El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, marcó una dura posición a favor del golpe de Estado dado contra Evo Morales e invirtió los argumentos para sostener que fue el presidente depuesto quien quebró el orden constitucional. "Dieron un golpe de estado quienes se robaron la elección declarando la victoria en primera vuelta", sostuvo Almagro en Washington durante su intervención en la sesión extraordinaria convocada por Bolivia.
El discurso de Almagro se alejó de la posición neutral de los comunicados diplomáticos y se encargó de justificar las escenas de violencia que se viven en Bolivia: "La sangre en la manos es de aquellos que cometieron el fraude electoral", sostuvo el titular de la OEA, a pesar de que el último acto de gestión de Morales fue convocar a nuevas elecciones tal como se lo recomendó el organismo regional.
El titular del organismo con sede en Estados Unidos también tomó el guante de las acusaciones sobre la responsabilidad de la OEA en la difusión de un atípico informe preliminar sobre el proceso electoral, que marcó el destino de Evo Morales. "La OEA no dio un golpe de estado, dieron un golpe de estado quienes se robaron la elección declarando la victoria en primera vuelta", sentenció Almagro a pesar de que el propio informe preliminar no mencionaba la palabra fraude.
En la sesión extraordinaria Almagro también amplió el argumento que sostuvieron los gobiernos de derecha de la región para desconocer el golpe de Estado y presentarlo como una simple renuncia. "La carta de renuncia de Evo Morales dice ‘golpe cívico-policial’. Queda claro que no fue el Ejército el determinante de su renuncia. Los que hablan de golpe de Estado no están siendo precisos. Procuran distorsionar la realidad", argumentó el ex canciller uruguayo expulsado del Frente Amplio por sus completo alineamiento con las posiciones de Estados Unidos en la región.
La condena al golpe de estado
El texto surgido de la sesión extraordinaria que pide la convocatoria a nuevas elecciones, desconociendo por completo el golpe de Estado que terminó con el mandato constitucional de Evo Morales, fue firmado por Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, Guyana, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Venezuela, este último representado por delegados del gobierno autoproclamado de Juan Guaidó.
Sin embargo, hubo delegados de otros países que se opusieron a la resolución mayoritaria. Entre ellos, estuvo la voz de la embajadora mexicana, Luz Elena Baños, quien rechazó "categóricamente" el golpe de Estado contra Morales y defendió la decisión de su país de darle asilo político.
"Consideramos que las presiones que Evo Morales recibió por parte de las fuerzas armadas y los cuerpos de seguridad del país configuran elementos de un escenario de golpe de Estado, lo que México rechaza categóricamente", sostuvo Baños.
En la vereda opuesta de la particular interpretación de Almagro y los gobiernos de derecha de la región, Baños expresó la "seria preocupación ante el grave quebrantamiento del orden constitucional en Bolivia" a partir de la coerción ejercida por las fuerzas militares y exigió acompañar al país trasandino "de manera objetiva, responsable y respetuosa de su soberanía y su autodeterminación".
También le dedicó un párrafo a la insólita conducta de Almagro. “El secretario general, que despliega una constante e inusitada actividad mediática ha permanecido también sorpresivamente callado, con excepción de un comunicado del 10 de noviembre, ante el desbordamiento de la violencia y el peligro en el que se encuentra la vida de muchas personas, sin atribularse demasiado, al menos públicamente, para proteger con urgencia la democracia y los derechos humanos. Nos preguntamos, ¿cuáles son sus prioridades, cuáles son sus preocupaciones, cuáles son sus responsabilidades y sus urgencias?”, cuestionó la embajadora.
En ese sentido, también se pronunció el embajador de Uruguay, Hugo Cayrús, quien afirmó que en Bolivia "hubo un golpe de estado" y el gobierno "fue tomado por militares". En el mismo tono se expresó la embajadora de Nicaragua, Ruth Tapia, y la representante alterna de Bolivia, Ivanna Bracamonte, quien ocupó el lugar dejado por el embajador José Gonzáles, quien renunció antes de la sesión.
Los países del Caribe y las Antillas también se posicionaron en repudio al golpe de Estado contra Morales. "Hoy Bolivia está bajo control militar y la democracia fue puesta cabeza abajo. Lo menos que puede hacer este Consejo Permanente es condenar el golpe de estado, al menos para que no vuelva a repetirse en el continente americano", sostuvo la embajadora de Antigua y Barbuda, Joy-Dee Davis Lake.
"Estamos muy preocupados sobre lo que ocurre en Bolivia, rechazamos toda la violencia sin importar su origen", dijo a continuación el embajador de Santa Lucía, Anton Edmunds, quien se pronunció en nombre de sus pares de Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Jamaica, San Cristóbal y Nieves, Surinam, y Trinidad y Tobago.