El deporte que deja el gobierno de Mauricio Macri a sus espaldas es el de un país arrasado. Las políticas públicas para el sector –sí así puede llamárselas- fueron de boicot, desinversión y pérdida de jerarquía en el organigrama del Estado. Si la calidad de vida se degradó con hambre, desocupación y tarifazos, la actividad no resultó ajena a ese tsunami. Alberto Fernández deberá hacer otra cosa desde el 10 de diciembre. Tiene una herramienta para lograrlo porque el peronismo –para bien o para mal– jamás ha sido refractario a las cuestiones deportivas. El Plan Integral del Deporte Argentino está explicado en 68 carillas y lo elaboraron distintas organizaciones atléticas, sociales y sindicales, además de espacios de militancia que confluyeron en el Frente de Todos. ¿Quién se hará cargo del sitio que ocupa hoy la Agencia Nacional de Deporte, un organismo descolorido concebido por los cráneos de Cambiemos, una fuerza en retirada? Nombres hay para todos los gustos: Facundo Moyano aparece como el mejor posicionado, pero también Matías Lammens, Jon Uriarte y hasta Claudio Morresi, quien manejó el área durante casi diez años junto a Néstor Kirchner y Cristina Fernández.
El Plan que hizo la Mesa Federal del Deporte traza un diagnóstico para salir del pozo en que lo sumergió el macrismo. "Se pulverizaron todas y cada una de las políticas públicas aplicadas al deporte", señala. Al mismo tiempo denuncia que "la principal característica de gestión de la Alianza Cambiemos ha sido precisamente la ausencia misma de política, junto a una fuerte tendencia a privilegiar un modelo deportivo sin objetivos ni estrategia, tendiente a consolidar un modelo de negocio comercial".
La propuesta que desarrolla la Mesa para que la aplique el nuevo presidente tiene varios ejes. La derogación del DNU 92/2019 que estableció la Agencia Nacional de Deporte como paso previo para la creación del Instituto Federal del Deporte. Este contará con rango y jerarquía de ministerio y será "la autoridad de aplicación" en la materia. Entre otras funciones permitirá debatir una actualización de la Ley Nacional del Deporte 20.655 de 1974 que se modificó en 2015 por la N° 27.202. Deberá restablecer la plena vigencia de la Ley 27.201 que creó el Ente Nacional de Desarrollo Deportivo (ENADED), la Asignación Universal por Hijo en el Deporte, el Programa de Empoderamiento de la Mujer en el Deporte y el Programa de Becas Sociales Deportivas, además de la Ley 27.098 que regula la actividad de los clubes de barrio y de pueblo.
A las últimas instituciones se sugiere aplicarles "la tarifa diferencial de servicios públicos, acordando con las empresas prestadoras el cese del corte en los suministros por un plazo de 180 días en todos los clubes de barrio y entidades deportivas del país". Además se apoyará su "regularización administrativa, jurídica y contable" si se encuentran en situación de vulnerabilidad económica.
Otra de las cuestiones que trató la Mesa Federal del Deporte fue la recuperación de la autarquía financiera del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD), la devolución de su jerarquía como autoridad superior del Deporte a la CAD (Confederación Argentina de Deportes) y la entrega de los recursos económicos al ENADED con el objetivo de "integrar a sectores de la sociedad impedidos de ingresar a la actividad deportiva y potenciar los recursos económicos y humanos de las inversiones realizadas por las provincias y gobiernos locales".
En estas propuestas trabajó un grupo de dirigentes peronistas como el ex Puma Matías Dalla Fontana, del Grupo Callao; el presidente de la CAD, Rodolfo Paverini; el secretario de Deportes y Relaciones con la Comunidad de Avellaneda, Mauro Battafarano; el profesor de Educación Física del Peronismo Militante, Leandro Rachid y el ex jugador de la selección nacional de voleibol, Jon Uriarte, uno de los nombres que se menciona para conducir el deporte en el gobierno de Fernánde z. Otro candidato que se perfila con fuerza es el diputado nacional Facundo Moyano, vicepresidente de la comisión de Deportes en la Cámara Baja y hombre influyente en el club Alvarado de Mar del Plata. El mes pasado participó en varios eventos político-deportivos en San Juan con el gobernador Sergio Uñac y en Avellaneda con el intendente Jorge Ferraresi, además de que viajó a España para interiorizarse de cómo funciona el Consejo Superior de Deportes. Esos movimientos refuerzan la hipótesis de su aspiración al cargo, aunque todavía no hay nada definido.
Lammens, el presidente de San Lorenzo –un posible candidato más– le explicó a Página/12: "Alberto nunca me comentó nada de ir a Deporte, son todos rumores, pero sí me dijo que estuviera en el gobierno, aunque no en qué área. Me tengo que sentar a hablarlo con él, en qué puedo ayudar, pero no lo tengo pensado tampoco". Morresi, quien ingresó como diputado a la Legislatura porteña tiene el aval de casi diez años de gestión al frente de lo que fuera la Secretaría de Deporte. Está entusiasmado con trabajar en la ciudad aunque no descarta volver al ámbito a donde llegó de la mano de Néstor Kirchner y cuando Fernández era su jefe de Gabinete. El presidente electo le tomó juramento cuando asumió allá por julio de 2004.
Quien llegue a la Dirección Nacional de Deporte a cuyo frente pasa sus últimos días el empresario Diógenes de Urquiza, deberá torcer una ecuación desfavorable en materia presupuestaria. Actualmente ese organismo cuenta con fondos por algo más que 1.223 millones de pesos, pero los subejecutó porque sólo gastó unos 250 millones según las cifras que maneja la Mesa Federal del Deporte. También la persona que el nuevo presidente designe al frente del área deberá formular políticas y reasignar recursos para lo que realmente hace falta, como poner al día las becas de los deportistas del alto rendimiento y proveer de los fondos necesarios a las provincias para que puedan pagar los Juegos Evita que hoy están desfinanciados.
Paverini, de la CAD, apunta otro dato que debe tomarse en cuenta sobre el status futuro que el Estado le otorgará al deporte: "Tiene que conseguirse la derogación del DNU de Macri que está judicializado porque nuestra Confederación hizo la denuncia. También hay un dictamen de la comisión bicameral del Congreso sobre su inconstitucionalidad. Esperamos novedades pronto". De los pasos políticos y judiciales que se den, depende que el deporte nacional recupere la jerarquía que supo tener. Macri lo degradó con el declamado objetivo de agilizar su financiamiento. No cumplió y los propios atletas son sus damnificados, estimuló los negocios inmobiliarios con la intención de ceder tierras públicas donde existe infraestructura deportiva como la del CENARD, ahogó a los clubes de barrio con tarifas imposibles de pagar e intentó transformar asociaciones civiles centenarias que son de sus socios en sociedades anónimas. Su política de tierra arrasada también deberá ser remontada en el deporte.