Desde Madrid
El día después de las elecciones ha brindado algunas claves sobre la formación de un futuro gobierno, pero, sobre todo, ha dejado algunos titulares de peso. El más relevante ha sido el anuncio de Albert Rivera sobre su renuncia a la dirección de Ciudadanos, y a la actividad política en general.
Por el lado del PSOE, se empezaron a dar algunos indicios sobre cuál será la estrategia para que Pedro Sánchez sea investido y forme un nuevo Ejecutivo. Después de una reunión con los miembros de la Ejecutiva Federal del PSOE, que presidió el propio Sánchez, el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, despejó las dudas sobre una posible gran coalición con el Partido Popular, y afirmó que el compromiso del socialismo es formar un “Gobierno progresista lo antes posible”. Incluso, descartó que fueran a solicitar la abstención de la fuerza que lidera Pablo Casado.
A su vez, sin decirlo explícitamente y tras varias vueltas, Ábalos respondió a los periodistas que le consultaron si se abriría un proceso de negociación para formar una coalición con Unidas Podemos. “Estamos abiertos a escuchar y tenemos una actitud de enfrentarnos a una etapa nueva. Vamos a escuchar lo que plantean, lo que proponen, e intentar llegar a acuerdos de lo que creemos que interesa el país”, dijo el ministro sin que quedara claro si esa “etapa nueva” supone olvidarse de la idea de una coalición.
Desde el sector de Unidas Podemos, las proyecciones han quedado claras desde la noche electoral. Pablo Iglesias había dicho que su partido estaba “dispuesto a negociar desde ese mismo día (domingo) un Gobierno de coalición”, donde cada fuerza estuviese representada “exclusivamente en proporción a los votos que ha tenido”. Traducido, la formación morada debería contar con siete ministerios para sus dirigentes y, esta vez, con la inclusión del propio Iglesias.
Por otra parte, Ábalos enfatizó que el acuerdo que buscará el PSOE no incluye a las fuerzas independentistas. En concreto, el apoyo del partido soberanista de izquierdas Esquerra Republicana de Catalunya, cuyo líder Oriol Junqueras ha sido el máximo condenado por la realización del referéndum ilegal del 2017. Desde el interior de esa fuerza afirmaron que prestarían su apoyo para un gobierno de Sánchez, pero con la condición de que se entablara un diálogo con el independentismo catalán para hallar una “solución política” al desafío soberanista. Idéntico discurso repitieron los dirigentes de Junts per Catalunya, formación que lideran Carles Puigdemont y el presidente de la Generalitat catalana, Quim Torra.
En el marco de las primeras jugadas postelectorales, Vox ha dado un doble mensaje. Santiago Abascal ratificó que no prestará ningún tipo de ayuda al PSOE, pero invitó al Partido Popular a colaborar con Pedro Sánchez ya que comparten algunas “políticas”. Es posible que esa invitación a abstenerse forme parte de una estrategia para cerrarle el camino a Unidas Podemos y las fuerzas soberanistas de Cataluña en un eventual acuerdo de Gobierno con el PSOE y, a su vez, erigirse como el único partido opositor.
A pesar de estas primeras declaraciones de los líderes españoles, las portadas y cabeceras de los medios de comunicación se dedicaron a despedir a Albert Rivera. Después de sufrir un batacazo y perder 47 diputados de los 57 que había obtenido en abril, el líder de Ciudadanos anunció su dimisión y retiro de la actividad política. Desde que en la campaña previa a los comicios anteriores, Rivera abandonó el centro político que pretendía ocupar desde sus orígenes, el partido estuvo sometido a una dinámica de bandazos permanentes entre el PSOE y el Partido Popular que confundió a sus dirigentes y a sus votantes. Una dinámica cuyo resultado ha sido el derrumbe de este 10 de noviembre. Con la salida de Rivera, es posible que Inés Arrimadas, la alumna predilecta del expresidente de Ciudadanos, siga al frente de la formación.
A partir de este martes, se espera que Pedro Sánchez comience una ronda de consultas con los líderes de las distintas fuerzas políticas para conocer su (dis)posición respecto a la formación de un nuevo Gobierno. El resultado electoral agridulce que consiguió el PSOE y el hartazgo político de la sociedad exigirán que las negociaciones sean concretas, y sin mucho espacio para los relatos comunicativos. El ministro Ábalos afirmó en su conferencia de prensa que el deseo del PSOE es contar con un nuevo Gobierno antes de las navidades.