Ante el vacío legal y normativo respecto a su existencia, la Red de Espacios Culturales Independientes de Salta (RECIS) logró que, luego de dos años de trabajo, el 3 de septiembre de este año la Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad presente un proyecto de una ordenanza que los reconozca, regule, proteja y promueva. La iniciartiva fue presentada a la presidenta de la Comisión de Cultura del Concejo Deliberante de Salta, Rosa Herrera (Propuesta Salteña). Al día de hoy aún no ha sido tratado en sesión.
El proyecto de ordenanza municipal “Espacio Culturales Independientes” se fundamenta en la necesidad de enfatizar la defensa, promoción y manifestación del derecho constitucional, inalienable y universal de la autogestión cultural, consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos, y aboga para que se ponga en vigencia un instrumento legislativo que brinde, por parte de la autoridad municipal, el amparo necesario acorde a la función social del trabajo que realizan los espacios culturales independientes, en pos de facilitar las herramientas de construcción cultural autogestiva y garantizar la independencia institucional.
El artículo primero de esta propuesta define lo que se considera “Espacio Cultural Autogestivo Independiente” y dice que se trata de “todo espacio no convencional, experimental, multifuncional e integral, con asiento físico, en el que se realicen manifestaciones artísticas en vivo que signifiquen actividades y espectáculos con participación real y directa de intérpretes, en cualquiera de sus modalidades: teatro, circo, música, poesía, danza, artes plásticas u otras artes, en todas sus expresiones. En dichos establecimientos podrán realizarse ensayos, seminarios, talleres, cursos, clases y/o cualquier actividad de carácter educativo y/o formativo relacionada con todas las manifestaciones tangibles e intangibles del arte y la cultura".
Al respecto Andrea García, de La Ventolera Espacio de Arte, dijo a Salta/12: “Los espacios culturales independientes brindan un lugar al arte emergente, al arte alternativo; también son espacios de investigación, donde se arriesga, se prueba, con mucho respeto, con mucha profesionalidad, y son necesarios en una sociedad porque también van brindando nuevos aires para el arte, nuevos modos de pensar, de crear. Entonces pensamos que siempre van a existir, el problema es cómo existen, cómo los llevamos adelante y si les podemos brindar continuidad a esos proyectos”.
Si bien en Salta aún no existe a nivel formal la figura de “centro cultural independiente”, según un relevamiento que hizo este año la Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad hay en la ciudad al menos 17 espacios con estas características, que agrupan a más de 900 trabajadores del arte (docentes, investigadores y artistas de todas las ramas) y tienen llegada a aproximadamente 4000 personas al año, entre alumnos y público espectador.
Actualmente la RECIS está conformada por La Ventolera Espacio de Arte, Minga Colectivo Artístico Cultural, el Centro Cultural Pata Pila, Danzarte, Arpías Multiespacio Cultural, el Centro Cultural Antonio Cortez y la Cooperativa Cachalahueca, todos ellos espacios independientes y autogestivos.
La formulación del proyecto de ordenanza fue producto del trabajo conjunto de estas distintas agrupaciones artístico-culturales de la ciudad que, durante dos años y más allá de las diferentes características que tienen entre sí, comparten una problemática común, y es que al no existir una figura legal que los contemple, proteja y legisle, son obstaculizadas constantemente y por distintas razones en la realización de sus quehaceres.
"La habilitación municipal nos exige una habilitación de un comercio, y nosotras no somos un comercio, somos un espacio cultural que brinda un servicio a la comunidad y en el que no hay ganancia económica de ningún tipo. Sí generamos recursos para sostener el proyecto, y más que sostener sería como un espacio de resistencia. Con la economía austera que manejamos y sin apoyo de los estados (nacional, provincial y municipal), muchas veces los espacios como el nuestro tienen que cerrar sus puertas”, dijo Andrea García.
