El embajador argentino en Austria, Rafael Grossi, fue elegido el martes como nuevo director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la agencia nuclear más importante del mundo. Este diplomático de amplia experiencia en el sector logró el respaldo de Estados Unidos para ubicarse al frente de una institución clave, dependiente de las Naciones Unidas, que tiene por función promover el uso pacífico de la energía atómica. Su designación es un reconocimiento al desarrollo nuclear argentino en un momento crítico para esta industria en el país por la falta de recursos. PáginaI12 consultó si el nombramiento podría ayudar a potenciar nuevamente al sector.
Grossi es licenciado en Ciencia Política de la Universidad Católica Argentina y doctor en Historia y Política Internacional de la Universidad de Ginebra, pero sobre todo es un gran negociador. Cristina Fernández de Kirchner lo nombró embajador en Austria en 2013, el ministro de Planificación Julio De Vido respaldó en septiembre de 2015 su candidatura al frente de la OIEA. Luego de un destrato inicial en 2016, cuando le bajó el pulgar para privilegiar la postulación de la entonces canciller Susana Malcorra a la ONU, el presidente Macri también lo apoyó en esta última elección y Alberto Fernández celebró por Twitter su nombramiento como nuevo director general de la OIEA, cargo que asumirá el 3 de diciembre.
La OIEA está integrada por 171 países que componen la Conferencia General del organismo. La conducción está a cargo de una Junta de Gobernadores integrada por 35 embajadores. Son ellos quienes eligen al director general, encargado de conducir a los cuadros técnicos de la institución haciendo equilibrio entre los intereses de las potencias. Además de promover el uso pacífico de la energía atómica, la OIEA debe evitar la proliferación de armas nucleares. Tiene función de policía, ya que vigila a los países, visita instalaciones para ver que el material declarado no se desvíe a la producción de armas y si eso ocurre lo reporta al Consejo de Seguridad de la ONU. La negociación con Irán es una de las prioridades que tendrá que encarar Grossi en esa área.
En lo que refiere a la promoción del uso pacífico, la OIEA tiene departamentos, por ejemplo, de Energía Nuclear, Ciencia y Aplicaciones y Cooperación Técnica. Algunos de los programas que ejecutan esas dependencias canalizan fondos de países desarrollados hacia naciones en desarrollo. Argentina tiene ahí una posibilidad para obtener recursos. “Grossi tiene que ayudar a todos los países por igual, pero si hay buenas contrapartes en los países es mucho más fácil proveer cooperación técnica. Es más una responsabilidad de Argentina que de Grossi. Por ejemplo, si los países miembros quieren destinar dinero para promover la venta de radiofármacos o el desarrollo de reactores modulares como el CAREM es necesario estar preparado”, señaló a PáginaI12 una fuente bien informada de la OIEA.
En Argentina la designación de Grossi en medio de la transición presidencial, desató algunas internas al interior del peronismo y el sector nuclear para ver quién queda al frente de la cotizada embajada de Austria, un sillón clave justamente por la relación con la OIEA, razón por la cual el sector nuclear suele ser consultado. Algunas fuentes comenzaron a hacer circular en los últimos días la versión de que Grossi podría presionar a Argentina para firmar el Protocolo Adicional a los Acuerdos de Salvaguardias que impulsa la OIEA y que supone mayor injerencia sobre los países que adhieren. “No hay ninguna posibilidad de que la agencia exija eso. Son versiones infundadas. Argentina lo que tiene que hacer es elegir un embajador con formación técnica y apoyo del sector. Tiene que buscar a alguien que aproveche las líneas de cooperación y no entable un conflicto con la agencia”, concluyeron desde Viena.