Desde Londres
En septiembre pasado, Saber Hacer, la colección de artesanía de tradición y piezas de diseño contemporáneo dependiente del Programa Artesanado y Diseño Argentino, descolló en Londres. Allí, más precisamente en la London Design Fair, la feria de diseño más importante y exigente del calendario internacional en la semana del diseño inglés, llegaron 60 máscaras de la comunidad Chané, que fueron el deleite y cita obligada para la selfie del público visitante. Lo hicieron, tímidamente, con esa inseguridad muchas veces de país colonizado, pero con la certeza de lo que transmiten esos objetos con alma.
Las máscaras Chané son creadas por la comunidad de Campo Durán, una población muy alejada y relegada de Salta, cerca de Tartagal, sin acceso a internet y a veces hasta de la ruta, para concientizar sobre el cuidado del medio ambiente. En todas las culturas, las máscaras siempre tuvieron un propósito que trasciende lo meramente estético, como talismán. La cultura Chané las hace originalmente para el Carnaval, con el fin de exorcizar males y renovarse. Pasar del caos al cosmos a camino del ritual. En esa ocasión, usan el Pim Pim, que se llama así en alusión al sonido del cajón para tocar. Para vender, y sustentar a sus familias, replican los animales del lugar en franca amenaza por el desmonte. Las máscaras se tallan en madera de palo borracho y las pintan, con un virtuosismo extremo, con tintes naturales que obtienen de piedras y flores del lugar. Búhos, loros, tucanes, conejos, yaguaretés, lechuzas, tigres, pumas, que fueron el deleite de compradores ingleses, japoneses, franceses, australianos, holandeses y árabes, entre otros que visitaron la feria. Todos fascinados por el modo de fabricación y detalle de cada una, y también por el detrás de escena, la misión de esas piezas. También por la puesta. Una pared de la que salían eyectadas las miradas penetrantes y profundas de cada uno de los animales.
A Londres también viajaron otros productos de la colección. La randa tucumana, una especie de encaje de algodón que confeccionan artesanas de la comunidad de El Cercado en bastidores, versionadas en originales cuellos por dos jóvenes diseñadoras, Ana Wasserman y Eugenia Foguel.
Textiles en lana de llama como mantas, chales y almohadones y las clásicas llamitas jujeñas también reeditadas en versión juguete rodador por el diseñador industrial Hernán Ohashi. La colección de bandejas de palo santo y símil cobre de Eugenio Paz. Una familia de luminarias en fibra de carandillo de la comunidad Pilagá creadas por los diseñadores Rosaura Flyn, Iván López Prystajko, Ignacio Fabio y José Domínguez.
Toda una línea de piezas en chaguar, fibra absolutamente sustentable, que recogen, hilan y tiñen las artesanas wichis, de nuevo con el más eximio virtuosismo que es absolutamente valorado en el mundo. Sobre todo por los grafismos que dan cuenta de su cosmovisión y maravillan a los amantes del buen diseño sin fronteras. Desde carteras y bolsos tradicionales a la innovación en collares por la diseñadora Ana Fernández, entre otros.
Rumbo a Berlín
Con las piezas en Europa, la Embajada Argentina en Berlín, propuso su presentación este 28 de noviembre próximo en su edificio a pasos de la Estación Nollendorfplatz.
La ciudad alemana es, en este momento, una de las más vibrantes para la recepción de proyectos de diseño y artesanía que implican innovación desde el respeto por el medio ambiente y los valores del comercio justo. Así como para proyectos que vengan de la Argentina.
Sin
ir más lejos, los primeros días de noviembre se lleva a cabo Invasion, Das argentinische Filmfestival,
festival focalizado exclusivamente en el cine argentino que va por su sexta
edición
esta vez en el cine de Wolf Kino del barrio de Neukölln en la capital alemana,
con la participación de referentes de nuestra cultura como el escritor Alan
Pauls y Manuel Abramovich, entre otros.