No hay con qué darle. La vuelta a casa es una cuestión innegociable. No importa cuán confortable haya sido el exilio. En tal caso, el regreso será con un bolso pesado, repleto de trofeos. Así lo hizo Estudiantes, que volvió este sábado de su éxodo de 14 temporadas por Quilmes, el Bosque y el Único con una Copa Libertadores y dos torneos locales bajo el brazo, para celebrar la tan ansiada inauguración del remodelado estadio ubicado en 1 y 57, ese que le pertenece desde hace 115 años.

La calidez hogareña de este Jorge Luis Hirschi último modelo, ambientalmente sustentable y cien por ciento digital, no sabe de cábalas tampoco. En el club mundialmente conocido por la creencia en factores sobrenaturales (a veces, probados) no importó el gran momento en la Superliga, ni la imponente seguidilla de buenos resultados en el clásico platense ni la racha de Mariano Andújar sin recibir goles . Esta vez, nada de no hacer cambios durante un tiro de esquina: directamente, se hizo toda una mudanza.

Los rugidos de un león inflable musicalizan la llegada de los hinchas. "Esta es la camiseta que quería traer mi viejo a la reinauguración", aclama un fanático cuarentón mientras estira la casaca a dos manos a más no poder. Tercera edad y jóvenes parecen sumarse en partes iguales al Hirschi, no hay predominio de unos sobre otros. Están los que atestiguaron en persona las viejas epopeyas conseguidas por el Pincha en 1 y 57, y están los que las leyeron y esperan presenciar las que vendrán.

Donde no difieren ambos grupos es en el reconocimiento a las glorias del 68, del 82, del 06 o del 09. De a poco, los ilustres van llegando: alejados geográficamente del león inflable, son recibidos en la entrada principal con alfombra roja, flashes y una banda musical de trompetas de otros tiempos.

Las ovaciones en las tribunas se desatan mientras las siete pantallas gigantes del estadio enfocan a Alejandro "Pachorra" Sabella, Carlos Pachamé, las Brujas Verón - Juan Ramón y Juan Sebastián-, Rodrigo Braña, Leandro "Chavo" Desábato, Carlos "Chiquito" Bossio, Leandro "Chino" Benítez, entre muchos, muchos otros. También se hacen presentes el tenista Juan Mónaco, las jugadoras del fútbol femenino, algún que otro humano disfrazado de león en las plateas y los cánticos recordando el 7-0 a Gimnasia en 2006, justo en el debut pincha como local en el ya abandonado estadio Único.

El clima es inmejorable. Hasta el encendido de las luces del estadio se lleva su lluvia de aplausos. Va cayendo el sol y ya no quedan huecos en las tribunas. La gente sabe que se viene la anunciada fiesta. Esa que empezó el viernes por la noche con el triunfo sobre Talleres, que siguió con la marcha y vigilia hacia 1 y 57 tras el encuentro y que se desató en el Hirschi por la noche del sábado. Una fiesta que tendrá su mejor momento el 30 de noviembre, cuando Estudiantes reciba a Atlético Tucumán por la Superliga y tenga, de manera oficial, su gran vuelta al Uno. Aunque, esta vez, sin la ayuda de Santos, Ravenna, Medina y Lamponne, "Los Simuladores" que se unieron a los festejos.