Cuatro años de gobierno de Cambiemos profundizaron la restricción externa y la subordinación económica respecto al dólar. Esta situación se refleja en el traspaso directo de los saltos devaluatorios a las tarifas de los servicios públicos esenciales y a los precios de los alimentos. La crisis que generó la desregulación macrista reabre así un debate respecto de la necesidad de reducir esa dependencia. “Pensamos que la discusión en torno a la necesidad de regular la dolarización del ahorro que ha vuelto a la agenda pública debería darse en el contexto de un debate más amplio acerca de los límites que nuestro bimonetarismo impone no sólo a las posibilidades de la estabilización monetaria y financiera, sino también al desarrollo”, según el último informe de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), que dirige Mercedes Marcó del Pont.
Este diagnóstico se contrapone con la mirada neoliberal que luego de cada crisis vuelve a plantear una dolarización de la economía como solución a los problemas de falta de divisas, pese que eso implica la cesión total de soberanía financiera y pérdida de libertad de acción en política económica en general. Es un viejo objetivo de sectores más concentrados, generadores de divisas, que podrían beneficiarse con la idea, mientras que asalariados y pequeñas y medianas empresas serían los más perjudicados.
La contracara es ir hacia una desdolarización. Según analistas consultados por PáginaI12 la tarea no será sencilla pero es necesaria. Durante la administración anterior se buscó ir en esa dirección, pero la liberalización del mercado de cambios y de la cuenta capital que aplicó el equipo económico de Cambiemos deshicieron los pocos logros obtenidos en esa materia. “La tasa de interés fue positiva durante buena parte de mi gestión, lo cual reconocen hasta las actuales autoridades del Central. La clave ahora es estabilizar el tipo de cambio y, a medida que baje la inflación, ir reduciendo la tasa de interés pero manteniéndola en niveles reales positivos. Eso estimula el ahorro en pesos y empuja a que se desdolarice el ahorro”, explica el ex titular del BC Alejandro Vanoli.
Otro punto crucial está vinculado al endeudamiento. Este es, tras el paso del macrismo, el desafío más difícil dado el alto nivel de deuda con inversores privados y con el Fondo Monetario, del cual una gran parte es moneda extranjera. “Sería fatal ignorar que tanto las presiones devaluatorias como los procesos de endeudamiento externo hace tiempo que en la Argentina están esencialmente asociadas a la dinámica de la fuga de capitales doméstica”, señala el informe de FIDE. El actual gobierno respondió a la restricción externa emitiendo más deuda, mientras que esos fondos salían del sistema en forma de fuga como respuesta a la insustentabilidad de ese modelo de gestión.
“La dolarización es fuente de preocupación pues contribuye a la vulnerabilidad financiera. Los sistemas bancarios en economías altamente dolarizadas son muy sensibles a las fluctuaciones cambiarias ya que los bancos otorgan créditos en moneda extranjera mientras los ingresos de los residentes son mayormente en moneda local”, señalaba en 2011 el Fondo Monetario sobre América latina. En un documento del Plan Fénix que presentaron este lunes se desarrollan iniciativas que incluyen “regular las operaciones financieras especulativas, fomentar el ahorro en pesos, favorecer el crédito a la producción y reprogramar de manera voluntaria de la deuda pública con reducción de valor presente”.
El economista Rodolfo Santángelo, socio consultor con Carlos Melconian, se mostró escéptico ante la posibilidad: “Si es voluntaria, será un intento, porque soy escéptico de que los argentinos desdolaricen sus carteras. Entonces tendremos que preguntarnos si la idea es que los argentinos que tienen dólares los vendan, o que desde ese momento dejen de comprar”.
El caso exitoso más cercano es Bolivia. Hasta la asunción de Evo Morales, en 2005, sólo el 15 por ciento de los depósitos estaban en moneda nacional y apenas el 7 por ciento del crédito, como resultado de distintas recetas neoliberales. Actualmente el 99 por ciento de los depósitos y el 87 por ciento de los préstamos son en pesos bolivianos. En el país andino todo comenzó ofreciendo tasas de interés altas en términos reales a los ahorristas en moneda local. En la Argentina es necesario bajar la inflación, que el macrismo dejará en torno del 55-60 por ciento, antes de poder plantear esa política.
“Un aspecto central es recuperar la capacidad de control y supervisión sobre actividades financieras ilícitas ligadas al manejo del dólar, la intermediación no autorizada y el contrabando de divisas. También hay que trabajar en la recuperación del crédito productivo, en su orientación según finalidades específicas y en la generación de instrumentos de inversión atractivos en pesos. Es un trabajo de largo aliento pero hay que dar el primer paso retomando la administración de la política monetaria y cambiaria nacional”, sostuvo Pedro Biscay, ex director del BC.
Hasta 2015 se había logrado desdolarizar una parte importante del comercio bilateral con Brasil, pero ese mecanismo, aunque vigente, se usa de manera puntual. Rusia y China decidieron eliminar el uso del dólar para las operaciones del sector petrolero, mientras que Irán, Venezuela, Angola, Indonesia, Malasia, Tailandia y Paquistán expresaron su deseo de reducir su uso en este mercado y en transacciones financieras.