Más de cinco años después, los barras de Central recuperaron protagonismo más allá del paraavalanchas. Los violentos visitaron al plantel para intimarlos a "ganar", en un apriete explícito que luego fue reconocido por los protagonistas, aunque relativizando los hechos. Pero a instancias del Ministerio de Seguridad provincial, se abrió una investigación que apunta a ir a la caza de los barras. Están recolectando pruebas y buscan identificar a cada uno de los que accedieron a las instalaciones internas del Gigante de Arroyito para luego proceder con una sanción. "Esto no se va a permitir", afirmó uno de los encargados de la pesquisa. El club no fue cómplice y colabora para esclarecer lo sucedido, aseguraron.

Diego Cocca quiso hacer hacer un entrenamiento de fútbol el viernes en el Gigante, como preparación del partido que el sábado jugó con Godoy Cruz. Antes de poder dar sus primeras indicaciones, más de 15 barras tomaron acceso al vestuario y bajo coerción se reunieron con los jugadores del equipo, dejando a un lado al entrenador: "Esto no es con vos", le explicaron.

Los violentos intimaron al plantel a "ganar" el partido con Godoy Cruz. "Déjense de joder. Para pedir plata son rápidos y en la cancha no corren", fue el reproche. Ingresaron al estadio en patota para neutralizar al personal de seguridad. Y se retiraron a los pocos minutos. Concurrieron con la ausencia de su líder, Andrés "Pillín" Bracamonte, quien ya tiene una sanción en los estadios de fútbol del país por repartir entradas de protocolo en Buenos Aires, previo a un encuentro con Lanús por Copa Argentina.

El proceder de los violentos no tuvo el aval de los directivos y por eso el club quedó a disposición de las autoridades del Ministerio de Seguridad. Porque la Secretaría de Seguridad en Competencias Deportivas está detrás de los violentos para aplicar las sanciones respectivas. Se está en la tarea de identificar a cada uno de los que accedieron al lugar donde entrenaban los jugadores para luego constatar si son socios del club. En cualquier caso, se les aplicará el derecho de admisión bajo el programa Tribuna Segura. Si se concreta, sería la primera vez que los violentos sean sancionados por hechos que no se produjeron durante el desarrollo de un partido de fútbol.

El poder de coerción de los barras quedó reflejado en la declaración de los jugadores, quienes intentaron naturalizarlo para evitar nuevas visitas como esa. "Vinieron a alentar y a pedirnos que dejemos un poco más en los partidos. En ningún momento hubo violencia", se excusó Leonardo Gil.