Ver a Lula de vuelta, en los brazos del pueblo, parece lo más normal del mundo. Fue algo con lo que tantos soñaron, el mismo Lula dice que se imaginó tantas veces en esa situación. Una situación frustrada tantas veces, en medio de recursos denegados, de hábeas corpus rechazados, decisiones aplazadas, porque la trampa judicial montada en contra de Lula se resistía a todo.
Parecería que les faltaba coraje a los jueces para hacer justicia. Hasta que, de a poquito, se fue dibujando el camino de la justicia. Un juez dice algo, columnisas especulan. De repente una votación empatada, con voto final de un juez conservador, que hace que Lula, como mágicamente, salga de ese edificio al que se había presentado en abril del año pasado y pasa a abrazar a todos los que lo cercan.
Lula fue la víctima más exacerbada de la persecución jurídico-mediática. Fue preso, procesado, condenado sin pruebas, imposibilitado de ser candidato, de vencer en primera vuelta y de volver a ser presidente de Brasil. En el año y ocho meses que le quitaron injustamente la libertad, han avanzado como nunca en la destrucción de lo que él había construido.
Las primeras palabras de Lula libre fueron de agradecimiento a todos los que estuvieron en la vigilia enfrente de la Policía Federal, dia y noche, a quienes dice que agradecerá el resto de sus días. Leyó un largo listado de compañeros, casi todos del PT, del MST, de los sindicatos, abrazó a muchos de ellos.
Para demontrar que volverá a hacer política todo el tiempo, anunció que hará un pronunciamiento al país mañana en el Sindicato de los Metalúrgicos. Del mismo sindicato donde empezó su lucha sindical, donde el despidió de cada uno de nosotros aquel triste sábado de abril del 2018, para presentarse a la Policía Federal.
Anunció también que va a retomar las caravanas por todo el país. Las caravanas que él realizó por cuatro regiones de Brasil – Nordeste, Minas Gerais, Río de Janeiro y sur del país -, experiencia inolvidable para todos los que hemos tenido el privilegio de participar y que ahora Lula pretende retomar, invitándonos a todos para que lo sigamos acompañando.
Dijo también que va a recordar a todos que es posible tener un Brasil mejor, distinto, donde prevalezcala la justicia y el amor. Nadie duda que Lula volverá a hacer política todo el tiempo. Que seguirá peleando para probar que es inocente y que los que lo han perseguido, deben ser procesados, condenados e ir presos.
Está claro que Lula, recuperando sus derechos políticos, es el candidato del PT a la presidencia de Brasil, con todas las posibilidades de ganar. Que toda la vida política, a partir de hoy mismo, pasa a girar alrededor de Lula, dondequiera que el esté’.
Lula ya estaba volviendo a ser protagonista de la vida política brasileña, aun desde la cárcel, dando dos o tres entrevistas a la semana. El sale de la prisión cuando el gobierno de Bolsonaro está en caída libre en términos de apoyo, habiendo acumulado conflictos con prácticamente todos los sectores de la sociedad, cuando se prevé que los balances de fin de año van a ser catastróficos para el gobierno, con todos pensando que será del país con tres años más como este.
Lula ha triunfado con su fuerza moral, con sus convicciones políticas, sale todavía más grande de cuando entró en prisión. La derecha está perpleja, muda, desconcertada, sin todavía asimilar el golpe.
Brasil ya no será el mismo después del calvario que Lula ha soportado con tenacidad y firmeza. Así como se despedía de nosotros dándonos fuerza para resistir sin él, nos trasmitió a todos que lo hemos visitado la fuerza para seguir adelante.
El tamaño de la imagen de Lula marcará toda la vida brasileña. Esos 20 meses parecerán un breve paréntesis en el que Lula es el hilo de continuidad, el que representa, con ahora todavía más marcada personalidad, lo mejor que tiene Brasil, apuntando hacia un futuro mejor, justo y solidario. Todo lo que Lula significa para la gran mayoría de los brasileños.