Nuestro continente continúa siendo el escenario de las luchas más importantes del mundo contemporáneo contra el neoliberalismo y por la construcción de alternativas al modelo adoptado por el capitalismo en el período histórico actual.
El regreso neoliberal se confirma de corto aliento. La derrota espectacular de Macri, del tamaño de la euforia que su victoria había despertado. Evo aguanta firme la ofensiva de la derecha, a pesar de la pérdida de apoyos. En Uruguay el Frente Amplio sigue como la fuerza política más grande, pero va a tener un desafío duro en la segunda vuelta, por la perdida de apoyo y por la suma de los candidatos de derecha.
En Colombia, las elecciones municipales representan una dura derrota para el actual presidente, Ivan Duque, representante del uribismo: se fortalecen candidatos del campo popular y vinculados al nuevo líder de la izquierda, Gustavo Petro.
Argentina confirma las debilidades del neoliberalismo, que la derecha no tiene otra alternativa, que no ha aprendido del agotamiento de su modelo, que se ha engañado respecto del éxito de los gobiernos antineoliberales. Insiste con su política de ajustes fiscales y revela su incapacidad no solo para retomar el crecimiento económico y luchar contra el desempleo, sino para conquistar bases de apoyo suficientes para tener gobiernos con estabilidad política.
A pesar de la recomposición de la derecha, Evo se apoyó en sus bases populares, en gran medida en el movimiento indígena, para resistir, triunfar electoralmente, y ganar un nuevo mandado. Importante no solo para completar la extraordinaria recuperación económica y las conquistas sociales y étnicas de Bolivia, así como para recomponer a sus fuerzas políticas de apoyo.
En Colombia, también un gobierno neoliberal paga el precio del desgaste de ese modelo, así como de la política represiva y autoritaria del uribismo, retomada por el presidente actual. El gobierno fue derrotado en todos los frentes, empezando por Bogotá y Medellín, proyectando derrota en las próximas elecciones presidenciales con el favoritismo de Petro.
Pero Latinoamérica no solo vota a la izquierda, lucha a la izquierda, desmonta el modelo neoliberal en su eje fundamental, Chile, y destruye la posibilidad de Lenín Moreno de restablecer el neoliberalismo en Ecuador.
La explosiones populares fueron la respuesta del pueblo a las medidas de ajuste fiscal, que han tenido como efecto la retracción abierta de Piñera y de Moreno, poniendo en evidencia un modelo antipopular y cómo el pueblo ya se ha dado cuenta y no acepta la continuidad de las medidas antipopulares. Esos gobiernos se han agotado. En Ecuador se dibuja un retorno de gobiernos vinculados a Rafael Correa. En Chile, donde la derecha tradicional lideraba las encuestas, la izquierda – especialmente el Frente Amplio – tiene una nueva y gran oportunidad de volver a polarizar en contra del gobierno de Piñera.
La primera década del siglo XXI en America Latina fue claramente de izquierda, con protagonismo de gobiernos antineoliberales y de sus líderes – Hugo Chávez, Lula, Néstor y Cristina Kirchner, Pepe Mujica, Evo Morales, Rafael Correa – como los principales liderazgos de izquierda en el mundo.
La contraofensiva conservadora se ha impuesto en la segunda década del nuevo siglo, con las victorias de Macri y de Bolsonaro, el vuelco del gobierno de Moreno, el aislamiento internacional del gobierno de Maduro, en el marco de la elección de Trump y la victoria del Brexit.
Esa ofensiva ha revelado luego sus debilidades, empezando por el mismo Trump y por el Brexit, por el fin del gobierno de Salvini en Italia, de la derrota de Netanyahu en Israel. Y se vio superada con la formidable victoria de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner, la de Evo Morales, y las fantásticas movilizaciones en Ecuador y en Chile. China se reafirma como la gran potencia del siglo XXI y los Brics como el proyecto de construcción de un mundo bipolar, alternativo a la hegemonía imperial norteamericana en declive.
La tercera década promete ser la del regreso de la izquierda y la de declive de la derecha en América Latina.