La dosis diaria de risa y sarcasmo que promueven Maximiliano Toni y Esteban Tolj, comparte disfrute tanto entre lectores como en sus autores. Lo mejor es que fue una cuestión -más o menos- azarosa la que hizo posible el humor gráfico (y político) de la dupla. "Así como están El Gordo y el Flaco, nosotros seríamos El Gordo y el Gordo", dice Toni. "O El Pelado y el Pelado", replica Tolj. "Exactamente. Somos tautológicos", completa Toni.

La complicidad que sus chistes destilan por las redes -en sus respectivas cuentas de Facebook-, provocó una respuesta entusiasta que, atención, recién comienza. "Soy reacio a la risa fácil, así que me entretienen pocas cosas", aclara Tolj. Y prosigue: "Pero a Maxi lo seguía y me causaba mucha gracia, por sus frases y diálogos en función del humor de actualidad, político, por el ingenio y la búsqueda de las palabras, por el ritmo. Hace muy poco le dije de colaborar y acompañarlo. Y ya van apenas dos meses".

Las ocurrencias de Toni eran seguidas en Facebook bajo el alias "Palermo Soha", que la red social le hizo claudicar

 

Las ocurrencias de Toni, hasta no hace mucho, eran seguidas en Facebook bajo el alias "Palermo Soha", que la red social le hizo claudicar. "En algún momento debe haber habido alguna denuncia. El sitio me pidió una acreditación de nombre, y entonces me tomé unos días para pensarlo porque ¿qué acreditación podía mostrar? Sin embargo, cuando mostré mi documento, me habilitó el ingreso a la red. Lo que el sistema quería era que me quiebre. A partir de allí no fui más Palermo Soha, y pasé a ser Carlos (Maximiliano) Toni, lo cual le quitó una cuestión de contemporaneidad", explica el guionista de los chistes.

"Con Esteban nos conocimos antes. Una vez me llamó por un intento de recuperar Risario desde las redes sociales, si bien a él ya lo conocía por sus trabajos. Cuando me pidió muy respetuosamente poder dibujar algo, le dije que podía dibujar todo; yo dibujo, pero no tengo un dibujo académico. En cuanto a los chistes que hacemos, no es que yo le digo lo que es el chiste, sino que le doy un texto sin ningún tipo de indicación, y él lo interpreta desde la gráfica", señala Toni.

Humor de actualidad y con dosis de audacia.

"La mayoría de las veces soy fiel a lo primero que se me viene a la cabeza", agrega Tolj. "Por ejemplo, él se imaginaba dos tipos hablando, y yo hago dos viejas fascistas. Para no caer en estereotipos de tipitos narigones o similares, que son típicos del humor gráfico, pienso en personas que conozco, que veo en el bar, en la calle, en parientes, y los voy retratando sin que se enteren. Eso le da cierto tono, o realismo. En función de la gracia del diálogo, pienso en quién lo podría decir. Hubo un diálogo que me pareció para unos curas; pero no, mejor que lo diga el Papa. Y fue un golazo a nivel viral".

Precisamente, la respuesta de los seguidores comenzó a celebrar la semblanza Toni/Tolj. Algunos de sus chistes -como los que ilustran esta nota- superaron los mil "compartidos". De acuerdo con el dibujante, "él lleva la cuenta de los chistes que se viralizan de forma alarmante. Lo publica (al chiste) tipo 3 de la tarde, y a los dos segundos hay 60 tipos que ya lo compartieron. Es impresionante, no dejo de asombrarme". Y según Toni: "De todas maneras, vamos en un ascendente. Cada vez que subo los chistes, siento el azulcito de la sirena desde el departamento donde vivo. Para mí es un alivio que pase de largo. Porque imagino a la ministra de Seguridad con esa cuestión minimalista que tiene, donde no te ningunea. Y eso hay que decirlo. A diferencia de otras ministras o ministros de Seguridad, ella repara en el pueblo, en el twitero, en personas que generalmente hemos sido ninguneadas por la represión. Ella se preocupa, nos ha dado un lugar. Hemos tenido la primera plana como si fuéramos un Robledo Puch. Ese protagonismo que le da al sujeto de a pie de las redes sociales, es algo para lo cual, no sé si pedir un aplauso, pero es importante".

"Para no caer en estereotipos de tipitos narigones, pienso en personas que conozco, y las retrato sin que se enteren" (Tolj)

Puestos a deslindar referentes, Toni recuerda que "de los pibes que dibujábamos en la primaria, cada uno siguió haciendo sus cosas. Algunos terminaron en un psiquiátrico y otros como Esteban, que dibuja muy bien. En el caso particular, yo dibujaba mucho. Mi primera referencia fue Daniel Paz. Tenía la posibilidad por mis viejos de leer la Humor ya desde el '80, '81, y me gustaban mucho los chistes de militares. Después empecé a hacer chistes. Cuando tenía 17 me presenté en la Bienal Rosario Imagina, que se hizo en el Patio de la Madera, y me terminaron dando la primera mención. Pero yo estaba en la pavada, con el viaje a Bariloche. Quien insistentemente me buscaba para exponer era David Leiva, incluso con mi resistencia. El mío es un dibujo salvaje pero no me dediqué, no sé ilustrar. Y cuando lo conocí a Esteban apareció otra posibilidad, además de que lo suyo tiene mayor calidad. Me genera un placer muy grande". Por su parte, Tolj comenta en la charla con Rosariol12 que "si bien tengo mi escuela en Anteojito, Billiken, El Tony y D'Artagnan, cuando tenía 12 años se publicaba en Argentina la revista MAD. Me abrió los ojos con las adaptaciones en broma de las películas y series de tv. Ahí estaban Mort Drucker, Jack Davis, Don Martin, Sergio Aragonés, incluso los argentinos Grondona White y Tabaré. Fue todo eso, pero no copio ninguno específico. Y no me quiero olvidar de Lucky Luke y Asterix".

 

En cuanto a la composición gráfica, Tolj refiere que no hace boceto, como estila la mayoría de sus colegas, sino un dibujo único. "Es un desafío. Lo comparo con la música, con el jazz, cuando uno tira una nota y el otro la continúa y se integran, se complementan". Según Toni, "en cuanto a la métrica y los tiempos, hay grandes ejemplos en el trabajo de Esteban. Y es un dibujo que hace en media hora. La mayoría de las personas que ven esos chistes no se imaginan que ese dibujo, con ese color y composición, puede hacerse en ese tiempo". "Por eso, cuando querés cobrar por tu trabajo, te dicen: ¿qué te voy a pagar si te llevó sólo una hora? Pero, ¿qué hora? ¡Me llevó 50 años!", concluye Tolj.