La periodista Manuela Irianni, egresada de la Universidad de La Plata, y también locutora del ISER, pensó en el tema de los golpes de Estado para su tesis de graduación, que terminó siendo el documental De facto. Ahora, para su segundo trabajo audiovisual decidió continuar con temáticas de la historia argentina contemporánea y se propuso dirigir, producir (junto con El Destape), y guionar el documental Vera, que narra la historia de Vera Vigevani de Jarach, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, italiana y judía. Vera se exilió de Italia con su familia en 1939 huyendo de las leyes raciales de Mussolini. El abuelo de Vera permaneció en Italia, luego fue prisionero del campo de concentración de Auschwitz y asesinado por el nazismo en ese recinto del terror. Vera se radicó en Argentina con tan solo 11 años. En 1976 su hija, Franca Jarach, estuvo secuestrada en la ESMA y luego fue asesinada en un vuelo de la muerte. El film tendrá una presentación especial este miércoles a las 18.30 en el Teatro Margarita Xirgu (Chacabuco 875), con entrada gratuita.
El origen de la película se remonta al 8 de junio de 2017, fecha de visita de la canciller alemana Angela Merkel a la Argentina. Ese día, Vera mantuvo un emotivo diálogo con la jefa de Estado de Alemania en el Parque de la Memoria. Mencionó que “entre las cosas que se repiten a través del tiempo está el negacionismo” y señaló la designación de Darío Lopérfido como agregado cultural en Berlín. “Analogías de la historia” fue la definición de Vera ante Merkel, al contarle que su abuelo murió a manos del nazismo y que su hija Franca fue víctima de la dictadura argentina. “No hay tumba”, agregó, sobre las dos tragedias. “La película empieza como empezó en mi mente”, dice Irianni sobre el porqué del inicio de su documental, con las imágenes de aquel encuentro. “Ahí está uno de los grandes momentos de la vida de Vera porque esos cinco minutos son una gran síntesis de las peleas que dio, de las cosas que sufrió, y en ese momento sentí que era necesario que existiera una película sobre ella”, señala Irianni.
“Yo creo que hay que narrar las vidas de todas las Madres de Plaza de Mayo”, entiende la directora y periodista. Así lo argumenta: “Hay que narrarlas porque necesitamos ese archivo para el futuro de nuestra Nación y saber qué fue de la vida de estas mujeres que nos cambiaron la historia”. Para Irianni este documental no se detiene en el pasado. “Creo que los recuerdos son un punto fundamental porque lo que recordamos tiene que ver con nuestra identidad, con quiénes somos, pero no es una película que se quede en el pasado sino todo lo contrario. Los relatos de Vera, la vida que ella vivió, lo que narra, su experiencia política funcionan como disparador para dar lugar a las historias de otras personas contemporáneas que hoy en día están sufriendo vejaciones a sus derechos humanos”, explica la realizadora.
En ese sentido, la película combina la historia de Vera con los testimonios de otras personas que comparten con ella aspectos de su identidad. Es el caso de otros migrantes que huyeron por distintas razones de sus países. “Esos migrantes comparten con Vera esa experiencia vital del desarraigo, de haber tenido que exiliarse”, explica Irianni. “Hay un nexo entre Vera, como migrante italiana, con Luis, que es un migrante boliviano (justamente ahora que estamos con el golpe de Estado en Bolivia) que se fue por razones políticas y también con Nengumbi, que tuvo que dejar la República Democrática del Congo. Entonces, son relatos que se retroalimentan porque cuando la escuchamos a Vera lo que fue migrar a los 11 años, dejar su ciudad, su escuela, su lengua, podemos entender un poco más a estos migrantes contemporáneos y, a la vez, cuando los escuchamos a ellos, por la tangente entendemos más lo que ella vivió”, plantea Irianni.
También hablan otras madres que sufrieron la desaparición o el asesinato de hijos a manos del Estado, pero en democracia, como por ejemplo, las madres de Marita Verón, Sebastián Bordón, Miguel Brú y Ezequiel Demonty. “Yo no sé si en materia de dolor las comparaciones sirven. El dolor es algo que solamente la persona que lo experimenta puede dimensionar. Los dolores son algo imposible de imaginar para quienes no estamos en esa piel. De hecho, hay una parte que me gusta mucho de la película en la que Dolores Demonty dice: ’No sé cómo explicar lo que es la pérdida de un hijo’. Y en ese decir, que no lo puede explicar, cuando mira a la cámara y hace un silencio profundo, nos está diciendo. Al decir que no lo puede explicar, nos termina de transmitir lo imposible de esa sensación. Todas las madres que han sufrido el asesinato de sus hijos, sea en democracia o en el marco de la dictadura cívico-militar, han sufrido algo que el resto de las personas no podemos ni imaginar”, admite Irianni.
Las imágenes de Vera también se complementan con las de actores y actrices que interpretan el histórico discurso de Julio Cortázar, “Negación del Olvido” (París, 1981). Ellos son: Juan Leyrado, Carolina Papaleo, Gerardo Romano, Alejandro Dolina, Rita Cortese, Victoria Onetto, Darío Grandinetti, Leonardo Sbaraglia y Cristinas Banegas. El film cuenta con animaciones (Yiyo Adam, director de animación; Nélson Luty, ilustrador) que dan vida a algunos de los recuerdos fundacionales que Vera relata: el viaje en barco hacia América, la infancia de su hija, los momentos felices con su abuelo, entre otros. La “Milonga del Moro Judío” de Jorge Drexler y Chicho Sánchez Ferlosio completa esta producción.