Con actuación de Claudia Cantero, y libro y dirección de Laura Sbdar, Vigilante indaga e interpela a través de una guardia de seguridad. En una garita, junto a la rutina, anhelos y silencios, la obra -cómo no- es su actriz. Estrenada en Buenos Aires y seleccionada por la Bienal de Arte Joven 2019, Vigilante se presenta hoy a las 21 y mañana a las 20 en Teatro La Comedia (Mitre 958).
"La propuesta me llegó en un momento en el que, de alguna manera, estaba con ganas de hacer un unipersonal. Hice dos en Rosario y en distintos momentos; pero ahora, desde que estoy en Buenos Aires, quería algo más personal. Hace unos años que estoy leyendo materiales con esa idea. Y este texto me flechó", refiere Claudia Cantero a Rosariol12.
Actriz y directora, Cantero seguramente deba haberse sentido adherida a los matices del personaje. En este sentido, "si bien al principio sentí que no tenía mucha conexión con el personaje y que tenía que dar un salto de actuación grande para llegar, pensé que valía la pena. En cuanto empecé a trabajar con Laura y vi que le gustaba tanto dirigir, mirar, investigar, avanzar, probar, me animé todavía más. Y me pareció interesante. Es una experiencia intensa porque estoy solita. Pero en este último tiempo pienso también que a esa danza del convido teatral la hago con los espectadores. Si bien no tengo un partenaire en escena, hay algo que siento en ellos -si todo va bien- que me acompaña mucho. Y eso me hace sentir menos sola". La apreciación de Cantero es sustancial, habida cuenta de que Vigilante se representará sólo con 60 espectadores por función, repartidos sobre el mismo escenario de la sala.
En la obra, el fuera de campo se dibuja gradualmente, a través de las voces que el personaje trae consigo. De acuerdo con la actriz, "ella trae al campo de la escena a las hijas, a la amiga, a su compañero de trabajo con el que comparte la garita en distintos turnos; y más que nada a este pibito chorro, que ella ve desde la garita y con el cual también se comunica. No se entiende bien si por teléfono o si es una voz en la cabeza. Por momentos es una cosa, por momentos otra. Se construye un mundo y una convención que le permite hablar de este pibe y con él, así como hablar lo que ella piensa, y finalmente terminar contando todo lo que pasó entre ellos".
--El personaje provoca sensaciones encontradas: mujer y vigilante.
--Sí, es un personaje muy contradictorio, primero porque estamos menos habituados a que el poder de algo lo tenga una mujer, y sobre todo en este tipo de trabajos, en donde se corre un riesgo. Pareciera que es un trabajo que no corresponde a una mujer, de acuerdo con algunos encuadres del patriarcado. Es un personaje que tiene que ejercer el poder y de alguna manera toma actitudes un poco odiosas, se tiene que elevar sobre su debilidad o de los lugares donde se siente débil para ponerse vigilante. Eso la pone un poco canchera, un poco desagradable, y en realidad es un mecanismo de defensa, sino ¿cómo hacés para enfrentarte a un mundo que sobrevalora lo masculino? En este caso, quieren que sean dulces gacelas, pero che, ¡estoy enfrentando cosas que son bravas! Como mínimo, tengo que levantar el tono, ¿no? Me siento un poco esa vigilante, me he sentido así por lo menos en algunos momentos de mi vida. Además, es alguien que tiene una zona muy oscura. Uno no entiende bien cómo llegó hasta ahí. Por otro lado, es una mujer que se enamora, tiene hijas, una amiga. Por decirlo de alguna manera, es alguien con una posición social desafortunada. No ha nacido en las mejores de las condiciones, ha tenido una vida difícil, y algo de todo eso la pone más dura. Yo intento que en esa tensión haya humor, lo intento todo el tiempo. Es un desafío que se desprenda el humor de algunos elementos de los que pareciera imposible que aparezca.
--¿Cómo ha sido el trabajo con Sbdar?
--A mí el texto me pareció muy bonito, es como un poema, algunas partes están en rima. Tenía ganas de hacer algo así. Ante algo que sería muy artificial, yo debía construir un verosímil. El texto no es cotidiano, está lejos de serlo, y hacérselo vivir al espectador era un desafío interesante. Laura me gusta porque dirige, le gusta la tarea de mirar, dar una devolución y entender la situación. Es una enorme compañía en el proceso, sobre todo al estar sola. Me fue conduciendo también con su mirada. Nos retroalimentamos, la alquimia está muy buena.
Atenta a la lectura política de sus obras, Cantero dice que si bien no fue un objetivo, "creo que se me tiene un poco por generar un teatro que políticamente no esquive la responsabilidad de hablar de su tiempo. Empecé a hacer teatro mientras militaba, y algo de eso me queda, aun cuando hay materiales que no son para nada políticos. Pero cuando me pongo como creadora, las cosas me salen para ese lado. En este caso, Vigilante habla de un nuevo movimiento que es el feminista, y aporta una reflexión, a partir de un personaje que no ha tenido las posibilidades de otras mujeres, a quien le pasan cosas por estar en esa condición y con el agravante de ser mujer, con una sucesión de hechos dada por las condiciones en las que le ha tocado nacer. Creo que si en algo aporta políticamente Vigilante, es en la posibilidad de que todos se pongan en el lugar de ella para poder comprender un poco su mundo".