Sonja Bennett soñó ese momento desde hace más de 15 años, cuando un médico le dijo que su hijo Kalin, diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista (TEA), difícilmente iba a poder caminar. Sentada en las tribunas del Memorial Athletic, el estadio de básquetbol de universidad de Kent State, vio como su ahora gigante niño de 2,10 metros hizo historia al anotar su primer doble en el certamen de la NCAA, el prestigioso torneo universitario de Estados Unidos.
La historia de superación de Kalin Bennett conmovió al mundo del básquet norteamericano en noviembre del año pasado, cuando Kent State, una universidad ubicada en el estado de Ohio, anunció que le daría una beca deportiva completa para la temporada 2019/2020, con lo que el pivot de 18 años se convertía en el primer jugador con autismo en participar de la NCAA, el certamen que sirve de plataforma a la mayoría de los basquetbolistas que luego llegan a la NBA.
El propio Bennett contó que su objetivo estaba por encima de sus logros: su historia prentedía servir de superación para otros niños, ya sea con autismo o con alguna limitación física o psíquica. "Quiero tener un impacto no solo en la cancha, sino también con los niños que están luchando con las mismas barreras que luché yo", contó en el sitio cleveland.com en aquel momento. "Quiero usar esta plataforma para inspirar a otros niños con autismo y no autismo. Quiero hacerles saber que si yo puedo hacer esto, ellos también pueden hacerlo. Muchas veces se sienten solos y solas, y yo también lo siento al crecer", añadió.
No fue casual que Bennett llegara a Kent, una universidad especialmente implicada en la diversidad y que trabaja de manera concreta con estudiantes con diferentes clases de autismo, con un departamento especializado en el tema. Gina Campana es la directora asistente de la Iniciativa de Autismo para la Investigación, la Educación y la Difusión de Kent State y una de las protagonistas secundarias de la historia de Bennett. "Realmente es un ser humano fenomenal, una luz emana de este joven. Y tenemos la suerte de contar con él en la universidad de Kent", resaltó cuando se anunció la entrega de la beca para el nuevo jugador.
Un año después de aquel anunció, el sueño de Bennett y su madre Sonja, sentada en las gradas con una remera azul, con las letras KSU amarillas en el pecho, se hizo realidad, con el inicio de la temporada de la NCAA. El fixture determinó que el primer partido de los Golden Flashes era en casa, ante Hiram. Y todo resultó mejor de lo esperado, ya que Kent State se impuso 97-58, y Bennett estuvo seis minutos en la cancha, en los que aportó un doble, tomó dos rebotes y metió un tapón.
El pico de emoción llegó a falta de 2:30 minutos, cuando el pivot recibió en la zona pintada, encaró hacia adentro con dos piques y con un gancho de zurda marcó sus primeros puntos en el certamen, para dejar el marcador 91-54 y recibir además la falta personal. Un aplauso, los puños apretados y las felicitaciones de sus compañeros marcaron la importancia del momento para Bennett, que rompió una barrera más en su vida.