“No me lo propuse, sucedió. Y acá estoy, con veinte temas y una felicidad que me desborda”, dice Laura Ros. La cantante y guitarrista habla de Descubriendo a Joni Mitchell, el show que presentará este jueves a las 21 en Bebop (Moreno 364). Secundada en batería y percusión por Federico Gil Solá y en bajo por Alito Spina, músicos experimentados en los palos del rock con fundamento, Ros trazó un recorrido personal entre las canciones de Mitchell. Ante lo delicado de términos como “versión” u “homenaje”, la intérprete prefiere hablar de “descubrimiento”, acaso como una manera de hacerse cargo de lo que, según cuenta, “estaba ahí y de pronto lanzó sus señales”.
“La cosa fue así. A partir del nacimiento de mi hija, decidí hacer un paréntesis en mi actividad musical. Nada de cantar, nada de componer. Quería transitar con tranquilidad esa etapa tan especial y pude hacerlo, porque nadie me reclamaba que termine un disco o que componga más canciones. De pronto tuve el tiempo y toda la libertad para reflexionar, en el medio del disfrute de ver crecer a mi hija”, cuenta Ros. “En esa etapa de cambios reincorporé a mi rutina la costumbre de escuchar música, cosa que había dejado de hacer, y la vida se llenó de otras cosas, pero todo en función de estar con mi hija. Fue entonces que reapareció un disco de Joni Mitchell. Ahí estaba la canción ‘The circle game’, que es un poco una música de cuna. Sentí que ese tema me conectaba con Viole y lo escuchaba desde el puro disfrute, sin pensar en que podía hacer algo con eso”, continua.
La flecha estaba en el aire y como suele pasar con los cancioneros poderosos, un tema trae al otro y así sucesivamente. “De repente apareció otra canción, ‘Help me’. Traté de cantar arriba, distraídamente, como normalmente hago cuando escucho una canción que me llega, y me resultó redifícil. Entonces me di cuenta de que eso era fácil de escuchar pero difícil de cantar. No era una cuestión de registro, de graves o agudos, era más bien el ritmo, la complejidad de la melodía y en particular la relación de la música con la letra”, repasa Ros. Llegaron más canciones, como “Coyote” y “Both sides now”, por ejemplo, y la tentación de encontrarle la vuelta a la complejidad de lo simple resultó irresistible. “Ahí entendí que estaba frente a un desafío y me puse a trabajar ya con todas las intenciones de internarme en ese mundo”, explica.
Mitchell es una de esas artistas en las que compositora, poeta e intérprete conforman una unidad cuidadosamente equilibrada, un microrganismo difícil de desmembrar. En más de medio siglo de actividad, su trayectoria atraviesa los pliegues de la música norteamericana, contorneándose en innumerables idas y vueltas entre la balada folk, el rock y el jazz, y su discografía da cuenta de una visión artesanal de la canción, concebida como una miniatura irrepetible capaz de incluirlo a todo. “Joni es una compositora y poeta maravillosa y además como guitarrista inventó una manera nueva de tocar. Utiliza una serie de afinaciones distintas a la habitual que le permiten un sonido propio, muy original. También su mano derecha resulta muy original. En los primeros discos utiliza mucho el arpegio, pero después mete una serie de chasquidos que a mí, que vengo del folklore, me resultaron muy atractivos”, comenta Ros.
De “The circle game” como canción de cuna para su hija, a la curiosidad por los fraseos, a la relación entre música y texto, a la fascinación por las afinaciones de la guitarra. Ese recorrido Ros dio paso a la profundización del trabajo ya con la idea de un repertorio. “De repente me encontré transcribiendo canciones como ‘Woodstock’, que originalmente es con sintetizador, pero la hice con guitarra, utilizando una de las afinaciones que utiliza Joni en otras canciones. Ahí sentí que me metía completamente en su mundo, ya pensando en cómo hubiese hecho ella en esta circunstancia”, explica. “Cuando terminé ese arreglo lo mandé a la página web de Joni Mitchell y al día siguiente me respondieron pidiéndome la tablatura de la guitarra para subirla a la página, junto con el video. Esa fue la confirmación de que estaba por buen camino. Y para mi sorpresa, después vi la fecha del jueves en Bebop anunciada en la página de Facebook de la mismísima Joni. Qué se yo, son confirmaciones de que de alguna manera logré empatía con su obra”, se alegra.
La charla continúa y Ros habla del trabajo detrás de cada canción para agregar lo propio sin perturbar lo original. “Fueron muchas horas de laburo y creo que logré poner esas canciones en mi boca. En eso me ayudó Federico (Gil Solá), mi compañero. Él es en gran parte responsable de que me haya animado a profundizar este trabajo. Me ayudó en la selección de temas y sobre todo me hizo sacar este proyecto del living de casa, enviar el tema a la página de Joni y todo lo que se fue dando”, asegura la cantante. Entre temas como “Taming the tiger”, “Both Sides Now”, “Woodstock”, “Circle game”, “A case of you”, “Big yellow taxi”, la voz y la guitarra de Ros buscan a Joni Mitchell. “Es la primera vez que como intérprete siento una relación tan fuerte con lo que canto. No sé si esto va a durar dos meses o diez o cincuenta años más. No lo sé. Por ahora me dejo estar en la felicidad que te da la libertad de elegir”, concluye.