"Vida digna, desarrollo integral, trabajo para todos, acceso a la salud y educación de calidad" fue el deseo expresado por los obispos católicos argentinos para el "nuevo periodo de nuestra democracia". El pronunciamiento, el primero después de conocerse los resultados electorales, guarda consonancia con las últimas declaraciones del Episcopado y con el magisterio del papa Francisco, en los cuales se ha puesto énfasis en recuperar la calidad de vida de las personas, en particular de los más pobres.
La manifestación forma parte de un breve documento colectivo emitido en el marco de la asamblea plenaria de la jerarquía católica, que se desarrolla esta semana en la localidad bonaerense de Pilar.
Por eso motivo, al expresar su deseo de acompañar a los argentinos y las argentinas en esta etapa, los obispos advierten que "reconociendo la inmensa dignidad de cada persona podemos decir que las mayores hipotecas del país siguen siendo la pobreza, la exclusión y la desigualdad".
En el texto hay también una llamada al diálogo y al esfuerzo colectivo. "La Patria -se puede leer en el documento- requiere de todos un renovado esfuerzo de diálogo sincero y búsqueda de consensos en orden a generar síntesis superadoras". Y establece también un criterio de consideración al afirmar que "la grandeza de nuestra dirigencia se manifestará en este intento si sabe incorporar también los esfuerzos y las búsquedas de los más pobres".
El documento incluye además una referencia al posicionamiento eclesiástico "en defensa de la vida", recordando un texto anterior para advertir que “la nueva cuestión social abarca tanto las situaciones de exclusión económica como las vidas humanas que no encuentran sentido y ya no pueden reconocer la belleza de la existencia”.
Los obispos incorporaron en su declaración un señalamiento sobre la corrupción. "El delito de la corrupción -dicen- nos tienta a todos de distintas maneras y no será posible un real fortalecimiento de nuestra democracia, sin una firme opción ética en los distintos niveles de la vida social, sin una real división de los poderes del Estado y una participación cotidiana y generosa de cada argentino".
La declaración de la asamblea culmina con un llamado de los obispos en su calidad de "ciudadanos responsables" y reforzando la idea de la tarea común. Dicen los obispos que "estamos llamados a formar un pueblo que, más allá de las discrepancias, sostenga referencias estables que conformen un proyecto común". Y que ello implica "un renovado esfuerzo por superar las distintas formas de violencia y por construir la amistad social".