Desde Santiago
Las primeras conclusiones de los cabildos que son plaga en consultorios, recintos educacionales, juntas de vecinos, lugares de trabajo, centros culturales y clubes --hubo uno muy grande en Colo Colo, con la participación de 1200 personas-- arrojaron que la demanda central del pueblo chileno es una asamblea constituyente que debería parir una nueva Constitución. Estos encuentros con una metodología de discusiones grupales continuarán hasta el 7 de noviembre. No son vinculantes, es decir, “no tienen impacto en la estructura formal”. “Los vamos a llevar a todo el mundo y hacer la presión. Generan poder popular. Eso es lo que hemos ganado. Estamos rompiendo un manera individualista de vivir, dedicada al consumo”, celebra Carolina Espinoza Tapia, vocera de NO+AFP.
--¿Cuáles son las perspectivas de la asamblea constituyente?
--Por el momento no hay camino. La Constitución no tiene mecanismos de participación. Ni siquiera el Poder Legislativo tiene facultad de formular leyes que tengan costo fiscal. Es muy presidencialista nuestro sistema. Sabemos que ambas cámaras se han puesto de acuerdo en el camino de la asamblea constituyente, iniciando un plebiscito para determinar si Chile la quiere o no. Eso está empezando a caminar. Nuestros cabildos son de manera autogestionada y autofinanciada. Algunas autoridades comunales han inventado sus propios cabildos o encuestas para dividir. De parte del Ejecutivo hasta el momento no hay ningún atisbo ni intención de escuchar o caminar hacia un mecanismo que nos permita transformar esta Constitución.
--En la agenda de este lunes también hay una extensa sesión en la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputados, con el fin de debatir y consensuar un mecanismo que permita la redacción de una nueva Carta Magna. ¿Implica algún tipo de avance?
--Podría pasar que llegara a ganarse pero, aún así, podría cuestionarse la legalidad de ese mecanismo. Esta Constitución fue diseñada de manera brillante por Jaime Guzmán, ideólogo del modelo económico, que ha logrado implementar este siniestro sistema. Hay un montón de vericuetos que no dejan espacio donde poder generar transformaciones. Por eso tenemos que seguir movilizados. No es posible que Chile siga viviendo así. Tenemos miedo de que esto logre manejarse comunicacionalmente como muy bien lo sabe hacer el poderío. Que nos bajen los brazos, nos agoten, nos cansen. Tenemos zonas de sacrificio medio ambiental, territorios donde la gente se nos está muriendo intoxicada porque las grandes empresas generan tremendos daños al ecosistema. Este país privilegia el desarrollo empresarial por sobre los derechos a la vida. Se nos encarecen los servicios básicos; el agua está privatizada. Las empresas hacen negocios con un derecho elemental, fallan, nos dejan sin provisión por semanas y nadie hace nada. Me venía preguntando por qué este pueblo aguanta tanto. Cómo podemos ser capaces de resistir tanto abuso sin levantar la cabeza. Se acumuló todo. Nos levantamos de una. Pero fueron muchos años.