Algo más de un mes después de haber asumido la presidencia y en medio de las sucesivas controversias que genera por sus anuncios: el último "Estados Unidos tiene que volver a ganar guerras", Donald Trump comparecerá esta noche ante el Congreso de los Estados Unidos a las 9, hora del este, para explicar a los legisladores el plan general de gobierno.
El magnate hablará ante representantes y senadores teniendo consigo un bajo índice de aprobación. La idea de hablar ante el Congreso (algo que el presidente hace en enero, en el discurso anual sobre el estado de la Nación) puede significar un golpe de efecto, en una alocución cuyo anuncio ya despertó expectativa a nivel mundial.
Varios son los puntos del discurso. Uno es la política de deportación de inmigrantes, que Trump sigue defendiendo a rajatabla. En tal sentido, legisladores del Partido Demócrata anunciaron que irán al Capitolio junto a los hijos de una mujer mexicana deportada. Lo cual contrastará con los invitados de Trump: tres familiares de muertos a manos de inmigrantes ilegales.
Otro punto a desarrollar es Obamacare. Trump prometió en campaña desmantelar el ambicioso plan de salud de Barck Obama y apenas asumió limitó sus alcances. Si se lo desarma, unos 20 millones de estadounidenses se quedarían sin cobertura médica. De ahí que se plantee una alternativa para no llegar a ese escenario, que preocupa a los propios republicanos. Desarmar Obamacare está en consonancia con otro caballito de batalla de los conservadores: la baja de impuestos.
También se espera que defienda el aumento del gasto militar, que sumará 54 mil millones de dólares al presupuesto del Pentágono. Todo en el marco de un discurso en el que, según la oficina de prensa de la Casa Blanca, Trump pretende hablarle a "todos los estadounidenses, en tanto estadounidenses, y no a ningún grupo especial o sector de interés".
Así las cosas, Trump no estará en un territorio adverso: el Partido Republicano controla ambas cámaras del Congreso, lo cual le garantiza no tener un clima hostil durante su discurso aunque hasta los prios republicanos discrepan con el extremismo del presidente.