
Qué es el SAP
El Síndrome de Alienación Parental (SAP) sostiene que los niños pueden ser manipulados psicológicamente para denunciar a uno de sus progenitores y que el contenido de esas denuncias es fruto de un invento inoculado por el otro de los progenitores, generalmente la madre. El término fue acuñado a mediados de los 80 por el psiquiatra infantil Richard Gardner, un oficial del ejército estadounidense denunciado por pedofilia.
Este supuesto síndrome fue rechazado por las principales sociedades médicas y de salud mental del mundo, incluida la Organización Mundial de la Salud y la Asociación Americana de Psicología, por no contar con ningún aval científico.
La psiquiatra y exvicepresidenta del Consejo Consultivo de Salud Mental nacional, que trabaja en causas de abusos sexual infantil, Silvina Rivilli explica que si bien el SAP fue descartado como entidad sigue aplicándose de hecho. “La Justicia, por lo general machista y con poca formación en violencia de género, lo sigue usando para decir que la madre influye sobre el niño”, aclara.
En el caso del abuso sexual en niños, explica la psiquiatra, las marcas de la violencia no siempre están a la vista. “Es un delito que ocurre en la intimidad, que no ocurre con violencia, que ocurre a través de sobornos y con sometimiento”, detalla la psiquiatra, que explica que los chicos “llevan en el cuerpo las marcas del estrago” pero también las marcas de la seducción y del sometimiento. Por tal motivo, sería poco probable que el niño abusado diga en una primera entrevista que el padre lo abusó de tal o cual manera. “¿Y si no lo dice la loca es la madre?”, se alarma.
Vueltas y vueltas por los tribunales
La preocupación principal de las familias es que a partir del nuevo protocolo la prueba obtenida por el equipo a cargo de Beltramino va a pesar más sobre el resto de las medidas de pruebas solicitadas incluso por otros fueros. Y que esta pericia va a estar en manos de un equipo que es señalado por aplicar encubiertamente el SAP.
Una madre contó que da vuelta por los tribunales de Córdoba desde hace tres años cuando descubrió que sus hijos, de 5 y 7 años, habían sido abusados sexualmente por el padre. Pensó en denunciar para poder alejarlos del padre violento pero lo que tuvo a cambio fue un largo proceso de revictimización. “Te tratan como una loca, como una madre sobreprotectora o despechada. Me decían que la denuncia era una pérdida de tiempo, no me aceptaron los informes de la escuela ni de los psicólogos de los niños. La condena por denunciar es altísima”, cuenta Florencia.
Uno de los hijos de Florencia, pasó por el equipo técnico que coordina Beltramino. La primera Cámara Gesell se la hicieron cuando el niño tenía cuatro años. El chico entró, estuvo unos minutos pero no habló.
Las siguientes entrevistas también estuvieron a cargo de dicha psicóloga. La madre presenció la conversación del otro lado del vidrio. “Lo interrumpía constantemente, no lo dejaba seguir hablando. El nene insistía en querer contarle algo y ella le decía que no era necesario. Lo hizo parar y hacer cosas innecesarias. Lo expuso. Hizo comentarios que no eran apropiados para hacer adelante del nene. Sentimos que ella tenía un preconcepto y que no le iba a creer a mi hijo”, cuenta la mamá.
Florencia agregó que después de la entrevista, la psicóloga le dijo que al nene “se lo veía bien” y puso en duda los dichos de la madre. “Tengo varias denuncias, tres informes de psicólogos y de la escuela y todavía no conseguimos nada… es increíble que a nadie le preocupe preservar a los niños”, agrega. Según Florencia, lo primero que le dijo el nene al salir de la entrevista fue: “Mamá, la señora no me creyó, ¿no?”.
La madre es una loca
La psiquiatra Silvina Rivilli, que participa como perito de parte en varias causas de abuso sexual infantil, considera que la dinámica que padecen las madres de niños abusados en la justicia de Córdoba se asemeja a la de las Madres de Plaza de Mayo. “Es el mismo modus operandis que aplicaban con las Madres de Plaza de Mayo y la desaparición en la dictadura. Las mandaban de fuero en fuero hasta que alguien les decía que estaban locas”, opina.
Rivilli remarca que la lucha de las familias para conseguir que la justicia impute al acusado es muy ardua y que en el camino se vulneran los derechos de los niños y las niñas. “Con este nuevo protocolo la Cámara Gesell realizada por el equipo de Beltramino va a tener mayor relevancia entre otras pericias y el riesgo es que si concluyen que el niño miente o que la madre es una despechada continúa el vínculo con el abusador”, asegura la psiquiatra.
Según la experiencia de Rivilli, la psicóloga en cuestión espera que el niño reconozca el hecho con palabras explicitas y pueda responder sin inconsistencias a preguntas repetitivas. Pero la psiquiatra remarca que los niños “hablan cuando pueden, como pueden y cuando alguien genera las condiciones para escucharlos”. “Además si el niño ya se lo dijo a alguien antes lo más probable es que se reprima y vuelva cuando sea grande, es la constitución del trauma”, explica.
“A Beltramino ya le dictaron la nulidad en una pericia por falsedad ideológica. Tiene causas penales, no respeta los estándares de la toma de testimonio a un niño, reduce la estructura psíquica de los chicos, desconoce que hay un estrés postraumático, no tiene conocimiento sobre violencia de género. Por qué un niño abusado tendría una única oportunidad para contar lo que le pasó”, cierra la psiquiatra que apoya el reclamo de las madres.