Dos mujeres declararon a favor de la ex monja Valeria Zarza, quien está siendo juzgada por abuso sexual simple continuado y abuso sexual gravemente ultrajante continuado, por denuncia de una joven.
Las dos testigas integraron la comunidad religiosa Discípulos de Jesús de San Juan Bautista y eran asistentes de la Parroquia de la Santa Cruz, donde la denunciante afirmó que ocurrieron los hechos, cuando era niña.
Tatiana Rosales fue ofrecida tanto por la defensa como por la Fiscalía ante la Sala I del Tribunal de Juicio. Se trata de una mujer que desde 2009 a 2012 cumplió funciones de secretaria y de asistente en la parroquia.
La testiga sostuvo que la denunciante es sobrina del cura Josué Salas y que la familia siempre fue beneficiada por la congregación con dinero, mercadería y que cuando recibían donaciones se separaba "la mejor ropa" para ellos. Para la declarante, Zarza está siendo perjudicada por ser denunciante en otra causa por abuso sexual eclesiástico contra el cura Agustín Rosa Torino, y por acompañar a otras víctimas. La mujer dijo que se enteró de la denuncia contra Zarza por los medios y que se contactó con ella para ofrecerse como testigo.
Rosales contó que cuando alguien dejaba la congregación fundada por Rosa Torino era difamado. También, ante las preguntas del fiscal Federico Obeid, respondió que no veía a Zarza cercana a la denunciante.
Con respecto a los lugares donde supuestamente ocurrieron los abusos denunciados por A. M. M. S., dijo que "las hermanas no tenían acceso fácil a la biblioteca, había que pedir autorización" porque era un lugar ocupado por "los hermanos". Añadió que tampoco utilizaban los baños públicos, puesto que tenían "baños privados de las hermanas", pero que incluso tocaban un timbre para entrar y que si estaban en misa y necesitaban ir, tenía que pedir autorización a la superiora. Detalló que en el edificio habían cámaras, pero dijo desconocer qué o a quienes visualizaban los monitores ni dónde o con quien fue contratado el servicio.
La testiga dijo que Zarza solía encargarse de los retiros espirituales y de obras de teatro y que estaba aislada cuando ella trabajaba como secretaria. También recordó que les decían que no se le acercaran.
Sobre la denunciante, relató que cuando la veía en la iglesia estaba acompañada por su madre o su padrastro. Dijo que una sola vez la vio sola con una religiosa de la congregación, pero que no era Zarza. En esa oportunidad, esa hermana llevó a A. M. M. S. a comprar zapatillas con autorización de su tío sacerdote. La declarante afirmó que solía ver a la chica con otras hermanas, María Luz y Teresita, no con Zarza, y que les decía “tía” a todas las religiosas y miembros de la comunidad, incluso a ella.
A Rosales le hicieron ver un croquis e identificar lugares del edificio. Ella sostuvo que hubo reparaciones y modificaciones en la construcción. El fiscal quiso imputarla por falso testimonio cuando dijo que se podían ver los baños desde la biblioteca. Ante ello la defensora, Marta López, pidió que se preserve la grabación de su declaración.
Después declaró una joven estudiante de antropología, Mara Gracia Ramia, que asistía desde los 10 años a la congregación, con su madre y su madrina. Aseguró que es amiga de Zarza y dijo que se presentaba porque quiere que "salga absuelta".
Sobre el tema de los baños, dijo que en la Parroquia de la Santa Cruz las hermanas tenían el suyo, que ella solo ingresó algunas veces con autorización de la superiora. También sostuvo que la Parroquia era un lugar muy concurrido, lo que ratifica la postura defensiva de la acusada. Acerca de la biblioteca, sostuvo que estaba próxima al comedor. El fiscal le presentó un croquis para que identifique los espacios.
Sobre la denunciante, Ramia afirmó que la vio en misa o en alguna ceremonia, pero nunca con Valeria Zarza. También aseveró que la religiosa denunciada no estaba a cargo de ellas.
En referencia a la relación del cura Josué Salas con Rosa Torino, la joven dijo que siempre estaban juntos. Y también afirmó que presenció cuando se separaban la verdura que llegaba como donación, y que la hermana Teresita mandaba a comprar ropa para la familia de Salas.
Además, declararon otros testigos, entre ellos un psicólogo, a cuyo término el fiscal Obeid pidió una ampliación de la pericia psicológica. La solicitud no encontró objeción por parte de la defensa y el juez Javier Araníbar dispuso que se hiiciera al terminar la declaración de los testigos.
Dos peritos en criminalística tuvieron a su cargo la realización de un croquis de la Iglesia de la Santa Cruz. Ambos fueron consultados acerca de la ubicación y de las características de los baños públicos con que cuenta el edificio.