El presidente Mauricio Macri le dedicó por primera vez más de un minuto a hablar de Bolivia. Nuevamente, evitó hablar de un golpe de Estado. Dos días después de concretada la salida de Evo Morales, que debió exiliarse en México ante el riesgo para su vida, el mandatario argentino sostuvo que condena "la violencia", en abstracto. “Quiero dejar en claro que repudiamos la violencia de cualquier tipo y bajo cualquier circunstancia”, fue la forma en la que Macri optó por referirse a lo que está ocurriendo en Bolivia. Su canciller, Jorge Faurie, siguió diciendo que las Fuerzas Armadas le "sugirieron" a Morales que dejara la Presidencia. Lo contradijo su antecesora, Susana Malcorra, quien advirtió que se trata "de un golpe de Estado, no es una cuestión debatible".
Mientras su sucesor, Alberto Fernández, se mostraba hiperactivo para asistir a Evo Morales, Macri no mostró ni interés por hablar del tema, algo que delegó en su canciller. Lo abordaron ingresando a la Casa Rosada y contestó, al pasar, que estaba "preocupado, como todos". Finalmente, en un acto en el Museo de Casa Rosada, debió encarar algún tipo de discurso sobre el exilio forzoso de Evo Morales. "Quiero dejar claro que repudiamos la violencia de cualquier tipo y bajo cualquier circunstancia. Nosotros creemos en el diálogo como único método de salida de cualquier crisis que pueda tener una Nación", aseguró Macri sin hacer referencia a la renuncia forzada de Morales ni tampoco a su exilio.
"Entendemos que las elecciones son la mejor manera de trasparentar la voluntad del pueblo boliviano y que sus mecanismos previstos en la Constitución son los que van a permitir resolver esta cuestión", aseguró Macri, quien muchas veces habló de Venezuela como una dictadura, pero aquí no dijo nada sobre los ataques a funcionarios, que debieron asilarse en embajadas extranjeras.
De esta manera, Macri se alineó con Estados Unidos: "Como establece la Carta democrática Interamericana de la OEA, cuyos principios reafirmamos, la celebración de elecciones libres y justas son esenciales para la democracia. Por eso vamos a trabajar siempre para una región en paz con instituciones fuertes e independientes que renuncien a la violencia y consoliden la unidad de los pueblos”.
"Estamos siguiendo de cerca el tema y esperamos que rápidamente puedan convocar elecciones”, concluyó Macri. Sus frases, de todas formas, no fueron incluidas en el comunicado que mandó luego la Presidencia, y en el que se dedicó a autoelogiar su gestión en materia institucional.
El canciller Jorge Faurie volvió a negar que exista un golpe de Estado en Bolivia y dijo que se trata de “una grave crisis institucional”. Según el ministro, las Fuerzas Armadas sólo le “sugirieron” que renuncie, pero no existió “una interacción”. También imaginó que la policía se acuarteló "para no reprimir" y que "las Fuerzas Armadas se declararon prescindentes". No explicó por qué policías y militares salieron a cazar seguidores de Morales apenas fue derrocado.
Su antecesora en la Cancillería, Susana Malcorra , lo contradijo en todos los puntos. "Hay tres elementos objetivos que hay que evaluar. Primero, que se haya interrumpido el mandato de un presidente democráticamente electo. El procedimiento por el que se interrumpió no es el establecido constitucionalmente, es decir, a través del Congreso", analizó la ex canciller de Macri. "Eso no fue así. Él renunció ante una sugerencia por parte de las Fuerzas Armadas, que tuvieron un rol importante en ese desenlace". Cuando uno puede decir estas tres cosas, sí se puede considerar esto un golpe de Estado", remarcó. "Que esto se diera en un contexto muy complejo donde hay cuestiones que se pueden poner sobre la mesa como motores que llevaron a la expresión de la gente en las calles, no quita que uno objetivamente tenga que hablar de golpe de Estado y así lo considero", definió Malcorra.
De esta forma, la ex canciller se sumó a los sectores del oficialismo que se desmarcaron de Macri, tal como hicieron la UCR, la Coalición Cívica y hasta algunos dirigentes cercanos al Presidente, como Fabián Rodríguez Simón. Macri no acusó el golpe y, fiel a sí mismo, continuó en su estrategia de eludir hablar de golpe de Estado.