La mayoría de los centros culturales independientes de la ciudad están hoy en funcionamiento gracias a personas que desde hace años trabajan de manera voluntaria poniendo mucho esfuerzo, amor y tiempo con el único objetivo que estos espacios se sostengan mes tras mes, sin sacar de ésta labor rédito económico alguno, tratándose en varios casos de asociaciones civiles sin fines de lucro.
Las tramas del trabajo en red
En la actualidad sólo en dos provincias, Buenos Aires y Córdoba, existe un régimen legal de habilitación para centros culturales con características similares a las de los que conforman la RECIS. Desde 2017 representantes de dichos espacios se han estado reuniendo semanalmente, investigando, comparando y escribiendo un proyecto que los avale y regule como tales. A su vez, han participado de eventos y jornadas a nivel latinoamericano, nacional, regional y provincial, encontrándose con espacios que viven problemáticas similares, debatiendo, reflexionando y elaborando acciones concretas respecto a éstas.
"Hemos estado trabajando para que exista una ley que nos proteja y para eso hemos logrado ir consensuando algunos puntos con la municipalidad y se generó la ordenanza”, cuenta García, y Cecilia Gutiérrez, de Arpías Multiespacio Cultural agrega: “es una ordenanza que serviría muchísimo para que podamos trabajar todos los artistas y gestores de la cultura de manera transparente, de manera potenciada, porque hasta ahora tenemos que realizar nuestras actividades arriesgándonos a que nos perjudiquen de manera legal”.
En relación a esto, la abogada cultural Jacqueline Manoff, integrante de Minga Colectivo Artístico Cultural de Salta, destaca que los espacios culturales independientes se encuentran en un estado de permanente vulnerabilidad siendo la clausura una amenaza constante ya que al no existir como tales bajo el reconocimiento de una normativa propia no existe tampoco una habilitación posible capaz de protegerlos y enmarcarlos jurídicamente.
La RECIS sostiene que esta legislación es imperiosa, teniendo en cuenta, por un lado, la cantidad creciente de actividades culturales que se están gestando a nivel local, y por otro, lo cuesta arriba que se hace trabajar en estas condiciones.
Cecilia Gutiérrez refuerza esta idea: “Es una vergüenza que no exista una ordenanza que regule nuestra actividad. Es lamentable que los artistas y los gestores de la ciudad tengamos que trabajar de manera irregular para poder sostener nuestra labor. Nosotros somos trabajadores como cualquier otro y merecemos, y necesitamos de manera urgente, que esta ordenanza se apruebe. Ya lleva meses encajonada y necesitamos que las autoridades realmente se preocupen porque no podemos seguir trabajando de esta manera”. Y Andrea García agrega: “Estamos en un momento de desesperación y necesitamos que la activen, que empiece a funcionar y de algún modo recibamos ese apoyo que nos vienen prometiendo hace mucho tiempo. Se viene trabajando en cada reunión; cada espacio de discusión que nosotros ponemos en juego con los organismos del Estado es tiempo muy valioso porque a nosotros nadie nos está pagando ese tiempo, sigue siendo un trabajo ad honorem. Entonces necesitamos que ese tiempo no sea en vano y que se convierta en una realidad”.
Los espacios culturales que se reúnen en la Red tienen una antigüedad de entre quince y dos años en la escena cultural local. Definitivamente no los mueve una lógica mercantilista (sino más bien de subsistencia); su idea es generar una apertura inclusiva, y las posibilidades de acceso real, a la diversidad creciente de manifestaciones culturales que se dan o pasan por la ciudad, lo que no suele suceder en los circuitos oficiales del arte en Salta.
En los centros culturales que conforman la RECIS se llevan a cabo múltiples actividades de transmisión de saberes y espectáculos donde se expresan distintas ramas del arte: música, artes escénicas, plásticas, audiovisuales, entre otras. A su vez, con el correr del tiempo, se han posicionado como referentes dentro de la escena nacional e internacional, recibiendo en sus lugares a cantidad y calidad de artistas y trabajadores socioculturales de todo el país y el mundo. Sin embargo, a pesar de su trascendencia, parecen no existir ante los ojos de quienes legislan en materia de políticas culturales a nivel local.