En medio de denuncias por irregularidades en el voto electrónico y el pedido de suspender las elecciones si no se garantiza transparencia en el proceso, los salteños elegirán hoy a un nuevo gobernador, el tercero en los últimos 24 años.
El ganador reemplazará a Juan Manuel Urtubey, que gobernó al igual que su antecesor Juan Carlos Romero, un total de 12 años durante tres períodos consecutivos, lo máximo que permite la Constitución Provincial.
Serán cinco las opciones que encontrarán en la pantalla de las máquinas los 1.025.761 salteños habilitados para votar. En las PASO del 6 de octubre concurrió a cumplir con su obligación cívica casi el 69% del padrón.
El actual intendente capitalino y referente del macrismo salteño, Gustavo Sáenz, tiene como antecedente haber sido el candidato más votado en las PASO con el 42,81% de los votos (292.690). Nuevamente buscará hacerse fuerte en su territorio, la ciudad de Salta, en donde podría llegar a hacer la diferencia que compense su menor penetración en el electorado del interior.
Si bien en toda la campaña evitó referenciarse con Mauricio Macri y no se involucró públicamente en la elección nacional, su estructura en la capital fue vital para la remontada de Cambiemos en las Generales de hace dos semanas, que le permitió conseguir tres bancas en el Congreso.
Igualmente, Sáenz ya empezó a tender puentes con Alberto Fernández, a través de su candidato a vicegobernador Antonio Marocco, que ostenta tener una amistad con el presidente electo, y desempolvando su relación con Sergio Massa, compañero de fórmula presidencial en 2015.
Quien se presenta como su principal adversario es Sergio “Oso” Leavy, candidato del Frente de Todos que en las PASO, sumando las dos listas que se presentaron, obtuvo 220.278 votos (32,22%).
Tras las elecciones del 6 de octubre el FdT hizo una serie de presentaciones en la Justicia Electoral contra la boleta única electrónica, principalmente por la falta de exposición del código fuente del sistema y el almacenamiento de las urnas y máquinas en viviendas particulares, que en algunos casos pertenecerían a familiares de candidatos del saencismo.
Ante este panorama, el viernes los principales candidatos del Frente convocaron a una conferencia de prensa en la que exigieron al Tribunal Electoral que se garantice la transparencia de la votación, reservándose la posibilidad de pedir su suspensión en caso de detectar nuevas irregularidades.
Leavy en forma individual cosechó 163.527 votos, su campaña fluctuó entre enfatizar su identificación con Alberto y Cristina, las denuncias sobre una campaña sucia en su contra desde por las redes sociales y las ya mencionadas sospechas del voto electrónico.
Consciente de su debilidad en la capital, en las últimas semanas se dedicó a recorrer el interior provincial, con el dato en la mano de que, junto a la fórmula Fernández – Fernández, ganó la senaduría nacional en 21 de los 23 departamentos salteños, por lo que espera captar nuevamente todo ese voto kirchnerista.
El tercero en esta contienda es Alfredo Olmedo, que tuvo un flojo resultado en las PASO (132.604 votos, el 19,39%). Acostumbrado a participar con estructuras que armaba únicamente para la campaña, en esta oportunidad cuenta con el apoyo de la Unión Cívica Radical, que puso como vicegobernador al reciente relecto diputado nacional Miguel Nanni, y del Partido Renovador de Salta.
Por el momento esta unión no le rindió los votos que inicialmente imaginaba y ahora corre el riesgo de ser víctima de la polarización, tal como ocurrió en la elección nacional en la que macrismo y kirchnerismo acapararon todos los sufragios en perjuicio de los candidatos de Urtubey que se quedaron sin ninguna banca en el Congreso.
Completan el mosaico de candidatos, Pablo López por el Frente de Izquierda, cuya pobre cosecha de votos en las Primarias (24.573, el 3,59%) fue el reflejo de las divisiones internas que enfrenta principalmente el Partido Obrero, columna vertebral de la izquierda salteña.
También Elia Fernández del Frente Grande, una escisión del kirchnerismo que participa por afuera del FdT, del que se retiró cuando no logró la adhesión de la fórmula presidencial para su candidatura a senadora nacional, lo que la obligó a participar con “boleta corta”. Originalmente su objetivo era superar el corte de las PASO, del 1,5 % de los votos, que consiguió gracias al 1,96% final (13.437 votos).