Entre 30 mil y 35 mil hinchas de Colón habrán arribado a Asunción, Paraguay, para ver la final de la Copa Sudamericana ante Independiente del Valle (de Ecuador), este sábado a las 17.30, en el estadio de Cerro Porteño. Irán en al menos 300 micros, más aquellos que viajen en coches particulares. Desde Santa Fe son casi 700 kilómetros. Entre esos hinchas habrá dos que arribarán desde Rolesville, Carolina del Norte, Estados Unidos. Le cuentan su historia a Página 12. Este diario, además, habló Omar Sandivo, el hincha de 78 años cuya imagen se convirtió en ícono del club santafesino en la noche del 26 de septiembre, cuando superó al Atlético Mineiro en Brasil en la semifinal. Sandivo ya se encuentra en Paraguay. Y Maximiliano Lanteri también habla de lo suyo: seguirá a Colón desde Buenos Aires, ciudad a la que vino para estudiar y desde donde con un grupo de amigos acompañan a Colón en canchas o a través de la radio o tele cuando no pueden viajar. Sufrir a la distancia es una experiencia inherente a cualquier futbolero.
Nacido en Santa Fe hace 52 años, Gustavo Pintos vive por cuestiones laborales en los Estados Unidos desde hace casi 20 años. Siempre fue a la cancha pero ahora la distancia marca condiciones. Dice que es de Colón "desde la cuna". "Por herencia familiar: mi papá, mi abuelo, todos eran de Colón". Y agrega: "De Colón se nace, se lleva en la sangre. Es una cuestión de genes". Está casado con Inés y tienen dos hijos: Gastón y Magdalena. Con Gastón viajó a Paraguay para ver la final de este sábado. "Ver este partido es como ver nacer a tu hijo, es indescriptible la alegría. Es emoción y un recuerdo seguramente inolvidable para mí y para mi hijo. Será la primera final que veamos juntos y después de 19 años vuelvo a ver un partido de Colón con mi hijo en un estadio, como hacíamos en Argentina, que íbamos a todos los partidos".
Pintos contó cada minuto de esta final desde que Colón clasificó. Ese día cumplía años. Lloró y sopló velitas sobre la torta con un dibujo de Colón que le hizo su esposa. "Te podrás imaginar qué pasaba con la torta si perdía Colón". "La alegría de ver a Colón en la final no tiene parangón. Es hermoso, gratificante, emocionante. Caben todos los calificativos que quieras".
Cuando Colón ganó en la serie de los penales en el Mineirao, en Brasil, el rostro emocionado de Omar Sandivo, de 78 años, fue publicado por la Conmebol en redes sociales. "Ese es mi abuelo", escribió su nieta, María Flor Salas, y la imagen se viralizó. "No llevé teléfono celular a Brasil, así que no tenía idea de nada. Después me contó mi hija que a ella y a mi nieta se les llenó el teléfono de mensajes", dice Sandivo. Flor, la nieta en cuestión, cuenta a este diario: "Subí la foto y me fui a dormir. A la mañana mi mamá y yo no entendíamos nada. Nos llamaron de la tele, de los diarios… Fue tremendo lo que pasó con mi abuelo".
Sandivo ya está Paraguay con su esposa, Dora. En estas horas arribarán su hija Marcela y su marido. El club le dedicó un video y le regaló la entrada y el viaje a la final por considerarlo hincha icónico de la pasión sabalera. "No caí del todo. Este partido es impensado", se emociona antes de acordarse de los rivales de siempre: "Los de Unión quieren que perdamos. La rivalidad con ellos es tremenda". Su hija Marcela, también fana de Colón, dice que no puede más de los nervios: "No veo la hora de que empiece el partido. En Santa Fe, desde que clasificamos a la final, no se habla de otra cosa".
De chico Sandivo usaba la camiseta sabalera porque no le gustaba la de Unión. En los años 50 seguía al equipo por radio. Después agregó los viajes de 150 kilómetros desde su pueblo, Gobernador Crespo, hasta Santa Fe, para ir a la cancha. "En el 65 me casé y ascendimos", recuerda sobre un partido emblemático ante Chicago. Se hizo socio y fue testigo de partidos inolvidables, "como un 5 a 1 al River de Francescoli y Ortega", en el 97. No le costó mucho hacer de Colón a su esposa, una ex Boca con la que se casó hace casi 55 años.
"Viajar en familia a ver una final, tras un viaje largo y con tanta cantidad de gente, es emocionante. Más si ganamos", imagina Sandivo. "No creo que ningún equipo de Argentina haya llevado tanta gente como Colón a un partido internacional". Dice también que cuando su imagen se viralizó un paraguayo al que no conocía le ofreció de regalo dos butacas en el estadio para ver la final. "Hasta me iba a buscar cuando llegue a Paraguay para llevarme a la cancha. Esas cosas son increíbles, no se entienden, son parte de la pasión".
Maximiliano Lanteri nació en Reconquista, Santa Fe, hace 45 años y cuando terminó el secundario se fue a Buenos Aires a estudiar. "Por lo general se sale hincha de Boca, River, Independiente…. Mi papá era de Independiente pero no fanático y un tío me tiraba para Boca. A mi papá cada tanto lo acompañaba a Santa Fe por trabajo y en uno de esos viajes me llevó a la cancha a ver a Colón contra Racing, que había descendido. Ahí me enamoré de los colores, del estadio, de la gente, y empecé a seguirlo primero por radio y después en la cancha, con amigos", recuerda. Cuando en 1993 se mudó a Buenos Aires veía a Colón cuando jugaba en la zona. Con el tiempo se afianzaron las peñas y se hizo en esta ciudad una filial de amigos hinchas del equipo.
Aún le dura la alegría del ascenso del 95, el subcampeonato del 97 -ahí nomás del campeón, River, al que goleó 5 a 1- y la clasificación a la Libertadores. Y reflexiona: "Los hinchas de los clubes como Colón vivimos de la ilusión. Uno sabe que no va a pelear campeonatos internacionales, entonces cada partido es una ilusión. Uno piensa que puede ganar una final, pero sigue siendo una ilusión. Entonces no se toma dimensión hasta que se juega el partido. Esta final es lo mismo: pensamos que se puede ganar, pero sigue siendo una ilusión. Que Colón haya llegado a la final de la Sudamericana no estaba en los planes. Este año peleamos cuatro torneos: Sudamericana, Copa Santa Fe, Copa Argentina y el tema del descenso en la Superliga. De hecho, Lavallén está en la cuerda floja. Si no era por esta final ya hubiese sido despedido. Creo que el pueblo sabalero con esta final ya está hecho. Es algo que nunca pasó. No quiero ni pensar si la llegamos a ganar. Colón es un grande al que no se lo valora tanto como a otros clubes".
Lo del descenso es un fantasma preocupante. Debajo de Colón, en la tabla de los promedios, están Banfield, Rosario Central, Patronato, Aldosivi, Central Córdoba y Gimnasia y Esgrima La Plata. Será responsabilidad de los dirigentes que el árbol no tape el bosque. Porque ahora, para los hinchas, con la final a pocas horas y la alegría de un posible título internacional seduciendo como nunca, no queda más que disfrutar.