Cuando era estudiante en la Facultad de Medicina (UBA) hace aproximadamente 7 años atrás, Marina Elichiry recuerda haber escuchado de la boca de más de un docente cosas del estilo: “En los servicios de gineco-obstetricia hay que atender a las lesbianas tarde para que no se crucen con familias normales”; “la homosexualidad, transexualidad e intersexualidad son enfermedades”; “las mujeres bolivianas no merecen ocupar las camas de internación de las argentinas”; “hay que denunciar a las mujeres que llegan con un aborto”: “lxs ¨hermafroditas¨ (intersex) son enfermos que deben ser corregidos quirúrgicamente.
Marina hoy recuerda una clase donde un docente a cargo de la materia Medicina Legal dijo riendo: “es más fácil hacer una mujer”, refiriéndose a a la práctica habitual de asignar el sexo femenino a los bebés intersex, “porque la técnica para hacer una vulva y una vagina es mucho más simple que hacer o alargar un pene”. En nuestro país, como en tantos otros, lxs bebes que nacen intersex están destinadxs a ser lo que la medicina occidental, como poder hegemónico y de control, disponga. “Cuando escuché eso”, recuerda la médica, “le espeté al docente que las personas intersex operadas sin consentimiento estaban organizadas pidiendo que detuvieran las cirugías, él se burló de mí y mis compañerxs me abuchearon y callaron para que la clase siguiera su curso normal”.
NO A LA MUTILACION DISFRAZADA DE SALUD
Los cuerpos intersexuales son aquellos que poseen características sexuales distintas a las del promedio estadístico, dentro de las categorías femenino/masculino socialmente construidas. A partir de recomendaciones médicas y con el consentimiento de las familias, lxs bebés intersex, sin posibilidad de elección, padecen desde sus primeros días de vida intervenciones quirúrgicas que pueden prolongarse durante años, según cada caso, acompañadas de tratamientos medicamentosos. Todavía hay profesionales de la salud que aseguran a madres y padres que las operaciones son la única vía de salvación para que en el futuro sus hijxs puedan llevar adelante una vida “feliz” y sin sufrimientos.
En todo el mundo existen más de 60 organizaciones intersex que han logrado condensar innumerables testimonios de personas que, durante su infancia, han sufrido cirugías mutilantes para que sus cuerpos “encajen” dentro de este paradigma de la medicina occidental. Son la evidencia de las consecuencias negativas que producen esas operaciones. Desde hace años vienen denunciando los abusos y dolores que han padecido y demandan que sean prohibidas, tal es el caso de Justicia Intersex en Argentina, sin embargo, son escasos los países donde esas operaciones han sido prohibidas o reguladas. “No reconocer como voces sumamente autorizadas a las personas que experimentaron la mutilación y controles médicos vejatorios en sus cuerpos, es una nueva violencia epistémica que la institución médica ejerce contra estas personas”, asegura Elichiry.
¿Cuáles son las variaciones corporales que la medicina considera “malformaciones genitales”?
A veces las variaciones intersex no están dadas por el aspecto de los genitales externos, sino por la forma, posición o presencia de las gónadas (testículos, ovarios), vagina o útero, por la composición variable de los cromosomas llamados sexuales (XY, XX, XXY, XO, etc), por las hormonas sexuales prevalentes. Las condiciones que el dispositivo médico organiza bajo el (inadecuado) término paraguas de Desórdenes de la Diferenciación Sexual (DSD) pueden incluir la afectación de otros órganos del cuerpo o no, pero tienen como denominador común un desarrollo no habitual de las características sexuales. Las condiciones intersex a nivel genital pueden resultar en un abanico de formas posibles, por ejemplo: penes más pequeños que el promedio, clítoris más grandes, hipospadias (orificio uretral en el cuerpo del pene en lugar de la punta), fusión de labios, testículos no descendidos al escroto, entre otros.
¿En qué consisten las cirugías que se practican a ninxs y bebés?
Hasta los años 60 se utilizó la clitorectomía (amputación total del clítoris) como tratamiento ¨normalizador¨ de bebés y niñxs con genitales intersex, en ese entonces la institución médica no reconocía la importancia del clítoris para sentir placer o satisfacción sexual. A partir de los 60 se introduce la clitoroplastía como una forma más conservadora de cirugía, en la cual se extirpa un trozo del clítoris y en ocasiones otros tejidos de la vulva. Es decir, la reducción de clítoris implica cortar y extirpar partes del clítoris y la vulva. La vaginoplastia es una cirugía en la cual se construye una vagina, o se modifica su forma o tamaño. Habitualmente se utilizan tejidos genitales o un trozo de colon para hacerla, en este caso requiere cortar un trozo de intestino primero, y luego colocarlo en la zona genital. Las vaginoplastias requieren dilataciones posteriores, que implican la inserción de prótesis (tipo dildos) de silicona, metal u otros materiales en la vagina de lx niñx, una o más veces al día durante meses o años, con el fin de mantener abierta esa vagina.
