Desde La Paz
Bolivia volvió a sacudirse por enfrentamientos y ataques violentos, con epicentro en la ciudad de Cochabamba pero con hechos en otros puntos del país este miércoles y nuevos choques nocturnos en la ciudad de La Paz. Esto se da en el marco de las protestas de la oposición contra el resultado de los comicios que derivaron en la reelección de Evo Morales, mientras se realiza la auditoría del escrutinio de parte de la Organización de Estados Americanos y el país está en crisis por un sostenido paro cívico.
Hacia el mediodía de ayer inmensas columnas de mujeres campesinas se manifestaron pacíficamente contra el racismo y por la democracia en el centro de la ciudad de Cochabamba. A la convocatoria de las “Bartolina Sisa” se sumaron cocaleros y militantes del Movimiento Al Socialismo y, pasado el mediodía, comenzaron los encontronazos con grupos de partidarios ligados al Comité Cívico de Santa Cruz, quienes arrojaron gases a mujeres y niños. A partir de ahí la mecha se encendió y los episodios violentos se multiplicaron a las localidades de Quillacollo y Vinto, municipio en el que se registraron los hechos más graves, incluyendo el incendio del edificio de la alcaldía.
La víctima mortal fue identificada como Limbert Guzmán Vásquez, de 20 años de edad. Durante la mañana se había informado el rescate de un joven gravemente herido en los enfrentamientos entre bloqueadores y desbloqueadores en el puente Huayculi, en Quillacollo. Guzmán fue trasladado al hospital Viedma, donde falleció en horas de la noche por “traumatismo cráneo encefálico grave, fractura de base de cráneo, muerte cerebral y paro cardiaco respiratorio”. Aida, hermana de Limbert, sostuvo a la prensa que “el Partido de (Carlos) Mesa y (Luis Fernando) Camacho le pagaron (para bloquear) y, como él estudiaba, quería ganarse unos centavos”.
“Resistencia Juvenil Cochala” se hacen llamar los integrantes de los grupos de choque que asolaron a Cochabamba a bordo de motocicletas y munidos de todo tipo de elementos de ataque. Están sindicados como quienes perpetraron los ataques contra Patricia Arce, alcaldesa de Vinto por el MAS, quien fue secuestrada, retenida y agredida por sujetos que la liberaron tras obligarla a arrodillarse, bañarla con pintura roja y cortarle el cabello, entre otros sometimientos. Un episodio similar padeció Félix Vegamonte, ex dirigente campesino, exviceministro y actual secretario de Coordinación con los Movimientos Sociales de la Gobernación de Cochabamba.
“Toda mi solidaridad con nuestra hermana alcaldesa Patricia Arce, secuestrada y vejada cruelmente por expresar y defender sus ideales y los principios de los más pobres. Condenamos las acciones violentas que causan luto y dolor en la familia boliviana”, escribió el presidente Morales en su cuenta en Twitter y también se condolió y condenó el asesinato de Guzmán.
Violencia en ascenso
Javier Zavaleta, ministro de Defensa, fue enfático al referirse a la escalada de violencia que azota al país y llamó al dirigente cívico Luis Fernando Camacho a que repliegue sus grupos de choque y a que deje de lado la incitación a movilizaciones, tomas de instituciones y cierres de fronteras: “Estamos a un paso de comenzar a contar a los muertos por docenas si es que el señor Camacho, en el transcurso del jueves, no hace un llamado a la pacificación de la gente que le sigue”.
En La Paz también se produjeron nuevos enfrentamientos la noche del miércoles, con 10 heridos producto de choques entre universitarios y mineros en los alrededores de plaza Murillo y de la Facultad de Derecho de la UMSA. La tensión se extremó pasadas las 21 horas debido al arribo de Camacho al aeropuerto de El Alto. Zavaleta también denunció que los cívicos de Cochabamba, Potosí y Santa Cruz trasladaron a estos grupos de choque para generar violencia en la sede de Gobierno.
“La cruzada” opositora
El clima de violencia y la tensión social es una apuesta de los sectores opositores principalmente nucleados en torno al Comité Cívico Nacional. Y uno de sus principales actores es el líder cruceño Luis Fernando Camacho, cuya estrategia de entregarle la carta de renuncia al presidente Morales ha ido al compás de la escalada de violencia.
En medio de un gran operativo de seguridad del Gobierno, Camacho finalmente llegó anoche a La Paz y montó todo un show mediático y en las redes sociales -con video incluido- que también fue usufructuado por otros opositores que -esta vez sí- lo esperaron y acompañaron durante horas, mientras en las calles alteñas y paceñas recrudecían los enfrentamientos.
"Quiero agradecer al pueblo boliviano por haberme acompañado en esta cruzada, esto generó la unidad de todos bajo una sola causa", posteó primero para luego sostener antes las cámaras: “Agradecer a la Policía por toda la colaboración y sobre todo a esa juventud, a esos hombres y mujeres que fueron a recibirme al aeropuerto. Decirles que ya llegué, que venimos a buscar la paz, no buscamos enfrentamiento, no queremos dividir Bolivia, queremos una sola Bolivia sin discriminación y sin racismo".
En tanto que Carlos Mesa, el derrotado candidato de Comunidad Ciudadana, le brindó su “solidaridad y respaldo” y le tendió un puente político: “Es muy importante establecer una línea de unidad de la oposición democrática boliviana independientemente de cualquier circunstancia particular, creo que esto es clave en un momento de crisis tan dramático como el que está viviendo Bolivia”.
Hay que ver cómo sigue hoy la saga de Camacho con su carta de renuncia al presidente mientras la convulsión sigue y el paro se agrava por los bloqueos de los pasos fronterizos internacionales de parte de sectores transportistas de carga pesada, lo cual está perjudicando también el libre tránsito de residentes y turistas.
En tanto, se esperan las conclusiones de la auditoría de la OEA, cuyo plazo finaliza el 11 de noviembre. Entre ese juego de luces y sombras, Luis Almagro, titular del organismo regional, apuntó vía Twitter que “las protestas por la misión de auditoria me hacen reafirmar la convicción que la misma debe continuar su trabajo”.