Para nosotros, los acontecimientos trasandinos ¿están sucediendo allá o acá? ¿A qué llamar “nosotros”? ¿Por qué, nosotros, estamos tan atentos a las noticias que nos llegan? ¿Es por simpatía? Quizás sí, si simpatía es vivir lo en común.
La palabra simpatía nos llega desde el griego antiguo. El prefijo syn es de reunión y convergencia y la raíz pathos es experiencia, afección, dolencia, sufrimiento. Nosotros, entonces, los afectados.
La pregunta: los acontecimientos trasandinos ¿están sucediendo allá o acá? Es una pregunta espacial. Supone que hay un allá, cuyo espacio no sería el mismo que el de acá. Trasandino quiere decir de un lado a otro de los Andes. Este espacio es geográfico. El espacio de la simpatía no lo es. No digamos, entonces, trasandino, ni tampoco chileno, sino, simplemente, andino aunque estemos en las pampas a nivel del mar.
El espacio de la simpatía, como el del amor, el del encuentro de los cuerpos en el sexo, el de la mesa familiar o de amigos, etc., no es un espacio geográfico, es decir, de medidas mensurables y estables. Y es, además, autogenerado.
La distancia entre los cuerpos es variable aunque cada cual permanezca en su lugar en la mesa. Cambia según las modificaciones de tono y las características de la conversación.
Platón pensaba que había amigos porque había idea de amistad. Aristóteles pensaba que había amistad porque había individuos que se elegían como amigos. ¿Y si no se tatara de ideas o de individuos y lo que sucede es que se genera un nuevo espacio que se siente como amistad? En este caso, si las cosas son así, se siente según el espacio en el que se está.
Se le puede decir, entonces, a alguien que está a 1138 km que se lo siente muy cerca. ¿Es una figura retórica? ¿No es más bien que el espacio de los afectos, de los cuerpos afectados no es geográfico y ni siquiera euclidiano? No sería una idea tan loca, o es una idea tan loca como la de la física que pretende que no son los cuerpos los que se atraen sino que la gravitación depende de cuánto se curve el espacio por la masa de los cuerpos. Los cuerpos no se atraen, los acerca el espacio.
Entre Santiago de Chile y Buenos Aires hay 1138 km en línea recta y sin embargo sentimos que los acontecimientos del pueblo andino suceden muy cerca. ¿Había pueblo antes de estos acontecimientos o está sucediendo pueblo en los acontecimientos? Quizás, antes de estas jornadas había población pero, ahora, hay pueblo. Cuando se dice pueblo, sobre todo en estas circunstancias, ¿no se siente que también se está diciendo encuentro de cuerpos en una nueva dimensión?
El acontecimiento pueblo, que no es geográfico, es autogenerado. Cuando un espacio autogenerado hace pueblo los gobiernos se alarman y reprimen porque no son gobernables.
El acontecimiento pueblo genera su propio territorio. Territorio quiere decir, propiamente, tierra como pertenencia y lugar. Los pueblos americanos, dicen que la tierra no les pertenece porque, inversamente, pertenecen a la tierra. Tierra no es un algo. Es una manera de figurar lo en común porque éste, lo en común no se puede saber lo que es. El territorio de los pueblos de nuestra región andina no está dividido por los Andes. De la misma manera, los acontecimientos de estos días en Santiago, como en otras ciudades, nos hace pueblo a nosotros también al transportarnos a otro espacio donde lo en común, que no sabemos lo que es porque no es un algo, genera una territorialidad, una tierra común.
Los acontecimientos no están sucediendo allá. Tampoco acá. Están sucediendo en un nuevo espacio abierto entre el allá y el acá. Los que se sienten llamados y afectados por este nuevo espacio o, mejor dicho territorio, son los nosotros.
Sergio Linietsky es psicoanalista.