Hoy continuará el juicio a la ex religiosa Valeria Zarza, de 46 años. El viernes de la semana pasada se realizó la primera audiencia, en la que declaró y negó las acusaciones y dijo que entre las amenazas que recibió, le habían anticipado que la denunciarían. Está imputada por abuso sexual simple continuado y abuso sexual gravemente ultrajante continuado, en concurso real. La denunció el 27 julio de 2017 una joven que hoy tiene 20 años por supuestos delitos cometidos cuando tenía entre cinco años y ocho o diez años.
Un tiempo antes, en 2016, Zarza había denunciado, al cura Agustín Rosa Torino, fundador del Instituto Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, por abuso sexual. El sacerdote tiene dos denuncias penales más de otras víctimas por este delito pero aún no llegó a juicio. De hecho, para la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico en Salta, la acusación contra la ex religiosa es consecuencia directa de su denuncia y es la respuesta del poder que tienen quienes ocupan o han ocupado cargos de jerarquía dentro de la Iglesia Católica.
El proceso a Zarza está a cargo del Juez Javier Aranibar de la Sala 1 del Tribunal de Juicio de Salta. La imputación fue del fiscal penal 1 de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, Sergio Federico Obeid. Zarza está siendo asistida por la abogada Marta López, de la Unidad de la Defensa Pública 2. El juicio se extenderá hasta el 6 de noviembre.
Declaraciones en audiencia
Zarza declaró negando los hechos por los cuales llegó a juicio. Sostuvo que jamás estableció una relación de confianza con la madre de la víctima como para que la deje a su cargo. Afirmó que no podía moverse de la parroquia sin pedir autorización a sus superiores y que nunca llevó a la víctima a los baños públicos de la iglesia. Negó haberle hecho regalos personales porque tenía votos de pobreza y debía entregar a la congregación todo lo que recibía de los feligreses. Dijo que, por sus actividades, no estaba casi nunca en la parroquia. Refirió además que había cámaras en el templo y que, si alguna de las monjas se demoraba demasiado en hacer su tarea, la mandaban a llamar. En la iglesia la conocían como “hermana Magdalena”.
La denunciante A. M. M. S. también declaró y solicitó hacerlo sin la presencia de la imputada. Relató que los abusos por parte de Zarza comenzaron cuando ella tenía alrededor de cinco años. Contó que en esa época también sufría abusos y maltrato por parte de su padrastro y que la ex monja era la persona con la que ella hablaba de esta situación. Dijo que Zarza le aconsejaba que no dijera nada y que esté tranquila porque ella la iba a cuidar. Afirmó que los abusos de la religiosa no eran como los de su padrastro ya que “ella era más sutil”.
La chica dijo que su mamá la llevaba a la parroquia porque su tío era cura en esa congregación. Entablaron contacto con las monjas y con Zarza en particular. “Mi mamá me dejaba al cuidado de ella. Yo le decía tía Magda. Mi padrastro no me dejaba tener amistades. Zarza era la persona con la que yo hablaba”, manifestó la denunciante.
Acerca de los abusos, la joven refirió que los tocamientos ocurrieron en Lumbreras, en una oportunidad que Zarza la llevó de viaje a ese lugar. Y los otros hechos se dieron en los baños públicos y en un salón multiuso de la parroquia. En todas las oportunidades dijo que ambas estuvieron solas. “Ella me tocaba con el pretexto de higienizarme bien. Me decía que me quería cuidar porque me tenía cariño”, añadió. La denunciante sostuvo que la última vez que ocurrieron los abusos ella tenía 8 o diez años. Luego no la volvió a ver por mucho tiempo porque Zarza se fue de viaje. A los 11 años, la encontró de nuevo en la parroquia pero su trato hacia ella ya no era el mismo: “Me ignoraba. Pensé que yo había hecho algo mal. Al poco tiempo nos fuimos a vivir a otra provincia”.
Sobre la relación entre su tío cura y Rosa Torino, la joven declaró que eran amigos por ser de la misma congregación y que su tío era de los sacerdotes más antiguos.
"Un delito que no cometí"
“Fui imputada de abuso sexual, voy a estar en juicio, obviamente un delito que no cometí”, aseguró Valeria Zarza en un video que grabó para sus conocidos y que se viralizó. La mujer relató que en los 20 años que estuvo en la comunidad religiosa descubrió “situaciones irregulares” y empezó a denunciar.
“Ahí comenzaron las venganzas, me apartaron de los apostolados que eran los servicios que dábamos como religiosos. Me prohibían hablar con los amigos, les decían a mis hermanos y hermanas de comunidad que no se acerquen a mí y que no me hablen, que no presten atención a mis comentarios porque me estaba volviendo loca. Me dieron pastillas psiquiátricas, me tuvieron mucho tiempo aislada”, contó.
Su relato prosigue: "Decidí escaparme, denunciar canónicamente y a partir de ahí comenzaron las amenazas (…) Cuando comencé con las denuncias penales, (recibí) amenazas de muerte, con ‘te voy a pasar un camión por encima’, de golpes, de que me iban a denunciar”. La mujer dijo que también acompañó a “otros hermanos y hermanas que estaban denunciando, a Ciudad Judicial, a las pericias psicológicas”. Expresó que un día le llegó la notificación “de que estaba imputada por abuso sexual acusada por la sobrina de Josué Salas” y expresó que pensó que no iba a llegar a juicio.
Apoyo de la Red de Sobrevivientes
La Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico en Salta emitió un comunicado de apoyo para Valeria Zarza. La organización sostuvo que la denuncia contra ella proviene "de un miembro del circulo más cercano a Rosa Torino (...) deberá enfrentar un juicio producto de una denuncia de quienes ella denunció, sin todavía tener justicia ni llegar al juicio oral contra los hechos cometidos por Rosa Torino y cuyas denuncias no son patrimonio exclusivo de Valeria".
"Esta situación vuelve a mostrar toda la adversidad que enfrentamos los sobrevivientes de abusos eclesiásticos cuando nos animamos a denunciar penalmente a un miembro del clero salteño. Somos perseguidos en todos los ambitos de nuestra vida y sufrimos el más grave abandono de parte de el Estado que no nos apoya para enfrentar un poder tan grande como la Iglesia, dejándonos sin ningun tipo de asistencia para esta lucha tan desigual", manifestaron.
“Queremos apoyar a Valeria que también ha sido presionada, bastardeada por la Iglesia y que la pasaron a victimaria. Es una carga muy grande”, manifestó Juan Carlos García, referente de la red en Salta. “Apoyo y solidaridad y que la justicia se exprese”, afirmó.