El ex presidente de Bolivia Evo Morales llegó a territorio azteca en condición de asilado político. "México me salvó la vida", dijo después de haber pasado por un accidentado viaje. Mientras tanto, en La Paz, la oposición nombró como presidenta interina a la senadora Jeanine Áñez en el Congreso boliviano pese a no haber reunido quórum. En tanto en Washington, con un discurso incendiario, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, sostuvo que quien cometió un golpe de Estado en Bolivia fue Evo Morales.
El Canciller de México, Marcelo Ebrard, informó la difícil tarea de programar el vuelo por las trabas que pusieron algunos países. Por su parte, el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, saludó la llegada de Morales y resaltó el papel histórico de la diplomacia de su país. En La Paz, el movimiento indígena congregó a miles en la céntrica Plaza Murillo, portando banderas whipala.
Al llegar a la Ciudad de México, un Evo Morales visiblemente cansado dio un afectuoso saludo al canciller Ebrard. "Quiero decirles que estamos muy agradecidos porque el presidente de México y el pueblo boliviano me salvaron la vida", dijo Morales. En el avión también viajaron su hija, Evaliz Morales Alvarado, el ex vicepresidente Álvaro García Linera y la ex ministra de Salud, Gabriela Montaño. Ebrard, le dio la bienvenida en nombre del presidente y el pueblo mexicano. "Aquí gozará de libertad, seguridad e integridad, que son las causas que nos animan", sostuvo el canciller, pieza vital en las gestiones para que Morales consiga el asilo en el país norteamericano.
Ya frente a la prensa, el ex presidente boliviano denunció que un día antes de renunciar, un miembro del equipo de seguridad del Ejército le informó que militares habían pedido su cabeza a cambio de 50.000 dólares. "Digo a mis hermanos y hermanas que mientras tenga la vida, seguiremos en la política; mientras tenga la vida, sigue la lucha y estamos seguros de que los pueblos del mundo tienen todo el derecho de liberarse", señaló. “Pensé que habíamos terminado con la opresión, con la discriminación, con la humillación, pero surgen otros grupos que no respetan la vida, menos a la patria", sostuvo Morales.
También ratificó que fue víctima de un golpe de estado político-cívico al que luego se sumó la policía nacional. "Para que no haya más sangre, más enfrentamientos, hemos decidido renunciar", añadió. Comentó que después de la elección del 20 de octubre, en la que según el tribunal electoral logró la reelección en primera vuelta, hubo en Bolivia saqueos y quema de actas, urnas, sedes sindicales, casas de autoridades, incluida la suya. "Hermanas y hermanos, si algo de delito tengo es ser el indígena Evo. Si algo de pecado tenemos, de la mano con el vicepresidente, es que hemos implementado programas sociales para los más humildes, buscando la igualdad, la justicia. Estoy convencido de que sólo habrá paz cuando se garantice la justicia social. Y nuestro peor delito o pecado es que ideológicamente somos antiimperialistas", informó Morales.
Otra masiva movilización en apoyo al líder boliviano tuvo lugar en La Paz. Al grito de "¡la whipala se respeta!", miles de personas llegaron hasta la plaza Murillo, ubicada frente al palacio legislativo. Desde México, Morales saludó a los manifestantes y pidió que se respete la insignia indígena. “La tricolor es símbolo de la unidad de nuestra querida Bolivia y la wiphala es emblema de la diversidad e igualdad con identidad de todos los pueblos indígenas. Ningún miembro de la Policía puede mellar esos símbolos patrios; quien lo hace, actúa con el racismo de Mesa y Camacho”, manifestó Morales desde su cuenta de Twitter.
A su vez, en su habitual conferencia de prensa matutina, el presidente de México, López Obrador, afirmó que él dio la orden de ofrecer asilo a Evo Morales y García Linera. También sostuvo que de esa forma su gobierno busca retomar lo mejor de historia diplomática de México. “En este asunto se reconoce la importancia que ha tenido el derecho de asilo, el garantizar a perseguidos políticos el asilo en nuestro país. Inclusive se ha dado asilo a todas las corrientes del pensamiento, de todas las religiones”, dijo López Obrador.
Horas más tarde, en el Congreso de Bolivia, la senadora opositora Jeanine Áñez, sin haber reunido quórum, fue proclamada ilegítimamente “Presidenta interina”. Durante la tarde, la oposición a Evo Morales había buscado tratar en el Congreso la renuncia del ex presidente para nombrar a un interino. Pero los legisladores del Movimiento Al Socialismo (MAS) no concurrieron al recinto. Desde su cuenta de Twitter, Morales había resaltado la unidad de su partido. “Felicito a nuestras hermanas y hermanos asambleístas del MAS-IPSP por actuar con unidad y dignidad para rechazar cualquier manipulación de la derecha racista, golpista y vendepatria. Permanecemos unidos en la defensa de la democracia, el Estado de Derecho, la vida y la Patria”, había escrito en la red social. Sin embargo, ante la sola presencia de legisladores opositores, Áñez se proclamó Presidenta. Ya antes se había autoproclamado titular del Senado, por las renuncias de la titular y el primer vicepresidente, ambos del MAS.
Morales definió la maniobra opositora como la continuación del golpe de estado que lo sacó del país. "Se ha consumado el golpe más artero y nefasto de la historia. Una senadora de derecha golpista se autoproclama presidenta del senado y luego presidenta interina de Bolivia sin quórum legislativo, rodeada de un grupo de cómplices y apañada por FFAA y Policía que reprimen al pueblo", escribió en su cuenta de Twitter.
Desde Washington, el Congreso Permanente de la OEA se reunió para tratar los acontecimientos en Bolivia. El Secretario General del Organismo, Luis Almagro, dio un discurso incendiario en contra el ex presidente boliviano y lo acusó de haber cometido un golpe de estado en su país. "La sangre en las manos es de aquellos que cometieron el fraude electoral. La OEA no dio un golpe de Estado, dieron un golpe de Estado quienes se robaron la elección declarando la victoria en primera vuelta", dijo Almagro.
También el gobierno de Brasil tuvo duras palabras para con Evo Morales. La Cancillería de ese país manifestó en un comunicado que la permanencia de Morales en el poder habría amenazado el orden democrático en Bolivia. "La renuncia de Evo Morales abrió camino para la preservación del orden democrático, el cual se vería amenazado por la permanencia en el poder de un presidente beneficiado por un fraude electoral", dice el texto. De esta manera el ultraderechista gobierno de Jair Bolsonaro rechazó la tesis de golpe. “La repulsión popular luego de la tentativa de farsa electoral (constatada por la OEA), que favorecía a Evo Morales, produjo su deslegitimación como presidente y por consiguiente el clamor de varios sectores de la sociedad boliviana por su renuncia", agregó cancillería. El documento cierra informando que el gobierno de Brasil está “listo para colaborar con las autoridades interinas" y apoyar una "transición pacífica".
Horas más tarde Brasil se convirtió en el primer país en reconocer a Áñez como presidenta de Bolivia. "Nuestro entendimiento es que todos los ritos constitucionales están siendo cumplidos. Por lo tanto ella asume legalmente," declaró el canciller brasilero Ernesto Araújo, representante del presidente más xenófobo y racista de la historia de Brasil.