En medio de la encendida sesión en Diputados y de las advertencias del presidente electo Alberto Fernández, el gobierno argentino estiró la indefinición acerca de qué actitud tomará respecto a la autoproclamada presidenta boliviana Jeannine Añez. Lo que planteaban en la cancillería que encabeza Jorge Faurie era que consideraban a Añez con la ambigua calificación de "referencia de autoridad", dada la situación de vacío de poder generada luego de la renuncia forzada de Evo Morales y quienes le seguían en la línea sucesoria. Pero que no la reconocerían como presidenta hasta tanto no la proclame la Asamblea Legislativa, paso que se presenta muy complicado dado que necesitan de la presencia de los legisladores del MAS. Con todo, atención, desde el Gobierno consideraban como punto a favor de Añez el reconocimiento que le hizo el Tribunal Constitucional boliviano. Buscarían una definición común en el Mercosur.
La administración de Mauricio Macri se negó a considerar desde el vamos lo ocurrido en Bolivia como un golpe de Estado. Una de las insólitas consideraciones que hizo Faurie para evitar esa declaración era que ningún militar había pasado a ocupar el sillón de Evo Morales, como si la historia no estuviera llena de casos de civiles presidentes de facto. Más complicada se le hizo a la administración macrista su postura luego de la bochornosa autoproclamación de Añez, apenas ante un puñado de legisladores y con militares acomodándole la banda presidencial.
Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos de Donald Trump, el Brasil de Jair Bolsonaro y el Reino Unido de Boris Johnson no tuvieron emacho en reconocerla como presidenta aunque en todos los casos comentaron la conveniencia de fijar pronto un calendario electoral. Trump y Bolsonaro son los principales amigos de Macri en el mundo. Pero ninguno de los dos está en su particular situación, que es que deberá dejar el cargo en menos de un mes. "La Cancillería tuvo muchas dificultades para ver lo obvio, que fue que hubo un golpe de Estado. Espero que no reconozcan el resultado de ese golpe de Estado", advirtió Alberto Fernández a la salida del encuentro que mantuvo con organizaciones sociales.
En la Casa Rosada y en la Cancillería se sucedieron los llamados, sin definición. Consideraban que para reconocer a Añez era necesario que se reuniera la Asamblea Legislativa, aunque sí sostenían que era la "referencia de autoridad" debido a que habían dimitido quienes estaban por encima de ella en la línea sucesoria, especialmente en el Senado. También destacaban el fallo del Tribunal Constitucional, el organismo que suuestamente interpreta la constitución en Bolivia, que consideró que no era indispensable el quórum para que asumiera quien se encuentra en la línea de sucesión. No dijeron nada de que, por ejemplo, la renuncia forzada que presentó Evo Morales ni siquiera fue tratada todavía.
De acuerdo a una versión de la Casa de Gobierno, Macri buscaría una solución consensuada dentro del Mercosur. Taambién parece difícil dado que Bolsonaro ya tomó posición, que es de imaginar que será muy diferente a la del uruguayo Tabaré Vázquez, quien justo hoy recibirá a Alberto Fernández. "Al margen de la formalidad de los recoocimientos de títulos, esperamos que se inicie el diálogo necesario con todos los actores políticos bolivianos para encontrar una solución institucional que permita calmar un poco la calle y convocar a elecciones", respondán en la Cancillería.
Ahí queda también una cosa por resolver y es sí esas elecciones serán abiertas a todas las fuerzas o si Evo Morales y el MAS estarán proscriptos. "Elecciones sin proscripción de nadie, ni de ningún partido", reclamó el casi seguro próximo canciller Felipe Solá en la sesión de Diputados, en la que actuó como miembro informante del proyecto de declaración de repudio al golpe. "No se debe reconocer a la senadora Jeanine Añez más alla de simpatía o antipatía, porque las fuerzas armadas no pueden estar por encima de la Constitución. Me parece bien que en principio el Gobierno que se va no la reconozca y nosotros no vamos a reconocerla", había declarado antes de ingresar al recinto.