Los coletazos del gaffe mundial que se produjo el domingo por la noche, durante la ceremonia de entrega del Oscar a la Mejor Película en el Dolby Theatre, todavía están muy lejos de aplacarse. La propia Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood emitió ayer un comunicado porque no consideró para nada suficiente la aclaración de los hechos ni la asunción de la responsabilidad de lo acontecido que había realizado la compañía contable Pricewaterhouse Coopers (PwC) a escasas horas de haber sucedido el mayor papelón en la historia de los Oscar. 

“Lamentamos profundamente los errores cometidos durante la presentación de la categoría de Mejor Película en la ceremonia de los Oscar. Pedimos disculpas a todo el elenco y equipo de La La Land y Moonlight, cuya experiencia quedó profundamente alterada por este error”, señala. “Agradecemos la buena disposición que exhibieron bajo estas circunstancias. Pedimos perdón a todos los involucrados, incluidos nuestros presentadores Warren Beatty y Faye Dunaway, los cineastas y nuestros fans que nos ven en todo el mundo”. Y cierra con un ¿enigmático? mensaje que, sin embargo, parece claro a quiénes apunta:   “Hemos pasado la última noche y hoy (por ayer) investigando las circunstancias (de lo sucedido), y determinaremos qué acciones son apropiadas en el futuro. Estamos firmemente comprometidos con la defensa de la integridad de los Oscar y de la Academia”, concluye el escrito. 

Seguramente habrá mayores novedades cuando se reúna el Consejo de la Academia que analiza la gala, que, en principio, tenía pensado hacerlo el próximo 28 de marzo, pero todo indica que la fecha podría adelantarse. De todos modos, parece poco probable que lo sucedido termine por quebrantar la relación entre PwC y la entidad, que comenzó hace 83 años. Es que quienes conocen con detalle las labores de la compañía aseguran que la entrega de los sobres es un trabajo ínfimo en relación al del recuento y tabulación de los sufragios. Sin embargo, habrá que esperar a esa reunión del Consejo de la Academia para conocer si exigirán solamente eyectar al responsable material o ir por más. 

En ese sentido, todos los cañones apuntan a Brian Cullinan, jefe del equipo del área de California del Sur de la consultora PwC. Es que la compañía emitió ayer un comunicado señalando que este hombre fue el responsable de darle el sobre equivocado a Warren Beatty, mientras que su compañera, Martha Ruiz, había entregado a Leonardo Di Caprio minutos antes la carta de Mejor Actriz, que Emma Stone conservó desde que recibió la estatuilla dorada. El comunicado expresa también responsabilidad por parte de la mujer, ya que indica que ninguno de los dos reaccionó para evitar el error. “PwC asume la total responsabilidad de la serie de errores y ruptura de los protocolos establecidos durante la noche de los Oscar. El socio de PwC Brian Cullinan erróneamente les entregó el sobre de ‘Mejor actriz protagónica’ en lugar del sobre ‘Mejor película’ a los presentadores Warren Beatty y Faye Dunaway. Una vez que ocurrió el error, los protocolos para corregirlo no fueron seguidos con suficiente rapidez por el Sr. Cullinan ni por su compañera. (...) Durante 83 años, la Academia le ha confiado a PwC la integridad del proceso de premiación durante la ceremonia y anoche le fallamos a la Academia”. 

Si bien el comunicado no lo indica, cada uno de los trabajadores de PwC tenía un juego de sobres, y ayer se hizo público que Cullinan posteó fotos en las redes sociales durante la ceremonia y en su último tuit agregó una foto de Emma Stone con la estatuilla dorada. Parece ser que la hora del tuit coincidiría prácticamente con el momento del bochorno. 

Uno de los “triunfadores” de la noche del domingo fue el presidente estadounidense Donald Trump: cuando todos los ojos de los televidentes focalizaban en las figuras artísticas que iban a pronunciar sus discursos, y cuando el mundo del cine pretendía debatir qué tan anti-Trump era la gala, el escándalo fue de tal magnitud, que aplacó los comentarios posteriores contra el presidente. Sin embargo, Trump no se privó de opinar al respecto: “Pienso que se centraban tanto en la política, que al final no supieron tomar la curva. Fue un poco triste”, señaló al portal de ultraderecha Breitbart News, que apoyó su candidatura a la presidencia de los Estados Unidos. El primer mandatario norteamericano recordó que él asistió en el pasado a alguna de las ceremonias pero, en su opinión, el show del domingo “no tuvo glamour”. “Faltó algo extraordinario, y acabar así fue triste”, consideró. 

Fue tan sorpresivo lo que sucedió, que hasta el momento probablemente más político, como fue la entrega de la estatuilla a la Mejor Película en Habla no Inglesa a El viajante, del iraní Asghar Farhadi (quien no había acudido a la gala en protesta por la política migratoria de Trump), pasó casi inadvertida en la mayoría de las crónicas del día después. 

Jimmy Kimmel, que ofició de conductor durante la entrega de los Oscar, le aportó pimienta al asunto. El lunes, durante su talk show, no sólo comentó el incómodo momento que se vivió en la ceremonia, sino que también habló con sorna: “La La Land fue, al mismo tiempo, la mayor ganadora y perdedora de la noche”, bromeó Kimmel en el comienzo de su programa. Y agregó: “Fue la final más rara de la televisión desde Lost”.