La construcción registró una caída de 8,5 por ciento en septiembre respecto de igual mes del año pasado. Así lo informó el Indec. En los primeros nueve meses del año, la actividad marcó una baja de 8,0 por ciento en relación a igual período de 2018. Este dato muestra que la recesión del mercado interno continúa firme y se suma a las fuertes caídas anotadas en la rama manufacturera (ver aparte).

El retroceso de la construcción puede observarse en el desplome de los despachos de insumos para el sector en el mercado interno. El documento del centro de estadísticas oficial detalló que en septiembre hubo una caída del 43,6 por ciento en demanda de asfalto, del 20,1 por ciento en grifería y tubos de acero sin costura y vidrio, del 15,4 por ciento en hierros y aceros, del 12,9 por ciento en sanitarios de cerámica, de 10,2 en hormigón, del 10,1 en mosaicos y del 9,6 en pinturas. Se registraron además bajas del 7,2 por ciento en cemento, del 5,9 en cales y del 0,5 por ciento en ladrillos.

El retroceso de los despachos de insumos se explica por dos motivos. El primero es el ajuste que hizo el sector público en la obra de infraestructura. El equipo económico no conseguirá su meta de déficit fiscal cero para este año pero para intentar lograrlo realizó un fuerte sacrificio sobre la obra pública.

El segundo elemento que explica la menor demanda de insumos y las caídas en la actividad de la construcción es el freno en las decisiones de inversión del sector privado. Las familias y las empresas por la devaluación, la incertidumbre y la suba de costos frenaron la edificación de vivienda y propiedad comercial.

La actividad de la construcción no tiene expectativas optimistas de los referentes del sector para los próximos meses. El 39,1 por ciento de las empresas que realizan obras privadas prevé que el nivel de actividad no cambiará entre octubre y diciembre, mientras que sólo un 2,2 por ciento considera que subirá. Todo el resto cree que seguirá cayendo.

El 22,1 por ciento de las empresas dedicadas a la obra pública opinó que el nivel de actividad no cambiará y ningún encuestado consideró que mejorará. Las perspectivas de las constructoras dedicadas a obras de infraestructura son fuertemente negativas hasta fin de año. El ajuste en las inversiones estatales fue muy fuerte desde 2018.