No es nada exagerado hablar de mutilación y de tortura en estos casos
Esta intervención realizada por adultxs (acuerdo entre médicxs/ familia) durante la infancia es vivida con dolor, como eventos traumáticos y abusivos. Existen varias técnicas quirúrgicas que al ser realizadas en bebés o niñxs sin su deseo ni comprensión se transforman en formas de mutilación y tortura, por la ausencia de consentimiento informado, por la falta de respeto de la integridad corporal, así como por los abusivos tratamientos y exploraciones genitales que preceden y le siguen a dichas cirugías. Por un lado, la sociedad y la institución médica (incluida la Organización Mundial de la Salud) condenan las mutilaciones genitales femeninas ocurridas en algunos países africanos y orientales, considerándolas una violación a los derechos humanos de las niñas y adolescentes y exhortan a que se termine con ellas de manera definitiva. Sin embargo, no parece preocuparles seguir ejecutando y recomendando dichas cirugías en bebés intersex incluso cuando la motivación es estética y normalizante, sin el objeto de evitar riesgos para la salud. Esta contradicción evidencia que la motivación de tal rechazo probablemente sea el racismo, y no el interés por los derechos humanos de niños y niñas.
¿Qué consecuencias causan las mutilaciones en los cuerpos intersex?
De acuerdo con la bibliografía científica, la cual es coincidente con los testimonios de las personas sometidas en la infancia a estos tratamientos, durante la cirugía y poco después existen riesgos típicos quirúrgicos: infecciones, hemorragias, dolor, fístulas, necrosis o muerte de algunos tejidos, entre otros. A mediano y largo plazo las complicaciones que pueden presentar las personas que sufrieron estas cirugías en la infancia son: dolor asociado a la erección del clítoris o dolor crónico, anestesia o pérdida de sensibilidad, insatisfacción con los resultados, pérdida de la capacidad o dificultad para llegar al orgasmo, problemas urinarios, problemas abdominales, padecimientos psíquicos asociados a los tratamientos y revisaciones médicas, entre otros.
¿No hay estudios y estadísticas, no hay una escucha que permita terminar con estas aberraciones?
Hay mucha evidencia acerca de las complicaciones e insatisfacción de personas que han sido sometidas a estas cirugías mutilantes en la infancia. Por un lado, hay múltiples reportes de casos, que indican insatisfacción, dolor, falta de coincidencia entre el sexo asignado por el equipo de salud y el género sentido, anorgasmia, entre otras complicaciones de dichas cirugías. Por otro lado, no hay evidencia científica consistente, es decir de calidad, que demuestre beneficios de dichas intervenciones durante la infancia, con la alevosía de que se realizan en un período en el cual la persona no puede comprender, discernir ni consentir dichas intervenciones que resultan irreversibles. En 2013 en el Hospital Garrahan se realizó un estudio para conocer aspectos psicoemocionales de personas intersex tratadas en dicha institución. El mismo arrojó como resultado que de 42 jóvenes entrevistadxs, sólo un tercio tenían buena información acerca de su diagnóstico y condición intersex en general; un 81% fueron intervenidxs quirúrgicamente, mayormente con vaginoplastía; de todxs ellxs sólo un 26% tuvo concordancia entre el sexo que les fue asignado legal y quirúrgicamente con su identidad de género, un 74% tienen un género que no coincide con el asignado por el equipo de salud, la mayoría refirió baja satisfacción personal, un tercio síntomas de ansiedad, y un 29% síntomas de depresión. Otro problema relevante a largo plazo es la falta de seguimiento de estas personas que fueron intervenidas (dado que a los 16 o 18 años dejan de atenderse en los hospitales pediátricos que les operaron), así como la falta de formación de la mayoría de los equipos de salud para atender a la salud integral de personas adultas que padecieron dichas cirugías y sus complicaciones asociadas.
¿Qué le recomendarías que haga a una persona que tiene un bebe intersex?
Le diría que no permita que le hagan a su bebé cirugías con fines cosméticos. Habitualmente las cirugías que se realizan en los genitales externos (lo que se ve) tienen un objetivo cosmético, es decir, que los genitales se vean más ¨masculinos¨ o ¨femeninos¨. En la mayoría de los casos no se realizan para disminuir los riesgos para la salud de tu bebé, salvo casos específicos para prevenir cáncer por criptorquidia, o para preservar la fertilidad de las gónadas. Normalmente los trastornos metabólicos que presentan algunas condiciones intersex se tratan con medicación, y no con cirugías. Si le ofrecen realizar una cirugía a su bebé solicite información completa acerca de las razones, la cantidad de cirugías necesarias y los procedimientos posteriores (por ejemplo, dilataciones vaginales, nuevas cirugías) que va a requerir su hijx, es importante pedir opiniones a más de un equipo de salud en lo posible y ponerse en contacto con organismos de personas intersex (como Justicia Intersex) para que le recomienden equipos de salud amigables que conozcan de la temática, la escuchen y le brinden tiempo e información a sus dudas. También debe saber que puede criar a su bebé como niña o niño sin someterlx a una cirugía genital y que su hijx puede elegir realizar o no cirugías genitales más adelante, cuando pueda consentir legalmente una intervención y que la discriminación o el estigma no se resuelve con una cirugía a su bebé u otros procedimientos médicos, sino educando a la sociedad en el respeto por las diversas formas corporales. En nuestro país la Ley de Identidad de Género facilita el proceso de modificar el género registral en los documentos personales en caso de que el sexo de crianza asignado por el equipo de salud y la familia no resulte el género con el cual se identifica esa persona.